prólogo

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Jimin siempre fue un solitario. Era de esos lobos a los que les gustaba sentarse en un lugar apartado y sumergirse en sus pensamientos. Sin embargo, existían un par de personas a las que podría llamar amigos.

Primero estaba SeokJin, su amigo y compañero en el equipo de fútbol de la preparatoria. Conocía al alfa rubio desde el preescolar y, como todos decían, era imposible que no te agradara SeokJin.

Luego estaba Soojin, su amiga y vecina. La beta se había mudado a un lado de su casa hace unos años y, debido a que todas las mañanas salían a la misma hora para ir al mismo lugar, se hicieron amigos por inercia.

Soojin era muy amable y siempre podías contar con ella, pero había algo mas.
A veces, Jimin tenía la sensación de que la beta se le quedaba mirando fijamente sin razón. O la veía de vez en cuando en las gradas del campo de entrenamiento. Y ella simplemente lo miraba. Solo lo miraba. Era raro.

Por último, estaba Jungkook. Jeon Jungkook, el omega que utilizaba faldas y pequeños zapatos con listones. El omega que utilizaba brillo labial y broches en el pelo. El omega con las piernas mas lindas de la preparatoria. El omega que era capitán del equipo de animadoras y animadores.

Jungkook, el omega de sus sueños...

Conoció al pequeño de ojos avellanas cuando solo eran unos niños. A pesar de haber llegado en el último año de primaria, Jungkook conquisto todo a su paso. Y ya en la preparatoria se convirtió en el chico mas popular del lugar. Su belleza había hecho gran parte del trabajo, pero también lo había hecho su personalidad.

Teniendo a todos a sus pies, Jungkook no había perdido su humildad y su bondad. Hablaba con todos y no dudaba en ayudarte si lo necesitabas.

El omega se paseaba por el edificio con su falda ondeando y dejando ver un poco mas allá de sus preciosos muslos, completamente ajeno a los suspiros que despertaba en alfas y betas. Caminaba por el lugar con esa enorme sonrisa, dejando un delicioso aroma a fresas y menta por donde pasaba.

Y Jimin, Jimin se había enamorado desde el primer momento en que lo vio.

A principios de su último año en la primaria, el director de la institución lo llamo a su oficina. Y en ese momento, el alfa se asustó. Porque para ser justos, no era de los lobos que mejor se comportaba.

Cuándo entro en la pequeña oficina, lo vio. Ahí estaba, sentado con las piernas cruzadas. Con un bonito sweater amarillo y una falda blanca. Sus delicados pies cubiertos en medias blancas y zapatos a juego. Era lo mas bonito que había visto en su vida, y eso que solo había vivido 14 años.

El director le contó que habían transferido a Jungkook de su antigua escuela y siguió hablando de otras cosas mas. Pero Jimin no pudo escuchar, estaba demasiado concentrado en la pequeña criatura sentado a un lado de él.

Y a diferencia de parecer asustado o confundido con la actitud loca de Jimin, Jungkook parecía feliz. Sonreía cuando levantaba la vista y se encontraba con sus ojos, para luego agachar la cabeza y sonrojarse.

Era tan bonito.

El director le pidió que le mostrara el edificio y que lo acompañará en su primera semana. Jimin acepto encantado. Sin embargo, sabía que el director lo había hecho por algo mas.

Desde pequeño había sido un chico introvertido. No hablaba con muchas personas y no tenía muchos amigos. Muchas veces se había saltado las clases y le gustaba pintar grafitis en las paredes del edificio cuando nadie veía.

El director llamó cientos de veces a su madre y lo amonestaron de mil maneras distintas. Pero, sin embargo, el no era malo. No lastimaba a nadie y no buscabas peleas sin sentido.

ㅤㅤ❛ ♡ 𝗟𝗔 𝗩𝗜𝗗𝗔 𝗥𝗢𝗦𝗔 ❜JIKOOK!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora