| Im Jae-beom |

3K 134 17
                                    

La segunda mejor decisión que había tomado ese día había sido aceptar la invitación de su mejor amigo, para salir a un bar del cual desconocía la dirección.

Su garganta desde hace minutos tenía un sabor amargo que se negaba a irse, pero aún así continuo tomando la bebida más fuerte del lugar. Su mente de mierda repetía las horribles escenas en donde se veía a si mismo descubriendo la infidelidad de su novio con otro chico, todo había ocurrido tan rápido que lo único que recordaba era haber salido del departamento donde ambos vivían sin decir algo.

Después de eso había ido a refugiarse a los brazos de su mejor amigo, quién lo apoyo incondicionalmente sin importarle el horario. Por eso mismo estaban en este lugar.

—Bebé, ahora vengo.— su mejor amigo lo miraba de pies a cabeza con una sonrisa.
—Voy por otra ronda de bebidas.

Veía con una sonrisa en sus labios como el cuerpo de su amigo se tambaleaba por el alcohol que había en su sistema. La musica resonaba entre las paredes del lugar así que solo asintió sin mucha importancia, con la vista borrosa observó a su mejor amigo irse.

Pero en su interior sabía perfectamente que no era así, su mejor amigo tenía algunos líos con el que atendía la barra. Park Jimin era todo un depredador de hombres.

—Mierda.— susurró sosteniendo con su mano derecha el vaso de la bebida alcohólica.
—El amor es un asco.

Su vida amorosa se había arruinado cuando dejo al chico de sus sueños en otra ciudad por culpa del drogadicto de su padre.

Sentía que se veía como un tonto hablando consigo mismo pero era la única forma que tenía para desahogarse. Se sentía incómodo por las miradas hambrientas que recibía de los chicos que había a su alrededor.

Pero no los culpaba su cuerpo era un monumento que resaltaba con las prendas adecuadas. Su oufit constaba de una chamarra de cuero negro, unos pantalones descoloridos que tenían una ruptura en la parte de las rodillas y su camisa tenía cuello "v" que dejaba a la vista su clavícula definida y que a la vez estaba llena de tatuajes, pero lo que en verdad daba el toque final era su cabello rubio peinado de una forma que dejaba a la vista su frente y su rostro portaba un ligero maquillaje.

Tuvo toda la razón cuando supuso que su mejor amigo ligaba con él chico de las bebidas cuando lo vio coqueteandole descaradamente.

Pero la sonrisa se borró cuando alguien tocó su hombro delicadamente.
—¿Jungkook? ¿Eres tú?— una voz gruesa habló detrás de él.

Sin poder creerlo se giro despacio, para finalmente descubrir que quién tocó su hombro, había sido nadie más que el gran amor de su vida.

Su cuerpo dio lugar a un estremecimiento que sacudió su cuerpo de una forma brusca, sus nervios aumentaron al tope cuando sus ojos color miel chocaron con los otros.

—Hola Jae-beom.— contestó un poco dudoso, pero después una risilla traviesa salió de sus labios.

— contestó un poco dudoso, pero después una risilla traviesa salió de sus labios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
You like that? © | JK HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora