3| ¿Centro de acogida?

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Veo cómo mis padres entran en aquel auto de policía, nunca había visto a mi madre tan desanimada, ella siempre ha sido de las que mantienen una sonrisa en la cara pase lo que pase, aunque sea fingida, pero ahora ni lo intenta. Mi padre sube al auto serio sin decirme nada, y ella me mira con una lágrima cayendo por su rostro.

-Idaly hija, todo saldrá bien, ¿vale cariño?- Mi madre forcejea para no entrar y el policía intenta meterla a la fuerza.

-Karen, no compliques más las cosas y súbete ya.- Le dice mi padre frío.

Mi madre al fin cedió y entró al coche, eché a llorar nada más vi como arrancó y desapareció cuesta abajo.

-Sé que puede ser duro, pero tiene que venirse con nosotros.- Dijo la señora rubia que me habló antes.

Asentí y les seguí, subí al coche que me indicaron, no sé dónde vamos, pero créanme que es lo que menos me importa en este instante. ¿Que mierdas habían hecho mis padres para que les arresten?, ¿Cuánto tiempo van a estar encerrados?, y lo que más me atormenta ¿Qué narices pasará conmigo?

.....

Después de media hora de camino, por fin llegamos, la señora y el señor que me acompañan bajan del auto, pero yo me quedo estática en mi sitio, no siento las piernas, ¿pero qué digo? No siento absolutamente nada, creo que si ahora mismo alguien me da una bofetada no la sentiría.

Alguien toca la ventanilla con sus nudillos sacándome de mis pensamientos, cuando volteo veo al señor que conducía haciendo señas para que baje. Decido hacerle caso, bajo y me posiciono a su lado. Delante nuestra hay un gran edificio, tiene pinta de ser un castillo de la edad media y eso le da un aire muy vintage, me encanta, en otra ocasión le diría a mis padres que me lo compren.

La señora camina dirigiéndose hacia el interior del edificio y yo la sigo a paso ligero, dios tiene piernas de camionero, no sé cómo es que camina así, yo me las operaría sin dudarlo ni un segundo.

Entramos dentro y nos encontramos con un gran vestíbulo, todo está muy callado, reina un gran silencio espeluznante. Al fondo a la izquierda puedo divisar un mostrador con una señora detrás, mira por donde, si se parece a la señora Jenkins, parece que esa vieja cascarrabias me seguirá a todas partes. Nos dirigimos hacia ella, Lo único que se escucha es el eco del sonido que hacen mis tacones. Miro los pies de mi acompañante que son tan silenciosos, y veo que lleva unas simples bailarinas clásicas de color carmesí, que horror, no sabe ni combinar, si todos visten así aquí me dará un infarto.

Esto es un insulto para la moda, la analizo con la mirada hasta toparme con sus ojos, ella carraspea y me doy cuenta de que ya estamos frente al mostrador.

-Señorita Carson, el tiempo que sus padres estén en prisión usted lo pasará aquí, acomódese, porque será muy largo.- Dios que directa.- Ahora le asignaremos una habitación y se irá a dormir.-

-Pero, ¿por qué...?- Intento preguntarle pero me interrumpe sin dejarme terminar.

-Señorita, son las 5:00 am, la gente está durmiendo, le ruego que haga lo mismo, no está en una situación en la que pueda quejarse.- Pero que insoportable, su voz es irritante, incluso más que la de Britt.

-Vale, como usted diga.- Ella asiente y se dirige a la mujer del mostrador.

-Nati, por favor encuéntrele a la joven una habitación en la que haya sólo dos integrantes, dele algo para ponerse y guíela.- La mujer asiente y se pone a revisar su cuaderno.

-Yo me voy, que duerma bien.- Se gira, pero antes de dar un paso vuelve a voltear. -Ah, casi se me olvida, me llamo Violet, Violet Smith, la directora de este centro de acogida.- Se va y me deja sumida en mis pensamientos.

¿𝐂𝐮á𝐧𝐭𝐨 𝐜𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora