Santa Mónica, California, 8:30 PM
Sadie llegaba tarde, la tardanza la había agarrado por algunos asuntos pendientes que tenía con sus amistades, pero se encontraba finalmente caminando a la playa con unos audífonos negros puestos, vestía con unos shorts y una blusa proveniente de una banda de rock, faltaba poco para poder ver a la castaña, a unos metros podía ver la silueta de la conocida.
Sin advertirle, se sentó al lado de ella, ella volteó, segundos después pronunció:
-Llegas tarde. -Dijo con algo de molestia.
-No sabía que teníamos hora de llegada. -Debatió.
-Veámonos a las siete, todos los sábados, en este mismo lugar. -Propuso dándole la mano a Sadie con una sonrisa, quien la estrechó asintiendo.
-Bien, a las siete será. -Habló sonriente, retiró su mano y habló. -¿Siempre eres así de misteriosa, Millie Brown? -Preguntó arqueando la ceja.
-Así te gusto, ¿No? -Contestó con una sonrisa pícara, Sink se ruborizó.
-Me gustaría más descubrirte. -Contestó haciendo un puchero, Millie rodó los ojos con disimulo y sonrió.
-Mi esencia depende de mi misteriosidad, además, el hecho de que sigas viniendo a estas hermosas arenas es porque te causo intriga... No quiero que dejes de venir una vez que me hayas "descubierto". -Habló con una mirada triste.
-Nunca terminaré de descubrirte. -Agarró el mentón de la castaña, haciendo que la mirase, también, ocasionando una bonita obsesión por su mirada brillante con ilusión. -Y nunca dejaré de venir si tú sigues aquí. -Habló y Millie sonrió soltando una pequeña risita.
Los segundos transcurrieron y ellas se seguían viendo a los ojos, que reflejaban su alma, Sink sólo podía percibir y notar los ojos bonitos de la morena, también, que ésta transmitía una aura romántica y misteriosa, sobre todo, también mística y demasiado agraciada. Millie percibía el aura de Sink con demasiada curiosidad e inimaginables cantidades de intriga, sus palabras no hablaban con mentiras, era en serio que estaba obsesionada por descubrirla, y esto, la llenaba de ternura, llenaba un vacío extraño en su corazón, hacía querer besarla y darle el derecho y oportunidad de que ésta la descubriese, aunque fuera imposible.
Los segundos, las melodías, la brisa, el clima y el ambiente, indicaban el momento de un bello beso romántico y apasionado, así que Sink obedeció al destino, tomando la mejilla de la castaña y acercándose a ella, pudo sentir que la contraria le correspondía en su acercamiento, si embargo, el tan esperado beso se haría del rogar, ya que de un momento a otro, no pudo sentir la mejilla de la muchacha, sólo una brisa que dejaba arena sobre la mano de la pelirroja, abrió los ojos y sus sospechas eran verídicas, la castaña se había esfumado, de nuevo.
Bajó su mano al suelo, algo agotada y demasiado confundida, definitivamente, ése truco le salía a la perfección, parecía un truco de magia perfeccionado.
Pero no se iba a dar por vencida, vendría el siguiente sábado y sin duda, la besaría de una vez por todas, quería corresponder su beso y sentir sus labios en los suyos al menos una vez más.
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Arena ; Sillie
Short StoryLa blanca arena y el color de tu dulce tez suelen combinar. Me gustaría que nos pudiéramos amar. (Historia corta, Sadie Sink x Millie Bobby Brown)