11. La decisión 1/2

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17 Años

-Er, despierta -abrí los ojos con lentitud, como si la poca la luz que había en mi habitación me hiciera daño.

Holly estaba a mi lado apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, se veía preocupada.

Recordé la emoción con la que me despertó ayer y de inmediato sentí una punzada en mi pecho.

Ahora estaba comprometido.

Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso de más en el dedo en el que estaría.

Me senté y le dediqué una mirada tranquilizadora a Holly, ella no debía saber sobre esto, tenía que creer que me casaría con Joel por amor.

- ¿Qué pasa, enana? -le pregunté sonriendo.

Esto me estaba destrozando.

-Son las dos de la tarde... -me dijo, mordiéndose el labio.

Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones.

Me puse de pie y me di cuenta de que Holly ya estaba vestida.

Me dejó a solas para que pudiera cambiarme, aunque su presencia no me molestaba ni me avergonzaba.

Cuando acabé de abrocharme el último botón de mi abrigo, miré con odio la cajita donde dormía el anillo.

Estaba sobre mi escritorio y parecía estar iluminado por el cielo.

La abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloqué el anillo.

Lo contemplé unos minutos hasta que Holly tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irse.

Mis amigos.

¿Cómo reaccionarán ante la noticia? ¿Qué pensarían de Joel si conocieran la verdad?

Comencé a sentir lástima de mi mismo, me había rendido ante el matrimonio incluso antes de luchar.

¿Tan débil me consideraba Joel?

Una nueva oleada de ira me arrancó
un gruñido de la garganta.

No.

No le haría las cosas tan fáciles.

Si quería casarse conmigo no opondría resistencia, pero no por eso me convertiría en el esposo perfecto.

-Ya voy -le grité a Holly.

Me arreglé lo más que pude y peiné mi cabello.

Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no reconocerme, pero si Joel deseaba guerra, eso obtendría.

- ¡Ya estoy aquí! -exclamé con falsa alegría cuando bajé las escaleras.

Mer y Lodo me abrazaron al mismo tiempo para saludarme y me regañaron por quedarme dormido.

-Eres una holgazán -me dijo Mercedes. Los 3 reímos y entonces, los vi.
Salían de la cocina, cada uno con un trozo del pastel de cumpleaños de anoche en las manos. Johann tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate e intentaba manchar a Yoandri, quien se alejaba lo más que podía de las manos sucias de Johann.

- ¡Tinker! -gritó Johann en cuanto me vio y corrió a darme un gran abrazo. Esta vez la felicidad fue verdadera, dos de los tres chicos que consideraba mis mejores amigos estaban a mi lado en ese momento y eso era justo lo que necesitaba para reunir la fuerza para enfrentarme a Joel.

-Mira qué bonito estás, seguro a que ya tienes novio -dijo Johann.

-No lo acoses tanto -me defendió Yoandri. Me abrazó de la cintura y me dedicó una ancha sonrisa que me calmó, al menos mis amigos me apoyaban.

Noté la mirada de Lodo sobre nosotros e intenté despegarme de Yoandri, yo sabía que a mi prima le gustaba y no quería problemas con ella también.

-Aparta tus manos de Erick-escuché de pronto. Los cinco miramos a la misma dirección y vimos que Joel venía hacia nosotros. Se me heló la sangre cuando cruzamos miradas y él me sonrió.
Yoandri me soltó y murmuró algo como "Celos". Él no sabía a qué grado seguramente tenía la razón.

- ¡Joel, mi amado Joel, he vuelto! -Johann saltó a los brazos de Joel e hizo que ambos cayeran al suelo por el impulso.

Me reí junto con los demás, por un segundo las cosas habían vuelto a ser lo de antes: relajadas y llenas de bromas. Pero muy en el fondo sabía que no volvería a serlo jamás, ni siquiera había empezado a procesar las palabras de Joel todavía.

"Yo te amo". Con sólo recordarlas un millón de emociones se acumulaban en mi pecho y subían hasta atorarse en mi garganta, que no les cedía el paso para evitar que me pusiera a gritar allí mismo.

¿Marry Me?» Joerick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora