TA.3 Capítulo 2

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Disclaimer

Los personajes de CC no me pertenecen, si no a sus respectivos autores y a quienes hayan pagado derechos sobre los mismos.

Míos son los demás personajes, así como la historia aquí narrada; basada en el anime de Candy Candy.

No tengo fines de lucro, es sólo para pasar un buen rato, tener otro terryfic; y por ganas de volver a cambiar ese final que nos dejó con el corazón roto a tantas y tantas fans. 

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...

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-¡¡¡AAAAAHHHHHH!!! –El grito aterrado se dejó escuchar en la planta alta de la antigua villa propiedad de la familia Grandchester, en Escocia.

Y una chica salió despavorida del lugar unos minutos después, tras ella trataba de alcanzarla una mujer mayor...

-¡Niña regresa, fue solamente tu imaginación! –decía la señora; con esto, logró que la aterrorizada joven detuviera su loca carrera para dar la vuelta y volver sobre sus pasos, solamente para seguir gritando y manoteando histérica.

-¡¡No estoy loca!! ¡Yo lo vi con mis propios ojos allá arriba! –Y señalaba con insistencia su ojo derecho con el índice también derecho.- ¡¡¡Era ese muchacho apuesto de la pintura de la galería del fondo!!! Estaba ahí parado, recargado como si nada en el marco de la puerta de la sala de música, ¡y hasta con los brazos cruzados! Me miró con esos fríos ojos y sonrió burlándose de mí... -Del escalofrío que la recorrió se frotó los brazos, mirando hacia la ventana del lugar mencionado.

-¿Pero qué dices escuincla? Ese joven se fue de Inglaterra y murió cuando yo ni siquiera había nacido ¡es imposible! Fue tu imaginación, después de todo ¿quién no querría ver sonreír a ese chico que parece como sacado de un sueño? –Y soltó una risilla. Cuando ella era una mocosa de apenas unos 5 años de edad vio la pintura del señorito y se enamoró de él; su abuela le había contado que el chico hizo su última visita a la villa en el verano de 1912, el último que pasó ahí y él tenía 15 años apenas, y que el muchacho jamás volvió.

-Claro que me gustaría que me sonriera, ¡¡¡si no fuera un fantasma!!! Yo me voy –Y dicho eso, la airada y asustada chica se marchó de ahí, para nunca más volver.

La anciana suspiró, con ella eran... había perdido ya la cuenta de cuántas personas llegaban a la finca a trabajar; y así como llegaban se iban pues aseguraban que un misterioso y hermoso joven se aparecía en la propiedad, en especial en la sala de música. Juraban que los miraba con penetrante mirada, con frialdad y burla, que incluso a veces sonreía de lado... otros decían que le habían visto caminar por los establos en traje de montar y con la fusta al hombro... y hubo quienes aseguraron verlo sentado al piano tocando. Se escuchaba una bella melodía por cierto, pero no por ello era menos terrorífico... era un deliciosamente atractivo espectro, pero frío y triste...

Adentro, una figura un tanto desdibujada reía de su travesura; hacía ya un buen tiempo que no se desempolvaba... fue a pararse frente al cuadro para el que su padre lo había obligado a posar cuando tenía 15 años, justo un par de meses antes de que se escapara a América para ver a su madre... En eso llegó al mismo sitio la señora y él arqueó una ceja, la mujer jamás se había topado con él, porque él no lo deseaba por supuesto... Le recordaba a la madre de Mark (abuela de la dama, quien ahora se encargaba del cuidado del lugar), y no quería que ella también huyera despavorida.

La amable anciana miraba embelesada la pintura, en donde un muy gallardo chico de cabello castaño hasta los hombros y ojos azules se mostraba altivo, de pie y con una mano en el bolsillo de su pantalón y la otra suelta a su costado, con un traje negro de camisa blanca, sin abotonar hasta el cuello y una cinta negra a modo de corbata anudada en un flojo y aparentemente descuidado moño, sin que ello le restara elegancia y porte majestuoso... Sus azules ojos mostraban una firme mirada que rayaba en la insolencia, y sus labios apretados se curveaban ligeramente del lado izquierdo, en un asomo de cínica sonrisa, era como si te desafiara y te hechizara al mismo tiempo; una excelente representación que capturó incluso las betas verdes de esos enigmáticos ojos, así como su aura rebelde y triste... Él rio al recordar que la duquesa puso el grito en el cielo al mirar el desfachatado traje que el terco jovencito había decidido usar para su retrato; mucho intentaron obligarlo a usar un tieso y serio frac con gazné y todo, pero eso no iba con su rebelde e impetuosa personalidad, por lo que declaró que si no podía vestir como él quisiera, no habría retrato y punto. Dándose por vencidos tanto su padre como el pintor y su nana, permitieron que el chiquillo usara su uniforme escolar con tal de que dejara que lo retrataran, y fue así como nació aquél memorable cuadro.

Taibhse Àlainn (Hermoso Fantasma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora