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—¡Estoy en casa! —anunció 2D, en cuanto cerró la puerta tras de sí. Dejó sus llaves sobre una mesita, mientras escuchaba a Noodle acercarse para recibirlo.

—¡Toochi! —exclamó la adolescente al verlo en la entrada—. ¿Cómo te fue? ¿Qué te dijo el doctor?

2D se mantuvo callado ante esa pregunta. Se encogió de hombros, mientras las palabras que había dicho el doctor chocaban en su mente como un montón de polillas en una lámpara. Sentía su respiración alterarse de sólo recordar el diagnóstico. Y las palabras se juntaban y torcían en la punta de su lengua, tratando de salir a gritos.
Corazón, calor, explotar... Amor.

Sin siquiera responderle el saludo, 2D le entregó a Noodle el sobre amarillo que llevaba bajo el brazo y le pidió silencio con sólo un gesto.

—Por favor, lleva esto a mi habitación. Después te explicaré, ¿sí? —murmuró, antes de que Russel y Murdoc llegaran a la escena. Discretamente, antes de que lo saludaran, añadió—: Y no le digas nada a Murdoc. Por favor.

Noodle se sintió confundida y un tanto asustada. ¿Tan grave era? 2D nunca le había pedido que hiciera algo así; ciertamente debía ser un asunto de vida o muerte. Por eso, en cuanto vio que Murdoc y Russel se acercaban, no le quedó de otra más que obedecer, y confiando en que 2D le contaría todo después, corrió con el sobre en mano antes de que la vieran.

2D suspiró aliviado cuando perdió de vista a Noodle, y fingió su mejor sonrisa cuando alzó la mano para saludar a los demás.

—¡Hey, 'D! ¿Todo bien? —dijo Russel, también saludando con la mano alzada.

—Oh, sí, todo está bien —respondió el peliazul—. El doctor dijo que era una simple fiebre, así que no hay problema alguno. Estaré bien para los ensayos.

—¿Una simple fiebre? ¡Ja, no me quieras estafar! —exclamó Murdoc sin siquiera saludar a 2D, con los brazos cruzados y la ceja alzada. Con seriedad, aseguró—: Te veías mucho peor que una simple fiebre. Una fiebre no te deja en cama por medio mes...

Acercándose a 2D como si quisiera analizarlo, Murdoc logró intimidar al peliazul hasta hacerle retroceder. Silenciosamente, el cantante tragó saliva. Los ojos retadores de Murdoc estaban demasiado cerca de su rostro.
Desvió la mirada antes de que el sonrojo le invadiera.

—¡Ah, traje helado, por cierto! —dijo 2D, sacando 2 recipientes con helado dentro. Se los tendió a Murdoc, dándole a escojer—. ¿Chocolate, o vainilla?

—¡Hey, yo también quiero helado! —chilló Noodle con alegría, regresando a la habitación. 2D sonrió aliviado, y se apartó de Murdoc para entregarle un recipiente a la japonesa.
Era su paga por haber ocultado sus radiografías.

—Aquí tienes. De fresa, como te gusta. —dijo 2D, y la guitarrista hizo una reverencia para agradecerle. Se fue a la cocina dando brinquitos, en busca de una cuchara.

2D también le ofreció helado a Russel, quien no se negó a tomar el helado de galleta, antes de agradecerle y seguir a Noodle unos segundos después.
Y 2D se hubiera ido también a la cocina, de no ser por la mano de Murdoc que lo detenía.

Sintiendo un ligero calor en su mano, 2D se encogió de hombros, asustado. ¿Era su propia mano la que emanaba ese calor, o era la mano de Murdoc la que se lo transmitía?
No quería saberlo. No ahora que estaba tan temeroso de su propio cuerpo.
Prefirió apartarla antes de que hirviera.

—Dame eso —dijo Murdoc, arrebatándole el helado de chocolate. Miró a 2D con cierta inconformidad, y procedió a regañarlo como de costumbre—. Tú no deberías comer esto. Te hará mal.

—¡No me hará ningún mal! —aseguró 2D—. El doctor dijo que estaba sano, así que puedo comerme todo este helado sin problemas. Idiota.

—No me importa si estás enfermo o no —dijo Murdoc seriamente—, pero comer todo ese helado arruinará tu garganta. No quiero que arruines tu voz, Faceache. Y menos con todos los ensayos que tenemos esta semana. Así que no lo comerás, ¿me oíste?

—¡Oh, cállate! —replicó 2D—. Yo pagué por él, así que yo decido qué hacer con él. Y no necesito que me digas qué hacer, estoy bien. Adiós.

Tratando de ignorar a Murdoc, 2D se dirigió hasta su habitación, abriendo el helado de vainilla mientras caminaba. Agradeció que Murdoc no podía verle, ya que empezaba a sentir sudor ligero en su pálida frente, y un calorcito en sus mejillas.
Suspiró, quería relajarse.
Tenía que irse de ahí lo más rápido posible.

Pero antes de que pudiera desaparecer por los pasillos del lugar, escuchó a Murdoc caminar hacia él, con pasos apresurados.
Giró el rostro en cuanto escuchó que le llamaba.

—¡Hey, Faceache! ¡Espera!

—¿Qué quieres, Murdoc?

El azabache se quedó mirando a 2D, sin saber qué decir. Gruñó, enojado, y le arrojó una cuchara de metal sin avisar.
Pareció decepcionarse al no golpearlo con el cubierto. Pero no hizo le nada más.

—Al menos no seas un animal, y cómete tu estúpido helado con una cuchara, tonto. —murmuró Murdoc, antes de irse y dejar que 2D se fuera a su habitación. Se le pudo escuchar refunfuñar por todo el camino hasta su propia habitación.
Parecía bastante molesto.

Al recoger la cuchara del piso, 2D no pudo evitar sentir un gran efecto punzante en su pecho que casi le hizo caer de rodillas. Con la mano sobre su piel, 2D midió su temperatura corporal, preocupándose al darse cuenta de que empezaba a calentarse.
Jadeó por el efecto vaporoso que se producía en su garganta al encenderse su vela interior, y se levantó lo más rápido que pudo. Corrió hasta llegar a su habitación, cerrando la puerta con seguro, y sentándose en el piso apenas entró. Abrió el recipiente de helado sin poder esperar más, y enterró su cuchara en el postre para obtener una gran porción fría.

Comió su cucharada de helado de inmediato. Mantuvo la nieve de sabor vainilla en su boca por unos instantes, esforzándose por no escupirla, y dejando que se derritiera antes de tragarla. No estaba acostumbrado a tanto helado de golpe, pero no tenía otra opción.
Esa era la medicina que debía tomar.
Ese será su analgésico.

Metiendo la cuchara de vuelta en su boca, 2D se lamentó de tener que usar el utensilio que Murdoc le había dado. Pero no podía hacer nada más; tuvo que aceptarlo a regañadientes.
Para él, era como si el virus de su enfermedad fuera a la vez su enfermero... Otra cucharada de helado le congeló el pensamiento.
Su boca también se paralizó por el frío.

No siempre es fácil tomarse la medicina.

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Esta wea va a tener como 10 capítulos o menos, idk :/

P

. D: Olvidé cambiarle los guiones a esta wea. Ya los edité.

2Doc Mini Fic : HeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora