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Dentro de su habitación, 2D miraba fijamente la pantalla de su computador, mientras escribía una y otra vez la misma palabra en el buscador, añadiendo o quitando palabras claves a cada búsqueda hecha.
Pero ni siquiera buscando en todas las páginas de resultados pudo encontrar lo que quería.

El doctor tenía razón. De su enfermedad nada se sabía, y los casos eran tan poco comunes que no había ninguna noticia al respecto. Y si la había, era solamente un párrafo de especulaciones inciertas.
2D sabía que el doctor tampoco le brindaría las respuestas que quería; ya le había dicho todas las que tenía en su portafolio. Pero también sabía que no podía obtenerlas por su cuenta, y toda aquella información inconclusa era una migaja que no le dejaría satisfecho.
Necesitaba saber urgentemente cuál era la cura para su enfermedad.

Pasó al siguiente artículo, en una página médica de dudosa credibilidad, y trató de leer el texto que se mezclaba con todos los anuncios y pop-ups que se generaban de la nada.
El artículo hablaba de cómo un hombre con su misma enfermedad practicó de forma clandestina una cirugía en su propio cuerpo, antes de ser encontrado por la policía y ser llevado al hospital. Inesperadamente, el hombre sobrevivió, y creó su propio método para controlar su enfermedad manualmente y sin ayuda médica.
100% efectivo, prometía.

Sonará a fantasía, pero la solución que aquel hombre aplicaba se trataba de nada más y nada menos que abrirse el pecho y apagar la vela con sus dedos. Simple y sencillo.

2D trató de imaginarse con una compuerta en su pecho, abriéndola y cerrándola cuando se le plazca, y lamiendo sus dedos para extinguir la leve flama en su interior.
Era ridículo.
Iba a parecer un farol andante...

Unos golpes en la puerta le hicieron dar un aterrado brinco en su lugar. Apagó su computador de un botonazo, y tomó el recipiente de helado de vainilla entre sus manos antes de alzar la voz en un "¿sí?" para dejar pasar a quien fuera que estuviera del otro lado de su puerta.
Debía estar prevenido.

Murdoc abrió la puerta en cuanto escuchó la voz de 2D darle permiso de pasar, y se recargó en el marco mientras le miraba con seriedad.
Le molestaba que 2D aún tuviera el helado en sus manos.

—Hey, Faceache, ¿qué haces?

—Oh, nada. Sólo estaba revisando las letras de las canciones que Noodle escribió para el nuevo álbum —dijo, sin mirarle, y tomando los papeles que por casualidad tenía ahí—. ¿Por qué la pregunta?

—Tch, por nada... —dijo Murdoc—. Noodle está dormida, y Russel salió a dar un paseo por ahí. Así que sólo somos tú y yo.

—Oh... —pronunció muy ligeramente el peliazul, antes de llenar su cuchara de helado. Se mantuvo en silencio, tratando de no pensar en nada que encendiera su vela interior. No quería pensar en todas las posibles cosas que podían hacer estando solos... No debía.

Entre tanto silencio, y miradas que jamás se cruzaban, Murdoc se sintió levemente ofendido. Carraspeó con molestia, tratando de llamar la atención del cantante, y cambió su postura a una más autoritaria.

—Bien, pues en 15 minutos inicia una de tus tontas películas de zombies. Si quieres venir a verla, te recomiendo que muevas tu flácido trasero de una vez —escupió Murdoc, con un tono desinteresado. 2D abrió los ojos con ilusión, y sin poder evitarlo, sonrió con emoción.

—¡¿De verdad?! ¡¿Cuál es?!

—¡Yo qué sé! ¡Sólo ven! —respondió Murdoc. Dándose la media vuelta, relajó su tono un poco, y le dirigió una última mirada a 2D antes de dejarlo solo otra vez. Con una sonrisa discreta, anunció—: Prepararé palomitas para ambos... Te espero allá.

2Doc Mini Fic : HeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora