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En cuanto el sol salió en el cielo, evaporando el rocío matutino del césped, e iluminando la calle levemente, 2D asomó su cabeza fuera de su habitación, sosteniendo una pequeña maleta en su mano.
Giró el rostro a ambos lados del pasillo, verificando que no hubiera nadie por ahí. El silencio del lugar le confirmó su soledad, y sin dudarlo más, abandonó su habitación.

Justo como se prometió, hoy iría al hospital a ver a su doctor, y a suplicarle por una operación. Sabía que él se negaría a hacerlo, pues había sido muy claro en informarle que la vela en su interior no podía ser extirpada. Pero 2D se aseguraría de explicarle al doctor sus motivos, y que si no podía retirar su enfermedad de la misma forma en la que se retiran los tumores, al menos, tuviera la amabilidad de darle un remedio más fuerte.
Una medicina permanente.

Pues dentro de su maleta —además de la ropa que ocuparía los días que estuviera hospitalizado después de la operación—, 2D llevaba una carpeta con una extensa petición para él. Una petición donde ponía por escrito lo que deseaba que le hiciera, como último recurso a su enfermedad.
Era nada más y nada menos que el método que había leído en Internet: abrirse el pecho, y pasar el resto de su vida apagando el fuego por sí mismo.

Simple y sencillo, ¿verdad?

2D confiaba en que el doctor se lo permitiría. El caso se había dado hace 4 años, aproximadamente. Y según el reporte, el hombre había sobrevivido, y todavía sigue vivito y coleando. Por lo que no habría ningún impedimento para intentarlo, ¿verdad?
Además, 2D sabía que aquello sería un procedimiento legal, no como hizo el hombre cuando se operó por su cuenta. Así que tenía aún más probabilidad de sobrevivir después de la operación.
Era el plan perfecto.

Determinado a conseguir su objetivo, 2D llegó hasta la entrada de los Kong Studios, listo para salir por la puerta e irse al hospital. Acomodó su gorro de lana, el cual se había puesto para ocultar el nuevo tono de su cabello, y sacó una pequeña nota de papel de su bolsillo. La dejó en el sofá, esperando a que sus compañeros pudieran encontrarla y leerla.
En la nota, 2D justificaba su partida diciendo que había ido a visitar al doctor de nuevo, y de ahí, se había encaminado a casa de sus padres para tomar unas pequeñas vacaciones. Al menos así, nadie se preocuparía por su ausencia.

El cantante se dio la media vuelta, ahora sí dispuesto a irse de una vez. Abrió la puerta, y puso un pie fuera del estudio.
Y como si el destino y todos sus miedos se hubieran organizado para torturarlo, se detuvo en seco en cuanto escuchó a Murdoc detrás de él.

—¿2D? ¿Qué crees que estás haciendo?

El más alto tragó saliva. Se rascó la nuca mientras se volteaba a ver a Murdoc.
No debía acobardarse ahora.

—Ah, M-Murdoc... Lamento no haberte dicho antes, pero iré a ver al doctor de nuevo —dijo 2D—. Después iré a visitar a mis padres y me quedaré allá por una semana más o menos. Tal vez el estrés es lo que me da tanta fiebre... Necesito descansar.

Murdoc alzó una ceja, no muy convencido, pero entendiendo al cantante.
Tal vez unas vacaciones le ayudarían a recuperarse. Todavía necesitaban terminar el álbum, y no podrían hacerlo sin que 2D diera el 100% de sí. Necesitaban de su voz para continuar.
Así que Murdoc alzó ligeramente los hombros y los dejó caer en un segundo. Suspiró, un tanto frustado, y se cruzó de brazos.

—Supongo que tienes razón... Ellos te cuidarán mejor que yo —dijo Murdoc, resignado. Gruñendo levemente, añadió—: Bien, pues disfruta de tu viaje. Esperaré a tu regreso.

—Oh, muchas gracias. Me alegra que lo entiendas. Ahora, debo... —trató de decir 2D, pero entonces, fue interrumpido por el azabache, quien se había adelantado a hablar con una mirada baja y un tanto seria.
Parecía nervioso. Tímido. Indeciso.

2Doc Mini Fic : HeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora