La cueva 2.

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¿Como pude hacer todo lo que hice? No tengo ni idea, los lapsos de inspiración creativa que tengo al momento de obtener un nuevo material es algo que tengo que acostumbrarme, de otra forma probablemente  termine con mucha migraña. Por otro lado descubrí dos cosas: El metal puro (creo que eso es lo que tienen estas pepitas) se solidifica muy rápido a temperatura ambiente; y hacer una armadura es más fácil de lo que parece.

Bueno, fácil es un término relativo, sin duda esperaba, al momento de darme cuenta que podía trabajar el metal de forma natural, poder hacer una armadura estilizada como las que se ven en los cuentos o las series fantásticas, algún tipo de armadura capaz de proteger todo mi cuerpo en su totalidad mientras mantengo un buen nivel de flexibilidad. La realidad es más decepcionante y práctica.

Una vez que tuve algunos cuantos lingotes de metal (por la rigidez pero maniobrabilidad y falta de brillo diría que se trata de hierro o de plomo, por mi salud espero que sea hierro), comencé a golpearlos mientras los calentaba sin que llegaran a derretirse o hacerse líquidos hasta formar unas cuantas placas rectangulares de un centímetro o dos de grosor. Tome las dos más grandes, del tamaño del pecho, abdomen y espalda, y las molde haciendo algo parecido a un tubo, o una cubierta para mi tronco corporal, haciendo, con mucha determinación, agujeros en las placas para poder amarrarlas y cubrirme frente y espalda, lo mismo hice con piernas, utilizando cuatro placa en cada pierna para cubrir muslos y pantorrillas.

Me extraño mucho la idea del casco, esto debido a que no se me ocurría nada, con el metal aún me quedaban algunas cosas para hacer, pero no tenia en mi mente la imagen de un casco, no como un cuenco del tamaño de mi cabeza, o de placas conectadas por un pedazo de cuero (de donde sacaría este ultimo no tenía ni idea), simple y sencillamente la idea de un casco no entraba en mi mente.

Con el fuego del horno aun crispando, viendo en mi bolsa pequeñas tabletas de lingotes encogidos, y teniendo parcialmente claro que no podría hacer un casco, pensé que lo mejor sería mejorar mis herramientas, al menos la espada y el pico. Habia fallado en encontrar otras armas que no fueran cuerpo a cuerpo, creía que un arco podría hacerse, ¿pero más allá de eso? Si la idea que tenía de poder regresar a mi vida era completar "el juego", sin duda necesitaría armas más poderosas, pero si no había armas más allá que las de tipo medieval, tendría que hacer mejoras y trabajar con lo que pueda.

Ya no tenía tanta sorpresa cuando, solo con poner mi mente a ello, paso por paso el procedimiento me llegaba, sabiendo incluso cuanto metal utilizar y que otros componentes necesitaba. Estaba seguro que en la vida real solamente aplanar y afilar un pedazo de metal para después amarrarlo a un mango de madera labrado en pocos minutos era algo imposible, o que necesitaba una gran cantidad de experiencia, pero hey, en la vida real no hay slimes ni zombies asi que eso que me llevaba de consuelo.

Estaba mejor equipado para seguir por este sistema de cuevas, parecía que al igual que en el juego se generaban de forma larga, ¿también conectarán con otros biomas? La idea de los biomas también hizo que, mientras recolectaba más minerales, me preguntara sobre la extensión de este lugar: en el juego de extremo a extremo solo había mar, ¿pero aquí donde estaba? ¿estaba en una isla? ¿un continente? ¿una península? La naturaleza del juego, comparada con este mundo me hacia que me preguntara más sobre como estaba planteado todo.

—Con el tiempo esto solo se vuelve molesto.—Me quejaba mientras aplastaba con la cuchilla de mi arma a otro slime, una vez acostumbrado a la poca luz y a los movimientos de esas cosas, era muy fácil controlarlos.

—Se ve cómo si necesitaras ayuda compañeros.— Tire una antorcha por puro susto, cayó en un charco de agua y el gel se removió de la madera, haciéndola inútil. —Lo siento, no quería asustarte.

De una pequeña cavidad en las paredes dos puntos rojos me veían directamente, al momento que una calavera mostró su rostro, con las cuencas en esas luces espectrales, creí que se trataba de la muerte misma, tome mi espada por el mango, era el primer instinto que tuve.

Terraria: El Último Viaje.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora