Terraria: El Último Viaje.

Corrupcion (I)

Debo decir que, en retrospectiva, fui un imbécil al no entender que no recibir las advertencias apropiadas bien pudo ser la advertencia principal en ese mundo, pues solamente metros dentro de los terrenos de ese lugar, el primer enemigo se hizo presente: Era una boca con un ojo enorme y varias protuberancias alrededor de este, era como si un ojo y boca tuvieran alrededor restos de carne putrefacta, era un monstruo volador lleno de puás y espinas, que viajaba en dirección a mi, un hambriento.

Era muy rápido, demasiado rápido, apenas pude darle un golpe con mi espada, mismo que, aunque penetro en su piel, apenas y lo empujo unos cuantos metros, después, sin que el primero desapareciera, había aparecido otro, este de mayor tamaño, estoy seguro que si le diera la oportunidad podría entrar la mitad de mi cuerpo en su boca, no le iba a dar dicha oportunidad.

Cambie rápidamente al yoyo y lo lance, apuntando directo hacia su boca, dando directamente en el objetivo, que con el objeto giratorio dentro de si parecía recibir mucho daño, no el suficiente antes que el tiempo de libertad del yoyo terminara. Con un movimiento rápido cambie a mi espada, dando otro golpe hacia el primer enemigo, lograndolo derrotar ahora.

Exploto igual que otros a esas alturas, dejando tras de si sus respectivas monedas y un trozo de carne, justo lo que estaba buscando, aproveche que había sido derrotado en dirección adentrándose hacia la Corrupción para correr y adentrarme yo mismo aun más. Gran error, debí de haber salido, tal vez regresar a la base y mostrarle a Kevin el trozo de carne obtenido y prepararme para una expedición completa; pero eso es una idea que llego a mi mente en perspectiva, la realidad es que fui un imbécil.

Mi táctica con el yoyo siguió funcionando con el enemigo de gran tamaño, incluso creo que lo vi explotar muerto en medio del tercer ataque, pero no le estaba prestando atención., no cuando me di cuenta de la situación. en la que me había puesto, una situación. en la que no sabía como iba a salir en ese momento.

Los enemigos, estos hambrientos, estaban rodeándome, y aunque no me estaban atacando, de momento, solamente flotando a mi alrededor amenazantes, su origen fue lo que me preocupo: Cada uno de estos enemigos salía del suelo, no en el sentido en que salen como depredadores escondidos bajo suelo, o como otros que al sentir a su presa atacan descubriendo su escondite, no: literalmente salían del suelo, expulsados como si la tierra misma los hubiera creado hacia un momento.

Eso me decía que todo el lugar, cada centímetro a mi alrededor, era potencialmente un punto de aparición para un enemigo. Y eso se demostró cuando pudieron rodearme fácilmente.

El yoyo, aunque efectivo contra enemigos grandes, hacia daño focalizado, mi mejor opción. era la espada, afortunadamente no debía de pensar en que objetivo quería atacar, podía golpear con mi espada en cualquier dirección y era seguro que acertaría contra un enemigo. Pero no era suficiente: aun los enemigos pequeños, los que entendía que por lógica tendrían menos vida, necesitaban como mínimo dos golpes, y con el retroceso que recibían hacia difícil eliminarlos rápidamente.

Fue entonces que recordé un pequeño movimiento especial que se me ocurrió, uno que practique y pensé que tal vez podría ser útil, tenia que serlo. Me di una idea de la posición de cada enemigo alrededor mio, dando pequeños ajustes para que compartieran distancia semejante, entonces, girando sobre mi mismo, equipe mi yoyo.

El objeto duro golpeo con el primero, y, aunque no lo atravesó, si que se mantuvo sobre este para que, con mi giro, se trasladara alrededor mio, empujando al siguiente hambriento, y al siguiente, y al siguiente. Escuche a la perfección el sonido de un enemigo siendo derrotado, seguido de otro, mi plan había funcionado.

El yoyo regreso a mi mano, y no tarde nada en realizar el mismo movimiento, ahora con menos enemigos, atravesando aun más fácil, liberando mi camino. El sonido de las monedas siendo absorbidas a mi inventario, y el de la carne podrida siendo aniquilada lleno mi alrededor. Había menos enemigos, pero podía ver como de la tierra, con aun más facilidad, nacían otros.