Y entonces me rendí.
Miré lo que una vez fue un hogar y salí con las manos en los bolsillos. No suspiré, no sentí llanto, no sentí nostalgia, no sentí mucho más que el horrendo calor de esa tarde.
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Para una mente inquieta
PoesíaPoemas para las noches de insomnio y las mentes intranquilas
Irse
Y entonces me rendí.
Miré lo que una vez fue un hogar y salí con las manos en los bolsillos. No suspiré, no sentí llanto, no sentí nostalgia, no sentí mucho más que el horrendo calor de esa tarde.