Irse

19 0 0
                                    

Y entonces me rendí.

Miré lo que una vez fue un hogar y salí con las manos en los bolsillos. No suspiré, no sentí llanto, no sentí nostalgia, no sentí mucho más que el horrendo calor de esa tarde.

Para una mente inquietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora