Capítulo 1

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 La Batalla de Hogwarts

 Los recuerdos de Snape. Lo cambiaron todo. Quedaba una hora. Una hora o Voldemort mataría a todos, todos que alguna vez le importaron.

 Aturdimiento e ira libraron una batalla en la mente de Harry. Todos estos años Dumbledore fue como un mentor para él, lo ayudó casi como un abuelo. La ira que se había acumulado en los últimos meses solo aumentó. Había sabido todo el tiempo que Harry alojado una parte del alma de Voldemort...

  Diecisiete años. No más. Una risa burbujeó en la garganta de Harry cuando captó la ironía de la situación. La sutil manipulación de Dumbledore incluso duró más allá de la muerte del director. 

 Al destruir los horrocruxes de Voldemort, no solo destruía las cadenas que mantenían vivo al Señor Oscuro, no... Con cada horrocrux destruido caminaba más hacia su propia muerte. 

 Al menos Voldemort tenía la decencia de ser abierto sobre sus intenciones... Harry no dejaría que otra persona muriera por él y Dumbledore lo sabía. Por supuesto, porque el director tenía el descaro de saberlo antes de enviarlo a su muerte. 

 Fred estaba muerto. Tonks y Remus... El pequeño Teddy, un huérfano como él.

 Harry ahora se rió histéricamente, las lágrimas corrían por su rostro. La traición de Dumbledore palideció en comparación con lo que venía. 

 Cuando se recuperó, Harry miró el reloj dorado que los Weasley le regalaron en su cumpleaños. Quedaban treinta minutos. Harry sintió que el agotamiento se apoderaba de él. Con sus extremidades pesadas, se levantó y salió de la oficina de Dumbledore. 

  El castillo estaba fantasmalmente silencioso. Aquí y allá se podían ver los restos de un hechizo que salió mal y tapices quemados. Se puso su capa de invisibilidad y apenas evitó encontrarse con sus amigos. Sabían lo que tenían que hacer. 

 Harry se sintió extraño, recordando su primera que vio la escuela mientras pasaba junto a los retratos y las escaleras vacías. Había sido una vista tan hermosa. 

 Una parte de él quería ser detenida por alguien, por algo. Pero la capa de invisibilidad era demasiado buena, demasiado perfecta. 

 Harry no encontró un alma hasta que llegó al recibidor. Neville y Oliver Wood llevaban a alguien. El cadáver de Colin Creevey, pálido y frío. 

 Las imágenes inundaron su mente. De Colin caminando por los pasillos de Hogwarts, siguiendo a Harry como un cachorro siempre con su cámara. Nunca volvería a tomar otra foto. 

 Neville se quedó atrás, mientras que Oliver continuaba su camino hacia el gran Salón, cargando en su hombro el cuerpo frío.

 Neville lucía exhausto. Parecía más viejo mientras se apoyaba contra la pared. Un pensamiento repentino atrapó la mente de Harry. Mirando de izquierda a derecha, bajó su capa.

─Neville... 

─¡Harry! ¿No piensas sacrificarte? Pelearemos, ¡Lo sabes!

─No... ─mintió Harry─ Mira, Neville, Voldemort tiene una serpiente gigante, Nagini.

─Sí, he oído hablar de ella.

─Ella tiene que morir, Neville. Hermione y Ron lo sabe, pero... ─la idea de que murieran formó un nudo en su garganta─ Ahora debo irme.

 Neville ni siquiera pudo responder, antes de que Harry volviera a colocarse la capa de invisibilidad.

 Afuera, el aire estaba cargado de tensión. Cada paso hacia el bosque prohibido parecía toda una vida. Vio a Ginny, pero no soportaría hablar con ella. Temía no poder irse.

El Maestro de la Muerte | The Master of Death | Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora