Yuanfen [WeiShin]

Capítulo III

Advertencia: WeiShin y otras parejas secundarias. Para leer esta segunda parte y comprenderla debes haber leído previamente Kilig.

Bien como dije en la nota final del capítulo anterior, se viene una escena algo subida de tono, así que si se la quieren brincar dejaré como marca tres gatos "###" antes y después de esas partes.

Disfruten el capítulo, se pone interesante la cosa ~

La motocicleta de Minhee se detuvo frente a él, y Junho sintió alivio de que el mayor estuviera sólo en ese instante porque no sabría cómo reaccionaría si también iba a buscarlo con Eunsang.

El alfa frente a él se quitó el casco, su cabello desordenado cayendo sobre sus ojos, y Junho sintió deseos de pasar sus dedos por entremedio de su pelo.

Por supuesto, se contuvo.

-¿Necesitas un aventón para tu casa? -preguntó Minhee sonriendo, ofreciéndole el casco.

Junho lo tomó, poniéndoselo, y subió detrás de Minhee, abrazándolo por la cintura, el masculino olor alfa envolviéndolo.

Junho no sabía a qué olía él, no podía adivinar su aroma, pero esperaba que no fuera algo tan fuerte como el olor de Minhee porque él inmediatamente quedó un poco aturdido cuando el aroma de cuero y pino lo llenaron.

-¿Puedo pasar la noche en tu casa, por favor? -preguntó en voz baja.

Minhee pareció tensarse unos segundos, sin embargo, luego relajó sus hombros y encendió la moto.

-Tus deseos son órdenes, ChaCha.

Cerró sus ojos cuando el apodo envió una ola de calor por su espina dorsal, y se aferró al cuerpo de Minhee apenas partió, apretando además contra su cuerpo la caja con las cartas.

Minutos después Minhee se estacionó fuera de un conjunto departamental por lo que Junho se bajó, esperando al alfa para que lo guiara a su hogar.

-Vivo solo -comentó Minhee en el ascensor-, bueno, con Eunsang -se removió, nervioso-. Sobre lo del otro día, me disculpo por él...

Junho le miró, asintiendo.

-No importa -contestó restándole importancia.

Minhee rascó su mejilla, sin decir otra cosa, y cuando las puertas del ascensor se abrieron salió hacia la derecha, deteniéndose delante de una puerta. Junho le siguió avergonzado, pero sin saber exactamente el porqué.

El más alto abrió, quedándose quieto.

Junho sintió que se ahogaba cuando un olor suave, como loción de bebé, llegó a su nariz.

-¿Minhee? -se oyó una voz viniendo del interior-. Que bueno que has vuelto, estoy aburrido ¿por qué no vienes y follamos?

Junho sintió de pronto sus mejillas coloradas, en especial cuando los ojos de Minhee se dilataron.