Capítulo 6.

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Lo mismo de siempre ocurría en la mansión, Cenicienta hacía sus "deberes", que en realidad era trabajo propio de un esclavo de la era medieval... Literal.

Se sentía fatal, ya ha soportado mucho aquella tortura a la que comúnmente ella lo veía como una "rutina", la cual fue duplicada por el supuesto desastre en la cocina, platos rotos, migajas de comida por todas partes, manchas en el suelo que parecían no quitarse nunca.

"Seguro que esto es obra de Lili"

Deslizó una mano por su frente quitando el sudor que comenzaba a resbalar por su rostro, suspirando mientras limpiaba el piso con esmero, aunque sus manos estuvieran ya algo maltratadas debido a sus actividades diarias; Lady Liliam definitivamente no le tenía piedad... y no sabía el motivo.

Finalmente eliminó la mancha del suelo, por lo que se levantó a dejar el trapo en la mesa y proseguir a levantar los trozos de los platos; lo empezó a hacer con mucho cuidado...

— ¡Ah! —exclamó.

 Se había herido su dedo índice derecho con uno de los trozos, mirando impactada como la sangre empezaba a brotar de la misma; dejó lo que estaba haciendo para tratar de sanar su herida, en eso, Lady Liliam y Lili hacen su aparición.

— Inutil, ¿Qué haces? —exclamó su ama, arrogante altanera.

La castaña hizo una reverencia de disculpa.

— Me he herido mi dedo con uno de los trozos de vidrio... Me arde y trato de sanarla...

— No eres más que una tonta que se hiere a propósito para perder el tiempo... —Lady Bruja negó— aprende de Lili, que es una joven refinada y sin ninguna pizca de torpeza, como TÚ comprenderás... —resaltó el pronombre para que la castaña captara que el mensaje era para ella.

Sin más se retiraron, no sin antes de que Lili le dedicara una mueca llena de burla y lástima fingida, haciendo comprobar a Cenicienta que ella era la culpable de su castigo injusto; ya estaba acostumbrada a ser la esclava de las dos brujas. Lady Liliam y su querida hija se irían otra vez a comprar prendas, ya que Lili aun no se decidía cual usar para el gran baile real.

Cenicienta suspiró, aun no sabía si realmente pudiera ir a ese baile, añoraba en cumplir esa ansiada meta, ese reciente deseo de sentirse libre de aquella esclavitud que su ama le ha otorgado en todos esos años, solo existía una solución para ella, y esa era el ir al evento.

En eso, tocan la puerta de la entrada; la castaña corre hacia esta para abrirla. En cuanto lo hizo, la sorpresa se instaló en sus ojos.

— Usted... Usted es el sirviente que envió la invitación del baile real —afirmó ella en una casi exclamación, viéndolo en la entrada con una mujer a su lado.

— En efecto, soy Ryeowook, es bueno escuchar que aún me recuerda —sonrió alegre haciendo una reverencia.

— Ya veo, ¿Qué lo trae por aquí? —se atrevió a preguntar.

— Verá... Ella es Naty —hizo que la mencionada diera un paso al frente— eh, hace rato me dieron un tiempo libre para pasear por el reino, cuando de repente conocí a la señorita, la cual tuvo un pequeño accidente, pero está bien.

— ¿Un accidente?, ¿Qué te sucedió? —preguntó la castaña, esta vez dirigiéndose a la joven.

— No fue mucho, solo que alguien me empujó sin querer y perdí el equilibrio... Pero estoy bien, me han curado.

Ryeowook estaba consciente de que en cierta parte era verdad, ya que él al empezar la conversación, tuvo que usar su imaginación para no delatar a su alteza, el decir que el príncipe estaba ahora mismo en la ciudadela sería una víctima de numerosos acosos de mujeres, especialmente si están solteras.

Cenicienta [Yesung y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora