Prólogo

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La lluvia de aquella noche no tenía piedad con la ciudad que rodeaba el palacio real. Truenos por todas partes y una chica pelirroja corría a toda velocidad por la calle enladrillada hacia la mansión donde su madre y hermana vivían.

Pasó una mano por su frente y se cubrió más con su abrigo de piel, ya faltaba poco para llegar a su hogar entre toda la lluvia, podía ver el brillo de los ventanales debido a los rayos siendo chapoteados constantemente que se podrían escuchar en toda la mansión.

Pero escuchó un llanto de una niña, que le hizo parar el paso buscando el origen de esos lloriqueos, hasta que su vista se posó en una chica de no más de 10 años de cabellos castaños refugiada a como podía en una caja de cartón en el inicio de un callejón; temblaba de frío, el castañeo constante de sus dientes lo demostraba y su ropa rasgada sin siquiera zapatos no ayudaban en nada.

La pelirroja sintió tristeza por ella, así que se acercó cuidando que el abrigo que llevaba puesto no volara debido al violento viento que pasaba por todos lados.

- Oye -se puso de rodillas y la niña que lloraba levantó la vista mirandola con los ojos hinchados.

- Eh? -fue todo lo que pudo articular ante la presencia de la pelirroja, nunca nadie le había puesto atención.

- ¿Cómo te llamas? -le preguntó esta a la pequeña.

Negó con la cabeza, claramente dando a entender que no sabía cual era su nombre.

- ¿No tienes nombre? -la niña negó- Bueno, luego escogeremos uno.

Se quitó el abrigo y se lo puso a la pequeña con cuidado, esta en cambio se mostraba asustada ante el repentino acto de la pelirroja.

- No te asustes, ven acompáñame -estiró su mano hacia ella y tímidamente esta la tomaba y se levantaron del frío suelo- te llevaré a mi mansión.

Juntas corrieron por la calle hasta la mencionada mansión de su nueva acompañante, como pensaba la castaña hacia la chica.

Cruzaron muchas casas y un gran puente hasta llegar al lugar algo alejado del reino, los pies descalzos chapoteaban por donde sea que pisaban, tenían que darse prisa antes de que la tormenta aumente si eso era posible.

Llegaron a la gran casa, entraron a la puerta principal y la pelirroja con cuidado la cerró sin hacer mucho ruido.

La chica castaña en cambio, se mostraba maravillada por aquella gran construcción en la que sus ojos achocolatados eran testigo de tanta majestuosidad, no tanto como el gran palacio de la lejanía, pero si que resalta entre las tantas casas que ha visto cuando pedía comida y algo de dinero.

- ¿Te gusta la casa verdad?

La castaña asintió.

- No eres de muchas palabras ¿Eh? Me presento, soy Lee Shana, pero solo llámame por mi nombre, ya que eres mi nueva amiga -dijo con una sonrisa.

- Si... -contestó la castaña, con cuidado, se quitó el abrigo y lo puso en un pequeño barandal de ahí para que se secara.

Shana escuchó unos pasos de tacón, se puso alerta, ya que significaba que su madre y hermana bajaban la escalera hacia donde estaban. La pelirroja sudaba a mares de los nervios que tenía, nunca ha sido regañada por su madre ni escuchado berrinches de su hermana en mucho tiempo, pero el haber traido una extraña en si casa era cosa distinta, no sabía como reaccionarían ellas al verla aquí.

- Hija Shana, has traido lo que... -se detuvo la señora de vestinentas caras adornada con una estola amarilla  al ver a la chica castaña que se quedó petrificada al ver la mirada amenazante de ella- ¿Quién es esta? -dijo con cierto desagrado.

Shana tragó saliva.

- Ella es una chica que encontré en peores condiciones tratando de refugiarse de la lluvia, me dio tristeza verla así... -dijo tratando de sonar razonable.

Shana no le gustaba mentir a su madre, ya que eso implicaría un castigo.

Su madre sonríe cínicamente.

- ¿Desde cuando te preocupas por los plebeyos? Solo mira esos trapos -la señaló, la castaña bajó la mirada- Mírala, no me mira a los ojos, que irrespetuosa -pasa su mano por sus cabellos oscuros.

- Madre, con todo respeto, no la llames así, ella estaba sufriendo ahí afuera, ni siquiera su nombre recuerda...

Su madre alzó la ceja.

- ¿Te atreves a contradecir a tu madre?

- Solo hago lo correcto -la retó con la mirada, gran error.

La señora agarró su brazo bruscamente, la pequeña se escondía destrás de un mueble asustada por la acción repentina de esa mujer.

- Mira Shana, yo solo digo lo que me de la gana ¡Entendido! -apretó su brazo más fuerte, Shana se quejó.

Mientras tanto, la hermana de Shana miraba con atención a la niña, analizandola, hasta que un foquito apareció en su cabeza, sonrió cínica por su nueva idea.

- Mamá, quizas esta chiquilla podría servirnos de algo -la hermana de Shana rió- quizas podría ser... No sé, como una sirvienta tal vez...

La señora se lo pensó mirando a la criatura, la idea no era mala pensó, soltó el brazo de Shana y esta lo frotaba para alejar el dolor.

- Tú -apuntó a la niña y esta chilló- serás sirvienta de este lugar y por supuesto, puedes vivir aquí -la niña era inocente, pero podría asegurar que la señora tramaba algo- Pero dormirás en la bodega que se encuentra al fondo, y escúchame bien, si algo sale mal por tu culpa, no comeras por el resto del día... -la señaló- desde ahora me llamarás Lady Liliam, ya que soy superior a ti.

La niña asintió, no tenía remedio, era eso o volver a la calle como antes.

- Lili -llamó la señora- Te encargarás de vigilar a la mocosa de no robar nada, si no, irá a la calle -la vio dandole entender que el mensaje era para ella.

La castaña tragó saliva.

- Si mamá, lo que digas -Lili, la hermana de Shana, se fue cantando una melodía de quien sabe que.

- Y tú -señaló a Shana- Llevale ropa decente, no quisiera que futuros invitados la vean con esas fachas -hizo mueca de asco dandose la vuelta de regreso a su cuarto del segundo piso.

Shana suspiró.

- Escucha -puso su mano en el hombro de la niña- no dejaré que Lili y mi madre te traten así, si te castigan sin comida, yo te daré alimento a escondidas ¿Si? -le dijo sonriendo.

La castaña asintió.

- Ahora, sígueme, te daré las ropas de sirvienta que necesitas...

La castaña la siguió de cerca.

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La castaña antes de dormirse, se puso frente el ventanal a la derecha de la puerta principal.

- ¿Que sería vivir en un castillo? -dijo viendo el palacio que se alzaba a los cielos mostrando su poder- Ojala entrara ahí para conocer a un príncipe -rió feliz.

Esa es la esperanza que ella creó a partir de ese día, la cual permaneció por mucho tiempo con ella.

Continuará...

Hola lectores y lectoras n.n

¡Nueva historia! XD

Esta va a ser algo corta pero la haré lo más extensa posible, es una idea que se me vino a la mente ya que veo a Yesung como un príncipe, así que pensé que él quedaría bien en un fanfic tipo cuento n.n

Espero les guste al leerlo como yo al escribirlo n.n

Nos leemos pronto n.n

Hyliaxi 

Cenicienta [Yesung y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora