#13. no es mi culpa

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La cita con Rusia se hizo casi eterna, estaba completamente desconectado de la conversación, solo asentía y miraba con impaciencia el reloj. No quería estar allí, quería estar con el norteamericano, arreglar las cosas, había sido un completo imbécil con él, solo quería que todo volviera a ser como antes. Suspiró pesadamente y luego miró al ruso, que había parado de hablar abrúptamente y estaba serio mirando fijamente al latino.

-У вас есть куда пойти после этого? (¿tienes que ir a algún lugar después de esto?)

- ¿eh? - respondió desconcertado por la pregunta.

-У вас есть встреча или что-то? (¿tienes una cita o algo?)- el peruano negó.

-no, ¿Por qué la pregunta? - el ruso suspiró, decepcionado.

-Разве тебе не нравится свидание? (¿es que no te gusta la cita?)

- ¿Qué? No, ¿por qué dices eso?

-Вы с нетерпением смотрели на часы на протяжении всего обеда (has estado mirando impacientemente el reloj durante toda la cena)- recalcó- Я тебе надоел? (¿acaso te aburro?)

- ¡oh no Rusia! No pienses eso... solo, estoy un poco estresado- tomó las manos del eslavo y le ofreció una tierna sonrisa- estoy un poco cansado, eso es todo- el mayor sonrió de vuelta y llamó al camarero.

-в этом случае я должен сразу отвезти тебя домой (en ese caso, debería llevarte a tu casa de una vez)- pidió la cuenta al camarero y luego volvió su vista al menor- ты не думаешь (¿no crees?)- el mas pequeño asintió dando una leve sonrisa al euro-asiático.

...

El hermoso Porsche 911 color negro de Rusia se estacionó al frente de la residencia donde vivía el bicolor. El latino ofreció una sonrisa al contrario y luego se inclinó hacia el asiento trasero en busca de la chaqueta que había traído consigo y que, por cierto, no había servido de nada gracias al hecho de que el mayor había ofrecido la suya para calmar el frío del de habla hispana. Cuando retomó la compostura el mayor se irguió sobre él y se acercó lo suficiente como para sentir su aliento chocando contra su piel. Un escalofrío recorrió la espalda del menor y tragó en seco esperando el próximo movimiento del mas alto.

-Вы прекрасны, они сказали тебе? (eres hermoso ¿te lo han dicho?)- el menor soltó una entrecortada exhalación y se sonrojó por el comentario.

-y-yo- antes de poder terminar la frase el eslavo conectó sus rostros por medio de un suave beso. El menor no tuvo tiempo de reaccionar o evaluar la situación hasta que el contrario se separó de la unión. Sus respiraciones agitabas hacían eco en el silencioso auto. Finalmente el mayor volvió a conectar sus labios, esta vez en una unión mas desesperada y llena de una pasión reprimida por mucho tiempo. El peruano correspondió casi de inmediato, sin embargo, no pudo evitar sentirse raro cuando la imagen de un país con cincuenta estrellas y unas infaltables gafas de sol, pasó por su cabeza. Se imaginaba el rostro del estadounidense en lugar de el ruso, y mientras la imagen de este se volvía más clara, con más lujuria y pasión se encendía el beso.

El ruso comenzó a despojarse de su ropa superior y a acariciar, por debajo de la playera, la espalda del menor. El auto se movía al ritmo de sus respiraciones, los vidrios se empañaron y no se hacía visible la imagen de los dos cuerpos dentro del vehículo, aún así, pudieron comprender perfectamente el sonido de la puerta siendo forzada.

El intruso puso mas fuerza y empeño en abrir la puerta, parecía extrañamente desesperado. Al fin esta cedió y se hizo visible el rostro de un furioso y hecho una ira, estados unidos. Llevaba la ropa desarreglada y tenía la cara roja como señal de furia.

Tú me cambiasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora