#18. encadenado

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Todos tenemos cadenas. Cadenas del pasado, cadenas de otros, cadenas del presente. Las cargas y el dolor que una persona pueda llegar a cargar determinarán cuan sólido y próspero puede ser su futuro. El problema se plantea cuando quien lleva aquellas cadenas pesadas y que le impiden vivir desea libertad, por que claro, si quiere tener éxito no puede cargar con tales cadenas, pero tampoco puede librarse de ellas. Entonces ¿qué hace? Las esconde.

Durante años escondió su sufrimiento. Escondió su cadena más grande, su error más grande. La enterró donde nadie pudiese encontrarla, ni siquiera él. Pero al ver sus manos salpicadas del color rojo carmesí que representa la vida, no pudo evitarlo.

Tenía la mirada perdida, Perú sabía que algo no andaba bien pero no podía identificar de qué se trataba. El mayor lo había conducido hasta una pequeña colina rodeada con un cerco de madera para evitar cualquier tipo de desastre y casi inmediatamente después de aparcar con cuidado el vehículo, se sentó en la orilla del precipicio.

-come here (ven aquí)- dijo impasible.- sit next to me (siéntate a mi lado).

Obedeció sin apartar la vista de su acompañante. Hubo un silencio prolongado mientras observaba como diminutos pedazos de tierra caían al vacío.

Hay días en los que las cadenas se vuelven insoportables, y ya no te puedes convencer de otra cosa que no sea el hecho de que te has convertido, en un monstruo.

-i've hurted a lot of people... (he herido a muchas personas...)- suspiró- how could i know that i'm not going to hurt you? (¿cómo podría saber que no voy a herirte?)

-nunca harías algo que me hiriese- se abrazó al contrario.

Usa miró de nuevo el paisaje que se extendía frente a ellos.

-there's something i haven't told you (hay algo que no te he dicho)- Perú alzó su mirada.- I'm afraid that it's the biggest mistake i've ever done (temo que es el error más grande que he cometido)

...

un joven de rayas rojas y lentes de sol caminaba erguido, sonriente, por los pasillos de la universidad vistiendo con orgullo una chaqueta de tela con los colores y símbolos de una de las hermandades más populares y reconocidas de todo el campus. Llegó hasta una de las mesas ubicadas en la cafetería donde se encontraban sus compañeros y las porristas del grupo. Justo en el polo opuesto permanecía una chica de mirada ensombrecida. Se encogía solitaria en su lugar mientras el resto de las chicas competían patéticamente por la atención de los muchachos, la de uno principalmente. Su largo cabello lacio le cubría parte del rostro y, aunque asintiera y sonriera levemente a las bromas de sus acompañantes, parecía estar desesperada por escapar de allí.

Cuando la mujer no pudo soportar más, se levantó camino a la salida del lugar. Usa no dudó en seguirla no sin antes excusarse con sus amigos.

-Vie? (¿vie?)- preguntó vacilante al aire.

Unos sollozos ahogados resonaron por todo el pasillo, los cuales se hacían cada vez más audible conforme de acercaba a uno de los estrechos cuartos de aseo ubicados en medio de aquel espacio. Entró suavemente cerrando la puerta tras de sí.

-Vie? (¿Vie?)

-Hoa Kỳ! (¡U-Usa!)- se cubrió como pudo la cara para impedir que las lagrimas continuasen saliendo. El mayor, disgustado de verla en tal estado, se arrodilló frente a ella y la invitó a refugiarse en sus brazos.

-come here (ven aquí)- dijo comprensivo para luego ayudarla a levantarse.

Comenzó a repartir besos dulces por todo su rostro y luego descendió pasando sus labios por el cuello y hombros de la joven quien se limitaba a suspirar.

Tú me cambiasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora