#9. agua fría

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Perú entró al establecimiento agitado y mirando a todas partes. Rápidamente se acercó a la barra del bar.

-disculpe...-el bar-tender lo ignoró por completo mientras continuaba limpiando una copa con un pañuelo aguamarina. El latino carraspeó su garganta para llamar la atención del hombre y luego, notando su fracaso, se dirigió de nuevo al cantinero. - ¿b-buenas noches? - el hombre suspiró y luego lo miró con fastidio.

- ¿no deberías estar cenando con tus papis, niño? - Perú frunció el ceño, claramente molesto por ese comentario.

-no soy un ni- se cortó a si mismo y luego hizo un movimiento con su mano, restándole importancia- no importa. Estoy en busca de un amigo...

- ¿Qué clase de amigo? – preguntó incrédulo.

-soy Perú, me llamaron del bar y...- el cantinero abrió los ojos y luego miró de pies a cabeza al peruano- V-vengo p-por mi amigo Usa...- jugó nerviosamente con sus manos.

- ¿ese hijo de puta? - el latino lo miró mal y el otro solo rodó los ojos- ese imbécil destruyó una puta mesa- dijo apuntando con la cabeza a una de las mesas del fondo- al parecer tuvo un mal día o algo por el estilo, le dieron una buena paliza- continuó limpiando el cristal sin prestar demasiada atención.

Por su parte Perú ahogó un respiro cuando vio, apoyado en la mesa y al lado de varias botellas de cerveza, el cuerpo inconsciente del americano. Corrió a su lado y su rostro se llenó de horror al ver su estado. Tomó con suavidad la cara de estadounidense y se sintió culpable.

-debí haber ido detrás de ti- miró a su alrededor y luego enfocó su vista en lo que realmente buscaba- ¡hey, tu! - un hombre grande y musculoso se giró con una mirada asesina- ¡ayúdame a cargarlo! - el hombre rió y luego miró burlón al menor.

- ¿y tú quien te crees?

- tengo dinero - sacó de su billetera un billete de veinte dólares- son tuyos si los quieres.

Lo que siguió fue el gran hombre poniendo a Usa en su hombro como si no pesara nada y llevándolo fuera del local. Perú dio las gracias al cantinero quien solo bufó por lo bajo y luego siguió al hombre al exterior. Esperó unos minutos en un incómodo silencio hasta que finalmente paró un taxi al frente de ellos. El hombre descargó con poca delicadeza, el cuerpo profundamente dormido del de lentes.

-gracias por eso- sacó el billete y se lo extendió- toma. - el hombre examinó el dinero y luego lo miró negando.

-tienes que tener muy buen corazón para ayudar a ese idiota...- miró a Usa - bastardo...- esto lo susurró para que el menor no lo escuchase. Perú rió y luego se metió en el auto.

-supongo que solo hago lo correcto -el taxi arrancó y en pocos segundos, ya estaba circulando por la vía.

El taxi dio un salto cuando pasó por un hoyo en la carretera, Perú se quejó del golpe que se dio contra el vidrio de la ventana en medio del vacío, sin embargo, no fue el único. Un siseo de dolor provino justo desde donde estaba el estadounidense sentado, el bicolor volteó sorprendido por el hecho de que este estuviera despierto y lo vio tocando la herida de donde provenía la sangre, en su ceja.

-hey! Hey! ¡No te toques eso! Se te puede infectar- retiró las manos del mayor y luego vio como este lo miraba confundido.

-w-what happened? (¿q-que pasó?)- preguntó desorientado

-bueno... te dieron unos buenos madrazos hace poquito- limpió un poco la mugre de la mejilla del de cincuenta estrellas- pero tranquilo, gracias a mí, aun existes- sonrió para tranquilizar al mayor sin apartar su mano del rostro del contrario. Usa guió su propia mano hacia la que se encontraba acariciando dulcemente su rostro y entrelazó sus dedos. El rubor del peruano se extendió hasta su cuello con una notoria rapidez.

Tú me cambiasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora