• Contenido para mayores de dieciocho. pero como tengo catorce años y soy la escritora, pues.. denle criaturas. (Se recomienda discreción)
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─Pero Woonie.. ¡Tenía mucha hambre! ─Se justificó con un puchero en los labios.
─Igual, no tenías que beberte toda la leche. Ya lo habíamos hablado, San. ─Wooyoung tenía los brazos cruzados, observándolo de manera resignada. San tenía las orejas bajas, con la mirada de cachorro regañado, y es porque sí, lo estaban regañando; había arrasado con los últimos dos litros de leche mientras el mayor dormía, sin pensar en las consecuencias.
La verdad era que, a Wooyoung no le molestaba que el pelinegro bebiera de vez en cuando, pero esta vez se había pasado. De verdad, ¿Qué clase de híbrido vivía con él? ¡Se bebió dos litros de leche! ¡Dos litros! Definitivamente el chico era delgado, pero comía y bebía como condenado.
El mayor suspiró y negó con la cabeza.─¿Sabes qué? No importa, compraré más y ya está. ─Dijo, cerrando el refrigerador, prosiguiendo a caminar directo a la sala. El menor lo siguió a pasos rápidos.
─No es necesario, Woo. No tienes que gastar tu dinero por más leche, puedo soportar una semana- ─No pudo continuar su oración cuando los labios del pelirosa chocaron contra los suyos. Abrió los ojos, pues el mayor lo tomó por sorpresa.
─No te preocupes gatito, para eso trabajo, ¿Okey? Para ganar dinero y consentirte. ─La voz de Wooyoung era suave y calmada. Lograba que el menor se relajara.─ Además, los dos sabemos que no puedes vivir un día sin beber un vaso de leche como mínimo.
El híbrido soltó una risita y abrazó con cariño al mayor, sonriendo enormemente, disfrutando de aquella inmarcesible sensación. Se sentía tan afortunado de tener a un amigo, dueño y novio como Wooyoung. No pudo pedir alguien mejor, porque él siempre lo cuidaba, lo educaba, lo mimaba, y lo amaba.
Las profundas ganas de volver a besar al mayor tocaron a San, por lo que lo empujó levemente y ambos cayeron al sillón. Esta vez fue Wooyoung quién se sorprendió, pero sonrió, sabiendo a dónde quería llegar. San le dió un suave besito en la comisura de sus labios, luego en la frente, los pómulos, y prácticamente en toda la cara. El pelirosa no pudo evitar reír algo avergonzado; aún le costaba no tener un gaypanic cuando el híbrido le daba afecto, pero aún así se dejaba besar, disfrutando silenciosamente de esos rosados labios.
─Eres muy lindo conmigo. ─Comentó San, besando su nariz. El otro asintió llevando sus manos a la cabellera ajena, acariciando sus oscuros cabellos.
