XXV

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 Durante toda la noche el insomnio me cubrió la espalda, me hizo dar vueltas en la cama, jugar con mis pensamientos y convirtió mi dulce sueño en una tragedia delirante. Que se apoderó de mis poros, abriéndolos para convertir esa impotencia en frío, en preocupación y angustia al ver acercarse la mañana, que trae con sigo las miserias del día a día, ésas que nos hacen cuestionar nuestra existencia.

 Las lluvias no cesan, y la humedad conquista mis sabanas para hacer que esos microorganismos invadan mi orofaringe, controlando desmedidamente mi amígdala palatina izquierda, tras minutos de entrar a mi cuerpo el dolor no vio letargo y se manifestó. La fiebre subió a 39° con locura, mi voz era gangosa, y mi ánimo al haber llegado a las 5:25 AM era de un paciente con cáncer terminar, de esos que ya no quieren luchar y dejarse vencer por el bendito dolor, que no se controla y se apodera hasta del alma.

 Me he auto diagnosticado con amigdalitis bacteriana (aguda), debido a los síntomas que arrastro desde hace unos tres días. Me armé de valor y me levanté de la cama, procedí a ir al baño donde abrí el botiquín, saqué una solución de agua salada mezclada con productos basados en la iodopovidona para aliviar el dolor, intenté beber antiinflamatorios para no sentirme tan descontrolado, o unos calmantes para la disfagia, en vista, de que tengo una cirugía al medio día y llevo posponiéndola dos semanas hasta que la inflamación de meninges del paciente me permita entrar y terminar con esa reparación de lóbulo frontal, para llegar hasta la cisura de Rolando, y así no peligrar la capacidad de moverse, de razonar y de no sentir algunas que otras emociones y privarlo de su lenguaje, el cual es importante para el día a día.

 Me bañé con agua tibia mientras mi esposa continúa en la cama, duerme como un úrsido, y no quiero levantarla ya que acaba de llegar a casa tras haber realizado una cirugía trasplante hígado/corazón y está agotada. Me puse una camisa azul, una corbata marrón y procedí a salir de la casa luego de haber ido a la habitación de los niños y darle su beso de buenos días.

 Llegué al hospital tras conducir veinte minutos en mi auto, no quise coger el metro, pero necesitaba llegar con rapidez, al entrar a urgencias veo uno de mis internos y le ordenó traerme una inyección con penicilina, y que traiga a la bioanalista, la Lic. Guillermina Peña, para que me haga un cultivo de exudado faríngeo y si es causar de un estreptococo extirparla sin piedad.

 —Otro día en que los microorganismos hacen de la suya dentro de su cuerpo, doctor Henry —dijo jocosamente la Licda. Peña.
—No aguanto el bendito dolor, y quiero determinar si es bacteriana para terminar con esto de una vez por todas, llevo quince años luchando con ellas y hoy es el día...
—Eso dijiste la última vez...
Abre la boca e inclina la cabeza hacia atrás. Esto te molestará un poco.

 Ella está frotando con un hisopo estéril a lo largo de la parte posterior de mi garganta cerca de las amígdalas, lo estoy sintiendo.

 —Atrévete a vomitar, como las últimas veces, y te mataré —me susurró y con una mirada me ordenó cerrar la boca.
—Estaré en el cuarto de descanso, me envías los resultados con el Dr. Tejada, y que no se entere mi esposa.
—Muy conveniente de tu parte, el querer ocultar la infección para no ir a Zurich, con tus hijos...
—¿Por qué haces esto? Guillermina.
—Porque soy la que tiene que cuidar tu trasero cada vez que haces de las tuyas... Así que habla con tu esposa de la posible cirugía y de esa forma te librarás de mis regaños...

 Tengo que obedecer a la licenciada, pero a veces exagera, fue una de mis maestras en la facultad y está a punto de retirarse, aunque no considero que quiera retirarse del juego, ya que lleva años con sus estudios de bacterias y está a punto de hacer un descubrimiento que aportará mucho a la microbiología, hace unos meses me mostró uno de sus estudios el cual financio con el dinero que me dejó el señor Francisco.

 Al hospital llegaron los reos de la correccional de Rafey, que ahora son pacientes. Hay muchos desaparecidos y los que llegaron fueron sacados de las aguas del río que se llevó la cárcel. Entre ellos probablemente hay asesinos, violadores, ladrones, inocentes y hasta de la cámara de diputados, y por esa razón hablé con el Teniente Coronel Lucho para que doble la seguridad en mi hospital y que uno de esos reos no vaya hacer una de sus mañas y peligre la vida de alguien en el hospital.

 —Paciente de 27 años de edad, presenta traumatismo en la pierna derecha, y costillas rotas. Por lo que necesita una entubación —decía el paramédico que se lo entregó a la Dra. Claribel Liriano.

 —Hombre de aproximadamente 42 años de edad, con traumatismo en el tórax, fue arrastrado por las aguas y no es posible acceder a sus vías respiratorias, ya que lo hemos sacado del fango —le informaba otro paramédico a la Dra. Anny González.

 —Joven blanco, encontrado debajo de una pared de concreto, con traumatismo de cráneo. Presenta signos vitales inestables.
—Yo me encargo —le grité y ordené un quirófano para que no se desangrara en urgencias. De inmediato corrí al cuarto de descanso para cambiarme de ropa y realizar la cirugía.

 Las lluvias están desplazando a muchas personas por eso el hospital ha aumentado las horas de los internos y todo el personal para que tratemos con urgencias a las víctimas de los desastres. El Hospital Prof. Juan Bosch ha colapsado por la mala obra de reparación de los ingenieros y esos pacientes serán ingresados en el hospital. He alertado a todos los jefes de especialidades para que mantengan a sus internos en el hospital y dar lo mejor de nosotros.

 A veces le echamos la culpa al gobierno de todas las desgracias, aunque en parte tienen la culpa, el hospital no dejará de funcionar porque los suministro y la ayuda económica no llega y si lo hace es a media, por eso declararemos en alerta amarilla la Torre 2 para los reos, y la Torre 3 la evacuaremos para dejarla a los pacientes del Hospital Prof. Juan Bosch y sus médicos.



Llegaste a la penúltima parte, muchas gracias, los quiero por tanto apoyo.

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⏰ Last updated: Feb 14, 2020 ⏰

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Anatomía de HENRYWhere stories live. Discover now