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Lean on me - Seventeen

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—¿Estás seguro de qué estás bien? Mierda, Hannie. Estamos a nada del verano y sigues con la garganta inflamada. Incluso pareces batallar por hablar.

—Seguramente es una de esas gripes que te sacuden en la cama—bromeó el ángel, aclarando la garganta antes de ver a Joshua—. Estoy bien. Deja de mirarme así.

—Vamos al médico.

—Tengo finales.

—Tu salud es primero—contradijo el extranjero, deteniéndose frente a su amigo—. Solo será una cita.

JeongHan hizo una mueca ante esa repentina frase. Si se negaba, Joshua no dejaría de insistir. Conocía muy bien a su amigo como para siquiera llevarle la contra.

A él lo conoció años después de conocer a SeungCheol. El americano y el capitán no solían ser muy unidos, pero mayormente compartían sus tardes juntos por petición del pelirrosa. Quién se negaría ante tan tiernos y preciosos pucheros.

—De acuerdo—JeongHan se resignó—, pero deberás invitarme a comer.

Joshua quiso golpearlo, pero la expresión de JeongHan cambió de un momento a otro. Los ojos avellana del ángel se encontraban absolutamente llenos de lágrimas y apenas podía pronunciar una que otra palabra. El castaño volteó rápidamente y tampoco pudo contener su sorpresa.

SeungCheol tenía entre sus brazos al presidente del club de música: Lee JiHoon.

Ambos jóvenes los vieron alejarse entre pequeñas risas y besos compartidos, como si tuvieran años en una relación.

—Shua...—jadeó JeongHan, tosiendo repentinamente ante ello—. ¡Shua!

—Estoy aquí—Joshua lo sostuvo entre sus brazos—. Estoy aquí. No te dejaré, JeongHan.

Aquellas palabras hicieron una grieta en el corazón del pelirrosa, quien sollozaba por la repentina sorpresa que tuvo esa tarde. Apenas podía quejarse y maldecir, pues un nuevo ataque de tos se hacía presente. 

Joshua fue mucho más rápido y lo dirigió a su auto, haciéndole subir en el asiento del copiloto para luego subir a su propio lugar y arrancar hacia su departamento.

La imagen de la pareja seguía persiguiendo la mente de JeongHan y más lágrimas se deslizaban por sus bonitos pómulos. ¿Por eso había rechazado sus salidas? ¿Por eso ya no iba a sus sábados de películas? ¿Por eso ya no asistía a los entrenamientos? ¿Por una relación?

Quería gritar, ir tras SeungCheol y decirle que estaba siendo un completo imbécil, no precisamente por tener a JiHoon como novio, sino por sobreponer su estúpida relación por sobre el equipo, sus amigos.

Por su amistad.

Era una tortura pensar en las cortas llamadas que tenían por las noches. Una tortura pensar en las excusas que ideó para salvar el trasero de ese pelinegro de la expulsión del equipo. Era la peor de las tardes.

El peor de los inviernos.

En cuanto llegaron al departamento de Joshua, JeongHan se dejó caer en el sofá. El extranjero se sentó a su lado y lo atrajo hacia si, acariciando sus cabellos sedosos y susurrándole que todo estaría bien.

Sin embargo, una idea errónea circulaba por su mente en cuanto JeongHan cayó profundamente dormido. Si llegaba a ser cierto...

—No—dijo con decisión—. No, Hannie. No te dejaré caer... No de ese modo.

Era hora de hablar con el grupo y contar la verdad.

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Hanahaki • JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora