𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑 ㅡ 𝗻𝗼𝗺𝗶𝗻

𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄 (𝟕)

Jeno estuvo toda la noche intentando que el mayor se calmara y dejara de llorar o de decir que él era el peor omega del mundo al tratarlo como lo hacía. En cuanto logró que el omega se durmiera gracias a sus feromonas que lograron que se calmara y se durmiera, pudo notar un calendario en la puerta de la habitación del mayor que él estaba entrando en sus días de celo, por lo que quizás iba a estar mucho más sensible de lo que usualmente lo era. O eso pensaba Jeno en ese momento, ya que eso lo vería en cuanto los días pasaran y esos cuatro días que el mayor tenía marcados en el calendario desaparecieran hasta dentro de tres meses.

El alfa se estaba duchando con agua fría ya que seguía algo molesto y su aroma podría hacer que el mayor se despertara y se asustara por ello. En cuanto finalizo su ducha se dirigió a su habitación, vistiéndose y luego buscando los supresores que sabía el mayor había guardado en uno de los estantes del baño. Pretendiendo que el menor no los encontrará.

En cuanto Jeno encontró los supresores fue a la habitación del mayor y los dejó en una mesita de luz que el omega tenia junto a su cama, para luego también dejar una botella con agua. Sabía que quizás Jaemin en la mañana se molestaría con él, pero tampoco quería que esté encerrado todo el día esperando que él se fuera para poder ir por sus supresores. Volvió a su habitación y se dispuso a dormir, ese día había sido una estúpida locura.

En la mañana siguiente Jeno se despertó bastante temprano, con la intención de poder ir a buscar algún trabajo a una de esas empresas que su anterior jefe le había sugerido. Dejó una nota sobre la mesa de la cocina, diciéndole a Jaemin que volvería más tarde.

En cuanto Jaemin se despertó miró el techo de su habitación unos minutos, recordando todo lo que le había dicho al menor el día anterior, suspiró. Se volteó y vio su caja de supresores allí, frunció el ceño

¿Jeno le había llevado sus supresores? ¿Jeno ya le había dado supresores? ¿Dónde estaba Jeno?

Se sentó en su cama y abrió la caja, efectivamente no había bebido ninguno de los supresores por lo que tomó uno y lo bebió con un poco de agua. Se levantó de su cama y sus piernas dolían un poco, usualmente su celo hacía eso. Volvió a fruncir el ceño.

¿Jeno sabía que él estaba en celo? ¿Por eso estaban allí sus supresores?

Negó con su cabeza y se dispuso a salir de su habitación en dirección al baño, allí se aseo y luego golpeo la puerta de la habitación del alfa, pero nadie respondió por lo que volvió a su habitación y se cambió su ropa, la que llevaba estaba completamente repleta con el aroma del alfa. Luego lavaría esa ropa.

Jaemin salió nuevamente de su habitación y se dirigió a la cocina por algo para comer, su estómago le pedía comida a gritos. En cuanto abrió el refrigerador y dejó un par de cosas en la mesa, notó que allí había una pequeña nota, sabía que era de Jeno reconocía su letra.

Luego de leerla, la dejo pegada en la heladera con uno de esos imanes que le habían dado en el centro comercial por hacer una compra que ya no recordaba de que había sido. En cuanto desayuno, ya no supo que más hacer. Se recostó en el sofá y encendió la tv, esperando que hubiese algo bueno en los canales que tenían, pero no existía nada que llamara realmente la atención del omega, por lo que dejó un documental sobre animales domésticos y su cuidado, no le interesaba pero era lo único que había allí que no fueran noticias sobre lo que estaba pasando en ese momento en el país. Y ya no quería ver ni oír nada sobre omegas muertos, alfas encarceladas, deltas golpeando a alfas ni nada de eso.

Pasaron alrededor de dos horas y Jaemin miraba concentrado el documental, el cual decía que los gatos a pesar de ser independientes de sus dueños buscaban el cariño de ellos en algunos momentos, y que ellos también entregaban su cariño si es que sus dueños eran buenos con ellos. En ese momento quería un gatito. Pero eso duró sólo algunos momentos, ya que luego comentaron cosas de los perros, peces y demás mascotas y las quería todas. Algo que no pasaría. En cuanto miró la hora hizo un pequeño puchero, Jeno aún no llegaba.

Se quedó mirando la puerta por unos minutos, pero nadie entraba por allí. Algo dolió en su corazón, ya que estaba esperando que alguien entrase por esa puerta, aun sabiendo que no lo haría hasta quizás en la noche. Cerró sus ojos y suspiró.

¿Desde cuándo él esperaba por Jeno?