Maratón (3/?)
A pesar de todo el ruido de los preparativos Sophie estaba perdida entre sus recuerdos, aún no podía creer que ese fuera el día de su boda, pero ahí estaba vestida de dorado con las runas adornando su piel, pero para ser justos su vida no era algo que las personas pudieran creer. Siempre se había sentido un bicho raro junto a los mundanos, en ocasiones creía que se había vuelto loca por las cosas horribles que presenciaba, pero todo empeoró aún más cuando obtuvo su cicatriz, el dolor físico fue atroz pero nada se le compara al dolor emocional, en ese momento hubiera preferido morir, pero Charlotte la rescató de más formas de las que puede explicar y siempre le estariá agradecida.
Aún con el cambio de vida y circunstancias, no se creía merecedora de amor, pero la vida una vez más le demostró que se me equivocaba; Gideon era todo lo que siempre había soñado, incluso más porque era real, desde el primer momento su corazón supo de alguna manera que se pertenecían mutuamente y a pesar de los obstáculos ambos pudieron llegar a ese momento, al día de su boda.
- Te vez hermosa Sophie - exclamó Tessa al verla.
- Es hora de irnos los hermanos silenciosos nos esperan - comento Charlotte entrando apresuradamente.
- ¿Es normal que quiera salir corriendo? - pregunto Sophie con un mirada nerviosa, ambas mujeres se echaron a reír.
...
Cuando Gideon ve a Sophie todo en lo que puedo pensar es que es la mujer más hermosa que ha visto jamás, se ve radiante y tiene la misma sonrisa eufórica y nerviosa que el mismo siente en los labios. La ceremonia la preside el hermano Zacharia y de alguna manera todo es perfecto, intercambian las runas de matrimonio.
- Todo lo que puedo prometerte Sophie Lightwood es que te amare hasta el último día de mi vida y no me importaria morir mañana porque mi vida está completa desde que te conocí, pero siempre lucharé para que seamos felices.
- Todo lo que yo puedo prometerte es que te amare con toda mi alma el resto de mi vida y siempre lucharé para poder estar junto a ti, aún cuando no te comas mis pastelillos.
Ambos se miraron cómplices y con una sonrisa divertida en los labios, por la broma privada, y cuando se besaron ambos supieron que habían encontrado su hogar.