s i e t e

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Me encuentro encerrada en el baño tratando de conciliar en sueño de una vez por todas, con mi respiración agitada. Nuevamente tuvo una de esas malditas pesadillas que tanto detesto y con miedo de despertar a Jennie, me encerré en el baño donde llevo casi quince minutos intentado calmarme para acostarme en la cama de nuevo.

Tras unos minutos más, me lavo el rostro con abundante agua y salgo del baño con la respiración más controlada, busco en mi mochila las pastillas que el tío Hoseok me recomendó hace unos días para calmarme en situaciones como estás y me las tomo de una sola pasada. Ahora mi garganta me pide agua.

Bajo con cuidado de no hacer mucho ruido, pero cuando estoy cerca de la cocina me doy cuenta de que haya alguien en ella porque las luces están prendidas. Una sonrisa ladina se me dibuja en el rostro cuando al entrar me encuentro al señor Min con un vaso de lo que parece vodka en la mano.

—Oh, eres tú.—me dice con una sonrisa de alivio en sus preciosos labios. Sorprendiendome una vez más con esa actitud tan amable tan súbitamente.

No me olvidó de mi objetivo cuando siento mi garganta arder y avanzo despacio pidiendo permiso ya que tengo al dueño de la casa frente a mí, una vez recibí un asentamiento de su parte,  tomo un vaso para después llenarlo de agua sin hacer contacto visual con él, aunque puedo sentir su mirada sobre mí y cada uno de mis movimientos.

—A Jennie no le gusta verme beber, así que es un alivio para mi que seas tú y no ella quien me atrapé bebiendo.

—Entiendo.—le respondo con suavidad y me recuesto en el otro extremo del gran mesón. Ahora tiene sentido porque me sonrió cuando entré a la cocina.—A mi también me regaña como si fuera mi mamá cuando me ve haciéndolo.

—¿Tu bebes, Jisoo?—estaba lista para recibir una mirada de desaprobación de su parte, pero me lleve una vez más, otra agradable sorpresa al notar un deje de curiosidad en sus ojitos gatunos.

—Aveces.

Replico en voz baja y bebo un poco de mi vaso de agua, una frescura inmediata recibe a mi garganta gracias a la refrescante bebida. Sin darme cuenta bebo más de lo que puedo y por reflejo siento arcadas que me provocan un poco de tos. Ahora me siento algo avergonzada por esto y mirada haciendo que cada movimiento que hago sea torpe no me ayuda mucho, en su lugares, me molesta. No sé porque razón me siento tan nerviosa cuando lo tenga cerca, bueno, si se la razón, pero no comprendo como es que logré ponerme así.

—Ten cuidado, Jisoo. Bebe con  tranquilidad.—sus palabras son tan suaves y me las dice de una manera tan dulce que me es imposible no ruborizarme. ¡Y solo me está aconsejando por dios!

—Una chica de tu edad....no debería beber, ¿no crees?—se a que quiere llegar con su pregunta, no es la primera vez que un adulto me cuestiona porque bebo a mi edad.

—Es por eso que lo hago aveces, señor Min.—dejo el vaso de agua a un lado y me cruzo de brazos.—No siempre un abrazo y una charla me ayudan a pasar las penas y un buen trago, sí.

El señor Min parece entender mis palabras, por la mirada que me ofrece llena diversión y sorpresa a la vez.

-¿Qué lo tiene mal a usted?

-¿Disculpa?

—Le pregunto cuál es la razón para que esté en su cocina a las dos de la madrugada bebiendo con esa cara de perro arrepentido.—sonrió por la expresión de desconcierto de su rostro. Y no voy negar que se me hace extremadamente caliente la manera humedece sus labios llevando su cabello hacia atrás, cual chico malo que ha sido descubierto por sus errores. ¡Y eso es! ese es el punto débil del señor Min.

FORBIDDEN | k. jisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora