El Traje

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—Mar—Me susurran al oído—Mar despierta, tengo que llevarte a un lugar.

—Hmmm—Me quejo—Déjame dormir, le manoteo a Masen para que se vaya.

—Mar, ya es medio día. Mueve ese culo flojo que tienes o tendré que usar el plan b.

Me levanto de inmediato sin dudarlo, no quiero que me eche agua con hielo como hace dos años cuando debía presentar mi examen de admisión a la Universidad y me había quedado dormida.

Hoy es Sábado, mis padres estuvieron en Chicago cuidando de mi mientras me recuperaba pero les dije que estaba mucho mejor, así que ambos se regresaron a Los Angeles con la condición de que Masen cuidaría de mi.

El y yo vivimos en apartamentos separados pero cada uno tiene las llaves del apartamento del otro, yo siempre le aviso cuando voy a entrar al suyo, no quiero encontrarlo con las manos en la masa como hace cuatro años que entré a su habitación y estaba cogiéndose a Támara Emerson; la chica sexi que trabajaba en la cafetería de la escuela.

—Eres un grano en el culo Masen, ¿Sabes cuanto tiempo hace que no duermo bien?—Le digo mientras me dirijo al lavabo.

—Estuviste dormida dos semanas, no necesitas dormir más cuando lo que vamos a hacer hoy es importante.

—¿Y she puede saber que esh tan importante?—Le preguntó mientras me lavo los dientes.

—Me acompañarás al ensayo de hoy. Vamos a encontrarnos con las chicas e iremos al centro comercial a distraernos un rato.—Se recarga contra el marco de la puerta. Me enjuago la boca y escupo; abro el botiquín.

—No parece algo muy importante, excepto por las chicas claro. Por cierto, no me visitaron ni una vez desde que desperté.—Me sirvo un vaso de agua de la llave y saco una pastilla para el dolor. Masen me los quita.

—¡Oye!

—No te automediques; si te duele algo llamamos a alguien para que te revise pero no te tomes nada que no te receten.—Me reprende.

—¡Me esta doliendo todo el cuerpo Masen!

—Y a mi aun me duele la pierna, pero no te vas a tomar nada y ¡deja de ser tan dramática! .

Suspiro rendida.

—¿Sabes qué?,—Dice el—mejor me llevo esto—abre el botiquín y empieza a sacar todo lo que hay en el.

—Ya, está bien, no seas exagerado.—Le quito las medicinas y las vuelvo a poner en su lugar. Tampoco es que sea adicta a tomar medicamentos, podré soportarlo.

—No te lo quería decir pero... Diana y Arle no fueron a visitarte por “la situación".—Dice retomando el tema anterior.

Diana y Arle son mis mejores amigas.

—¿De qué hablas?

Masen sale del baño y se sienta en mi cama recargando ambos codos en sus rodillas, no dice nada durante varios segundos.

—Que sus padres tienen miedo Mara, ambas familias coinciden en que has sido una amiga incondicional con sus hijas pero estás envuelta en una situación sin resolver; sigues siendo una involucrada y aunque ellos piensan que no fuiste tú quien lo asesinó, no quieren que sus hijas estén involucradas.

—Y... ¿Ellas están de acuerdo?—Pregunto con miedo a su respuesta.

—Claro que no Mara, lo que pasa es que sus padres las tienen muy vigiladas. Diana fue a visitarte varias veces porque se lo suplicó a sus padres pero después de que despertaras no dejaron que volviera al hospital.

HIPNOSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora