HIPNOSIS

Laboratorio

Hay una llamarada en el centro de la mesa, la cual está llena de comida en abundancia; tanta comida que a pesar del dinero de mis padres jamás había visto tanta cantidad en un solo lugar. Soy el centro de atención o al menos eso siento cuando todas las miradas están sobre mi.

La gran mesa está llena de personas vestidas totalmente de negro. Todas llevan un abrigo y un traje negro y cubren sus rostros solo con un cuello del mismo color, el cual solo deja ver sus ojos.

Los he visto vestidos de varias formas, pero estando en este lugar y en esta ocasión será la primera vez que voy a verlos sin ese cuello, se lo van a quitar para comer porque está es una ocasión especial.

Yo soy la reina blanca en medio de súbditos y peones del equipo contrario, es una mesa de ajedrez y yo estoy en desventaja porque los míos no están en este juego de miradas.

Intento mantener la calma pero mi sorpresa no se limita a una simple mueca cuando mis ojos ven al rey negro.

Abro los ojos cuando escucho mi móvil. Mis padres me lo devolvieron antes de irse a California.

Me incorporo y lo agarro de la mesa de noche que tengo al lado de mi cama, es un numero privado.

—¿Hola?—Respondo sin dudarlo. Siempre respondo a los números desconocidos, la curisiosidad de saber quien llama es más grande.

Se escucha un suspiro al otro lado del teléfono y luego un ruido como si dejaran el móvil del otro lado sobre alguna superficie.

—Hola Mara Usher Dumont—Responde una voz al otro lado de la línea.

Conozco esa voz.

—Tu... eres ¿quien creo que eres?, ¿como tienes mi número?—Pregunto impactada.

—Si. Siento llamarte hasta ahora pero necesitaba arreglar algunos asuntos antes de llamarte. Tu número lo tengo desde hace mucho tiempo—ríe tímidamente—Escucha, necesito verte si puedes a más tardar mañana.

Me lo pienso un poco, aunque este chico de ojos razgados me haya ayudado, sigo sin conocerlo—No puedo, mañana tengo clase. Y estaré ocupada porque el martes me van a hacer un interrogatorio.

—¿Acaso tus padres no te lo habían dicho?, tu fuiste expulsada de la universidad—Me afirma con un tono divertido—ni te aparezcas por allá porque te van a mirar como experimento del área 51.

¡Rayos!, lo había olvidado, aunque no fueron exactamente mis padres quienes me lo dijeron.

—Podría ir a hablar con la directora —Me enojo de hombros aunque se que no me ve—no esta bien ser expulsada sin al menos saber el por qué, ¿No crees?

—No pierdas el tiempo en cosas que no tienen importancia—Me regaña—además en tu situacion lo que menos importa es estudiar y si necesitas saber el por qué de tu expulsión yo mismo te lo puedo aclarar, claro si es que necesitas detalles al respecto—se burla.

Touché.

—Y ¿Esperas que vaya yo sola?—Pregunto desconfiada.

—Oh, no... Por supuesto que no, ya me encargué de comunicarme con tu amigo, simplemente quería ser yo quién te lo pidiera.

—Bien, supongo que no hay problema entonces, y ¿Dónde nos veremos?—Pregunto curiosa.

—Ya le envié las indicaciones a Masen. ¡Ah! y ¡casi lo olvido! tengo algunas recomendaciones para ti: Evita ponerte esa ropa llamativa que siempre usas y no te maquilles.