[56]: San Valentín 2020

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Desde hace unas semanas el nuevo vecino de Strange —Anthony Stark, reconocido ingeniero, científico de mecánica y el omega más deseado— se mudó, sin embargo, no lo ha visto ni una vez.

Tampoco le interesa saber mucho de él, ya que al ser neurocirujano los turnos que toman pueden hasta durar hasta unos dos o tres días seguidos, así que tampoco puede encontrarse con él seguido en las mañanas de madrugada o en la medianoche.

Pero justo el día de San Valentín le dieron el día libre por su turno de setenta y dos horas seguidas. No tenía con quién pasarla, pero tampoco tenía ganas de estar con alguien en las siguientes veinticuatro horas.

Así que en la mañana compra un par de ingredientes para el desayuno, el almuerzo y otras cosas para el resto de la semana.

Tenía puesta su bufanda roja y una chaqueta azul, aquel día de febrero hacía tanto frío que ni siquiera tenía ganas de salir de las cálidas sábanas que lo abrazaban; pero si quería que su estómago dejará de exigirle comida, tendría que comer algo.

En su camino para regresar a su hogar con la comida, se encuentra con un hombre que le saludaba con un "¡Hey!", él se sorprendió por lo inesperado que fue el saludo y observándolo más de cerca, le parecía realmente atractivo.

— Soy Tony, tú vecino. Creo que no nos hemos visto desde que me mudé— dijo algo emocionado por verlo, Stephen aún extrañado por su reacción lo dejó ser.

— Un gusto, soy doctor Stephen Strange— aquello lo mencionó con algo de orgullo, mientras saludaba con un apretón de manos.

— ¿Te gustaría pasar a tomar algo a mi casa?—

— ehh... ¿Claro?.— con la duda aceptó por la petición repentina, tal vez Stark quería ser amable con sus vecinos.

Stephen fue a su hogar para dejar las compras y regresar con Tony. Al entrar a su morada, fue un cambio total de transformación en comparación con su casa, habían muchas cosas tecnológicas como el sistema de seguridad y de inteligencia artificial, al parecer el hombre estuvo ocupado.

Le ofreció un desayuno con una taza de café, Stephen la aceptó amablemente, bueno él tenía hambre y no podía sonar como un desesperado así que hizo su mejor esfuerzo.

Las horas pasaron más rápido que el trueno antes de que se hayan tapado los oídos. Aunque no querían aceptarlo, se divirtieron con la presencia del otro.

Cuando eran las una de la tarde empezaron con los tragos pequeños por parte del dueño de la casa, comenzaron a conversar sobre sus profesiones. Y luego cuando Tony empezó a soltar la lengua fue más abierto con Stephen.

— ¿Sabes? Ya te conocía, eres famoso entre los grandes doctores y entre muchos alfas y omegas— dijo mientras tomaba un poco más de su trago.

— ¿Sabes? No me sorprende que lo sepas, yo ya sabía que era famoso— mencionó con un poco de altanería.— Tú también eres famoso, así que también te conocía.

— ¿Entonces para qué hablamos de nuestras profesiones si ya las sabíamos?— preguntó Stark apunto de reír por la situación tan cómica.

— Pues, para hacer tiempo supongo.—

Después de eso rieron juntos, al parecer algunos tragos para las seis de la tarde fueron muy fuertes y empezaron a hablar sin que lo pensaran antes.

Por suerte ese día, ambos tenían libre y mañana también, así que cualquier cosa que sucediera en la noche no tendría repercusiones en el siguiente día.

Toda la tarde la pasaron hablando, riendo, viendo algunas películas mientras las criticaban. Algunas veces estaban de acuerdo y otras no. Y otras veces bailaron y conversaron algunas canciones que tenía Strange en su playlist.

— Feels So Good, Chuck Mangione de mil nueve cientos sesenta y siete.

— Lanzada en diciembre del setenta y siete y saltó a la fama en el setenta y ocho— dice Stark.

— Vaya, alguien que si sabe reconocerlo.— le sonríe leve al beber un poco del licor en el vaso.

Rieron un rato y volvieron a sumirse en un silencio cómodo.

Al parecer el tomar muchos tragos le producía un cambio de feromonas al omega, quién involuntariamente empezó a liberar un olor dulce que atraía el instinto primitivo del alfa. Y el último estaba en las mismas, el aroma del doctor era muy llamativo para el castaño.

Finalmente, el deseo los consumió para las once de la noche, en donde sus cuerpo eran controlados por sus instintos. Aguantando desde las ocho para aquel encuentro caliente.

La fusión de aromas concluía en el petricor, un olor tan atractivo y adictivo para momentos de sequías. Y ellos —o mejor dicho, sus lobos internos— exigían una dosis de sexo, no importaba si era afectuoso o no. Pues al final siempre terminará con algún efecto afectuoso porque sus cuerpo se acostumbraran a la sensaciones afrodisiacas producidas en el momento.

Pues a la mañana, ambos despertaron con un dolor de cabeza insoportable, Tony con un dolor de cadera y borrosos recuerdos de lo que sucedió.

Avergonzados, decidieron ignorar lo que sucedió por unas semanas; después de todo volverían a pedir los mimos del otro una vez más.

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Tres capítulos cortos seguidos, que milagro ahre.

¿Les gustaría un especial de qué fue lo que sucedió esa noche de San Valentín? e.e

𝘓𝘢𝘴 𝘝𝘦𝘯𝘵𝘢𝘫𝘢𝘴 𝘋𝘦 𝘛𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘜𝘯 𝘕𝘰𝘷𝘪𝘰 𝘔𝘢𝘨𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora