Estaba viendo por mi balcón a Luciana que estaba en un jardín de mi castillo, ella puso un mantel en el césped, trajo una canasta y también trajo a su peluche, lo sentó a su lado y le puso una taza (De juguete) y un plato (También de juguete) y le estaba sirviendo té imaginario, estaba jugando al "picnic" sola y yo me preguntaba ¿Dónde rayos estaban sus niñeras?
De repente vi que de unos arbustos salió un lobo, parecía ser Alejandro, noté que ella se asustó y cuando lo hiso el se convirtió en humano y la calmo "Tranquila yo no te hare daño" escuche que le decía ¿Por qué estas sola? Le preguntó.
-Es que nadie quiere jugar con migo- respondió ella, con un tono triste, cuando lo dijo sentí que me comenzó a hervir la sangre esas mortales no hacían nada y para lo único que las contraté fue para cuidar a esa niña y ¡No lo estaban haciendo!
-No te pongas triste- dijo el- ¿Si quieres yo puedo jugar con tigo?- vi claramente como los ojos de esa niña se iluminaron.
-¿Enserio?- pregunto ella aun con esa linda sonrisa llena de esplendor, el hiso un gesto afirmativo- Si, si claro- dijo ella, el se sentó y ella le ofreció una taza de té y bueno estaban jugando. Di media vuelta y fui a buscar a aquellas mortales, tenía hambre, ellas serian parte de mi desayuno.
Minutos después...
-¡Suéltame!- dijo una de ellas tratando de soltarse pero era inútil, no se por que ella gastaba energía en eso, la tenia agarrada del cuello, le dije "No grites por que no te servirá de nada" y la mordí, de todas formas gritó, cuando la deje sin una sola gota de sangre saque mis colmillos y la tiré al suelo.
La otra estaba de sangrándose por que le había arrancado parte de una pierna, entre sollozos me suplicó que no le hiciera nada- ¿Por qué rayos Luciana siempre andaba sola? Ustedes no cumplieron su deber y ustedes sabían lo que les iba a hacer si fallaban, estoy cumpliendo lo que dije así que cállate- dicho esto comencé a patear su estómago- ¡Desgraciada zorra!- dije, me agaché para estar casi a su altura- Yo te di una oportunidad, tu la desperdiciaste- con mi mano la comencé a estrangular y hice que mis uñas penetraran en su piel, finalmente destrocé su cuello, llame a algunos de mis sirvientes para que limpiaran el desastre que había hecho, volví a mi habitación me cambié de ropa y me asomé por mi balcón, aun Alejandro estaba jugando con Luciana, me convertí en murciélago y volé en dirección a ellos.
Cuando llegue me volví a transformar en vampiro- ¿Qué haces aquí?- le pregunté a Alejandro.
-Solo venia pasando y vi a esta niña jugando sola, me dio lastima y me puse a jugar con ella- dijo con un tono firme.
-Bueno ya te puedes ir- trague saliva- yo me encargaré de ella- Alejandro se levantó y Luciana también, el se despidió y se fue en su forma de lobo, con un movimiento de mi muñeca hice que desapareciera el mantel, la canasta y esas cosas a excepción de el oso de peluche de Luciana- Agarra ese peluche y ven con migo- le dije serio, ella hiso lo que le dije y comenzó a caminar con migo, ambos fuimos a su habitación, ella subió a su cama aun con su peluche en los brazos, yo seguía de pie mirándola.
-Acuéstate con migo- me pidió, suspiré, me senté en la orilla de su cama, ella se acercó a mi y se sentó a mi lado, apoyo su cabeza en mi brazo, la mire, sonreí y esta vez no de una manera macabra sino de una manera tierna.
-A ver acomódate y yo me acostaré a tu lado- inmediatamente ella lo hiso, después yo me acosté, ella se apegó más a mi, abrazando fuertemente mi brazo, le di un beso en la frente-¿Y como te trataban tus niñeras?- pregunte.
-Bien, aunque nunca jugaban con migo- dijo ella con un tono levemente triste ¿De verdad por que no le había preguntado esto antes? No es por la niña, por que de verdad no me interesa, lo que hacia que me hirviera la sangre es que esas dos mujeres me mintieran, esta vez tenia que contratarlas yo mismo o mejor dicho secuestrarlas.
-¿Y que te pareció Alejandro?- pregunté, me senté en su cama tenía hambre debía ir a comer y aprovechar para contratar a unas nuevas niñeras.
-Es muy amable- respondió con un tono dulce, me levanté de la cama-¿Para donde vas?- me preguntó.
-Tengo que ir a comer- dije inconscientemente.
-Voy con tigo-dijo ella levantándose, me alarme ¿Y ahora que hago? Pensé, di media vuelta y la miré.
-No, no vas a ir con migo- dije serio- ¿Qué te parece si te leo un cuento?- vi como los ojos de la niña se iluminaron con esa luz de inocencia única, en todos mis siglos nunca había visto, me hiso un gesto afirmativo-¿Cuál quieres?- pregunté.
-La cenicienta- dijo sonriendo, caminé hacia la estantería y lo busque, cuando lo encontré pude notar que en medio de unos libros había una hoja de papel, me dio curiosidad, la saqué, la abrí y vi un dibujo obviamente lo había hecho Luciana en el cual se podían ver dos figuras, una era yo y la otra era ella, "Nosotros" estábamos agarrados de las manos, la cerré y la volví a poner en su sitio, me dirigí a la cama y me senté en la orilla- Empecemos- ella se volvió a sentar a mi lado.
Cuando termine la miré, la agarre de la barbilla y le di un beso en la frente, ella soltó una risita y me abrazó, apegándose más a mí, puso su cabeza en mi pecho, suspiré, lo único que quería era deshacerme de esa pequeña alimaña para irme a comer, sino esa sabandija seria mi comida, la separé de mi- No me vuelvas a tocar oíste- dije molesto- o mejor dicho no te vuelvas a acercar a mí- me levanté y me retiré de la habitación.
(Cuando volví a mi castillo...)
Traje a una mujer a mi castillo, la senté en mi sillón y la desamarré, hable con ella un rato, trate de calmarla, fui directo con ella, le dije lo que tenia que hacer, la amenacé de muerte si no cumplía su deber, y ella aceptó- Perfecto, vivirás aquí ven con migo y te mostraré el cuarto donde está la pequeña- ella y yo comenzamos a caminar, cuando llegamos le dije- Tu trabajo comienza justo hoy, si notas algo raro en la niña o en su entorno me lo dices... Ah por cierto si ella quiere jugar hazlo, juega con ella y trata de mantenerla lejos de mí- ella hiso un gesto afirmativo y me retiré.
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Tú eres mi única debilidad
Romanceabrí la puerta, caminé por un pasillo siguiendo el sonido del llanto, y encontré la habitación en donde se encontraba, cerré la puerta y me acerque a la cuna, y la vi, era una niña muy linda, blanca como la nieve, su cabello castaño y sus ojos azule...