El Sueño.

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-¿Hola?- Pregunté pero no veía a nadie cerca-¿Dónde estoy?- miraba para todos lados pero solo había oscuridad, comencé a oír el llanto de un bebé, a medida de que avanzaba se hacia más fuerte el sonido, de repente se encendieron unas luces dejando ver el escenario, el sitio donde me encontraba era la casa de los padres de Luciana-¿Qué rayos?- dije, seguí el sonido del llanto y llegué a su habitación abrí la puerta y en el cuarto estaba todo en orden cerré la puerta, me acerqué a la cuna y la vi, para ser sincero es la bebé más linda que e visto y es una niña preciosa, de un momento a otro tenía una almohada en mi mano, la tiré contra una pared y agarré a la bebé- Shh, shh, cálmate pequeña- le dije suavemente "Papá" dijo ella y se quedo dormida en mis brazos, suspiré.

En un abrir y cerrar de ojos el escenario cambio, ya no estaba en aquella casa, ahora estaba en mi castillo, me levanté de mi cama y algo me decía que me asomara por mi balcón así que lo hice, a lo lejos vi a Luciana esta vez ya estaba mas grande tenía como unos 3 años, ella traía una canasta y su peluche, de la canasta sacó un mantel y lo puso en el suelo, también sacó unas tazas y unos platos de juguete, los acomodó, se sentó y puso su oso a su lado-¿Quieres una taza de té?- le preguntó a su muñeco-Perfecto ¿Te gusta? Lo hice yo misma ¿quieres más?- dijo sirviéndole más té imaginario a su muñeco, ella suspiró- Sabes-decía-A nadie le gusta pasar tiempo con migo, ni a mis niñeras, ni a los mayordomos e incluso mi papá- pude notar que se limpió las lagrimas- Y el único que me queda eres tú- dijo prácticamente llorando-¿Me comprendes verdad?- preguntó, ella se limpió las lagrimas, suspiró, sin pensarlo me convertí en murciélago y volé hacia ella.

-Hola Luciana- dije amablemente-¿A que juegas?- le pregunté.

-Estoy de picnic con mi peluche- dijo ella aun sentada sosteniendo su taza.

-¿Puedo jugar con tigo?-le pregunté, lo ojos de la pequeña irradiaba la felicidad.

-¡Si!- dijo, me senté a su lado-¿Quieres té?-me pregunto hice un gesto afirmativo- ¿me puedes pasar mi canasta por favor?- la agarré y se la di- Gracias- me dijo ella, de la canasta sacó un cuento-¿Me lo lees?-me preguntó.

-Claro-respondí amablemente, suspiré y cerré los ojos, cuando los volví a abrir de nuevo cambió el escenario, ahora estábamos en su habitación.

-Me encantó el cuento papá- dijo ella al parecer ya se lo había contado, la agarré de la barbilla y le di un beso en la frente, ella soltó una risita y me abrazó, apegando su cabeza a mí pecho-Te quiero-me dijo cariñosamente, yo sonreí y acaricié su cabello, por primera vez no quería deshacerme de esa niña ni tampoco comérmela, solo que fuera feliz...

Cerré los ojos, para sentir el calor de aquel ser que tenía a mi lado, cuando los abrí estaba en uno de los jardines de mi castillo, el ambiente estaba frío y no podía ver mucho por la nieve que caía.

-¡PAPÁ!- Escuché a Luciana gritar detrás de mi, voltee y vi que un hombre la estaba cargando y corría hacia el bosque-¡PAPÁ AYUDAME!-Gritaba, yo comencé a correr pero ellos se perdieron entre la nieve y neblina...

Me levanté de golpe-Luciana- dije, miré para todas partes, todo había sido un sueño, puse una de mis manos en mi cabeza- tengo que ir a ver como está- me levanté de mi cama, me cepillé, me vestí y Salí de mi cuarto, caminaba tan rápido que casi estaba corriendo, llegue al cuarto de Luciana y abrí la puerta de golpe, ahí estaba la señora y ella sentadas en la cama, cerré la puerta detrás de mí e inmediatamente fui y abrace a Luciana, me importaba un comino que esa señora estuviese ahí-Luciana, me alegra que estés bien- le dije apretándola un poco, a nadie le había dado un abrazo así y para serles sincero se siente bien, ella y yo nos separamos y la senté en una de mis piernas.

-¿Usted está bien? Se ve más pálido de lo normal- preguntó la señora.

-Si, si estoy bien-respondí-Aunque no he comido-agregue, la señora se alejó un poco-tranquila no te haré nada- dije amablemente-por ahora- susurré.

-¿Quiere un poco de agua?- me ofreció.

-No, usted sabe que prefiero el vino- le dije mientras le guiñaba el ojo derecho.

-Ah si verdad- decía ella-entonces ¿Quiere que le traiga vino?- me siguió ofreciendo.

-No, gracias yo lo traigo- hice un movimiento con mi muñeca y apareció una botella con "Vino" y una copa- A ver Luciana siéntate acá- le señalé un espacio que había entre la señora y yo, ella obedeció, destapé la botella y serví la sangre en la copa, cuando se llenó tapé la botella y la volví a poner sobre la mesita que estaba al lado de la cama, cuando comencé a beber pude notar como la señora se cubrió la boca con una de sus manos mientras me veía con una expresión entre asco y terror, cuando la miré ella inmediatamente se quito la mano de la boca y comenzó a mirar para otro sitio, cuando terminé de beber, me relamí los labios-Rico- dije, la señora me miró y se cubrió la boca con una mano por un momento, yo sonreí más de verdad quería reírme a carcajadas pero simplemente no quise, agarré la botella y me volví a servir- El motivo de mi repentina visita se debe a que quiero anunciarles algo- tome un poco de sangre- Luciana no saldrá más de este castillo- la pequeña me miró- por un corto lapso de tiempo-

-¿Por qué?-Preguntó la pequeña.

-No tengo porque responder eso, solo sigan mis órdenes- dije serio, agarré a la pequeña de la barbilla y le di un beso en la frente, ella soltó una risita, le di otro en la nariz, varios en una de sus mejillas y baje a su cuello ¡Conde! Dijo la mujer, inmediatamente la miré.

-Yo creo que usted ya se debería ir, porque de seguro tiene muchas cosas que hacer ¿No?-dijo la mujer tratando de ocultar una evidente preocupación.

-Ah si, verdad, no me acordaba- dije- bueno yo ya me tengo que ir- hice un movimiento con mi muñeca y desaparecí la botella con la sangre, le di un abrazo a Luciana, le susurré al oído un "Te quiero" y le di otro beso en la frente, me levanté de la cama, pase mi mano por el hombro de la señora, y era evidente que le dio un escalofrió por que frotaba con sus manos sus antebrazos, pero decidí no prestarle mucha Atención.

Salí de la habitación feliz porque Luciana estaba bien, había saciado un poco mi hambre pero aun quería más.

Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now