Nota: terminó la narración de Luciana.
Estaba yendo al pueblo, habían pasado tres años desde que Luciana se fue, y no había parado de pensar en ella ni un segundo, "Mi niña, espero que estés bien..." pensé, busqué a Luciana una y otra vez pero me rendí, ella seguro estaba lejos, y no valía la pena.
Llegué, me convertí en vampiro y caminé por las calles escogiendo a cual casa entrar, suspiré, y accedí a una, mordí a todas las personas que se encontraban adentro y así, mi vida era monótona y simplemente consistía en matar, Luciana era la única que hacía distinto todo.
-¡POR FAVOR NO ME MATE!- suplicó una mujer, la tenía agarrada del cuello, contra una pared, yo simplemente la mordí, y dejé el cuerpo sin vida en el suelo.
Salí de la casa y seguí mi camino, suspiré, miraba el suelo, de repente un trueno retumbó, haciendo que el agua del cielo cayera y comenzara a llover, yo no le presté atención, y ya estaba empapado- Luciana- dije en voz baja- Si pudiera verte solo una vez más- las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, el sentimiento de culpa se adueñaba de mi ser, no era feliz, nunca lo fui hasta que llegó ella.
Al rato regresé a mi castillo, "¿Quizá acabar con algunos de mis prisioneros me levante el ánimo?" pensé, baje la escalera de caracol, y llegué a los calabozos, entré, mate a todos y ni siquiera me sacaron una sonrisa.
-Conde... Lo esperan arriba- dijo uno de mis guardias.
-¿Quienes?- dije desganado.
-Unos brujos con sus hijas- respondió.
-Perfecto, voy para allá- Me dirigí a la escalera y comencé a subir, quizá matar a jóvenes vírgenes me ayudará a subir el ánimo, fui a mi salón principal, y me senté en mi sillón individual, esperando a que pasaran los primeros.
-Buenas noches Conde Drácula- dijo una mujer entrando con una muchacha, supuse que era su hija.
-¿Mamá enserio tenemos que hacer esto?- preguntó ella insegura a su madre.
-Si, recuerda que tu papá está muy enfermo- comentó.
Yo no me inmuté, tenía planeado morder a la joven y traicionar a la mujer, ya que no curaba enfermos.
Ella me entregó a la muchacha, y yo la senté en mi regazo, claramente se veía inquieta- ¿Qué quieres que haga por ti?- pregunté.
-Quisiera que mataras a la amante de mi esposo- respondió.
-¿Qué?- la joven se puso tan pálida como yo- ¡¿Para eso me trajiste?! ¡¿Y la enfermedad de mi padre?!-
-La inventé, lo siento mucho hija- las lágrimas brotaron de sus ojos.
-Mamá yo no quiero estar con este Señor, ¡Vámonos!- suplicó, la mujer negó con la cabeza en respuesta.
-Menos plática más acción- dije, con una mano agarré las muñecas de la joven, con la otra tomé su barbilla y jalé su cabeza para atrás dejando su cuello al descubierto, la mordí, ella soltó un grito desgarrador que lentamente fue desapareciendo hasta quedar en su última bocanada de aire.
Saqué mis colmillos de su cuello y tiré el cadáver al suelo- ¿Cómo se llama la amante de tu esposo?- la mujer me dijo su nombre, recogió el cuerpo su hija y se retiró- ¡El siguiente!- grité.
(Minutos después...)
Entró a mi sala un hombre, cargando una chica con una bolsa en la cabeza, lo cual no me sorprendía porque era común.
-¿Ella está inconsciente?- pregunté.
-Si- respondió el hombre, dio unos pasos y la dejó en mi regazo.
-¿Qué es lo que deseas?- pregunté.
-Inmortalidad- dijo.
-Pero para poder complacerte, tendría que morderte- dije.
-Estoy dispuesto a eso- respondió con seguridad, sonreí ladeadamente, bostecé y mientras lo hacía le quité la bolsa de la cabeza a la muchacha y lo tiré, cuando la miré no podía creer lo que estaba viendo.
-¿Lu-Luciana?- tartamudee por la impresión- ¡Mi niña!- inmediatamente la abracé y lágrimas de felicidad brotaron de mis ojos, era ella, le quite la mordaza y la besé tiernamente, luego me fijé en los golpes que habían en su cabeza, deslicé su camisa para arriba y el moretón que estaba marcado en su abdomen era impresionante- ¿Tú le hiciste esto?- alcé la vista para ver al hombre.
-No Conde- mintió, noté que estaba sumamente nervioso.
Luciana comenzó a despertar y se quedó en completo shock, comenzó a temblar- ¿Cariño estas bien?- pregunté, ella inmediatamente comenzó a gritar pidiendo ayuda, trataba de zafarse pero no podía, yo la abracé y le di un beso en la frente- Estoy muy contento de que estés aquí- sonreí, ella comenzó a llorar- No, no llores, Shh, shh, ya papi está aquí- la consentí para que dejara de llorar, tenía a mi pequeña de vuelta y casi estallaba de felicidad.
-¿Luciana él te golpeó?- pregunté, ella hiso un gesto afirmativo, le di un beso el la frente, y en un abrir y cerrar de ojos estaba parado frente al hombre- Eres un miserable, ¿Cómo te atreviste a pegarle?- le pregunté, una furia inmensa me consumió nadie podía tocar a mi niña, la cual estaba sentada en mi sofá, agarré al hombre del cuello y lo estrellé contra una pared, lo volví a agarrar y lo tiré al suelo- ¿Te gusta como se siente?- me abalancé encima del hombre y golpee su rostro una y otra vez, también hice lo mismo con su abdomen, quería acabar con su vida, pero no se me olvidaba que Luciana me estaba viendo, así que me levanté- ¡GUARDIAS!- Grité, ellos llegaron inmediatamente- llévense a este infeliz a el calabozo-
-¡NO! ¡POR FAVOR!- Gritó el hombre mientras los guardias se lo llevaban, cuando se cerró la puerta miré a Luciana, la cual seguía en shock.
Luego miré mi ropa que estaba llena de sangre- Antes de quitarte las sogas con las que estas amarrada, quiero que me digas por qué te fuiste- dije sentándome en el sillón que estaba a su lado.
-¿Vas a matarme?- preguntó ella.
-¿Qué? No- respondí frunciendo el ceño.
-Dijiste que lo harías- comentó- La noche que mataste a mi niñera lo confesaste- comenzó a llorar- Por eso escapé-
-Oh, mi niña, dije eso solo para asustar a Emilia- sinceré- Además yo dije "Al principio mis planes eran completamente distintos que ahora"-
-¿A que te refieres?- alzó una ceja.
-Me refiero a que tú me cambiaste la vida- sonreí, y toqué su mejilla.
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Tú eres mi única debilidad
Romanceabrí la puerta, caminé por un pasillo siguiendo el sonido del llanto, y encontré la habitación en donde se encontraba, cerré la puerta y me acerque a la cuna, y la vi, era una niña muy linda, blanca como la nieve, su cabello castaño y sus ojos azule...