Nota: narra el Conde.
Aceleré el beso, y comencé a excitarme, no quería quitarle la inocencia a mi niña hermosa, pero una parte en mi tuvo ese instinto salvaje de arrebatar su virginidad.
"Tengo que controlarme..." pensé.
Traté de desacelerar el beso y me separé lentamente, Luciana sonrió, su respiración estaba acelerada, le di un beso corto y me aparté a un lado.
De repente los aullidos de los lobos se escucharon, estaban cerca, me alarmé, ellos ya no eran mis aliados y tenía que proteger a Luciana.
-Vámonos de aquí- le dije.
-¿Tan pronto?- preguntó.
-Si- me levanté y le ofrecí mi mano.
Me quité mi capa y cubrí a Luciana- ¿Qué pasa?-
-Shh... Baja la voz- le dije- camina rápido-
La luz de la luna alumbraba nuestro camino de vuelta a mi castillo, y justo en frente de nosotros vi un par de ojos rojos.
-Detente- paramos en seco.
-¿Por qué?- preguntó, yo pasé mi brazo por sus hombros.
-¿Quién eres?- pregunté mirando a el par de ojos rojos los cuales se multiplicaron, ahora eran seis, se carcajearon y en un parpadeo desaparecieron.
-Conde Drácula- escuché una voz femenina.
-¿No nos reconoces?- dijo otra voz distinta pero femenina también.
-Somos nosotras- volví a ver un par de ojos.
-¿Rubí, Kristal y Ágata?- pregunté, y logré captar de nuevo sus seis ojos.
Las tres hermanas salieron entre los árboles- ¿Quién es ella?- preguntó Kristal.
-Es una victima- mentí, lo último que querría sería lastimar a Luciana.
-¿Cómo lo fuimos nosotras?- preguntó Rubí.
- A ella si la mataré- seguí mintiendo, no quería que la sociedad vampírica se enterara de Luciana, ya que intentarían hacerle daño- Como debí haberlo hecho con ustedes-
-¿Y por qué no en vez de matarnos tenemos sexo salvaje en la cama?- comentó coqueta Ágata.
"Podría tener sexo con las tres hermanas y así reducir mi deseo sexual" pensé "Estaría bien, ya que no quiero llegar a quitarle la inocencia a mi pequeña" La miré, se notaba un tanto preocupada, probablemente ya no iba a perdonarme y si la violaba menos.
-Está bien, las espero en mi castillo- dije serio, las tres hermanas se esfumaron en una nube de humo negro, suspiré, miré a Luciana la cual estaba apartada unos centímetros de mí, era obvio que todo mi esfuerzo de todas esas semanas se había vuelto sal y agua.
Sin decir una palabra nos tele transporté a mi castillo, Sentí a Luciana helada y temblorosa, subimos a su celda en la torre del Sur, y entramos, yo cerré la puerta.
-¿Enserio vas a matarme?- preguntó ella sentándose en la orilla de la cama.
-No mi amor- respondí- Lo dije para no levantar sospechas- di unos pasos hacía ella- Si algún vampiro sabe que tengo a una mortal en mi castillo va a querer secuestrarla o matarla- tragué saliva- por eso- vi mi habitación y se veía la luz encendida, alguien estaba allí- es que dije todo eso, en verdad lo siento- le ofrecí mi mano y ella simplemente bajó la mirada, el sentimiento de culpa me invadió, pero hice lo correcto, me senté a su lado y la abracé- Te quiero mucho- le dije mientras le daba un beso en la frente- Hago todo esto por ti- besé sus suaves labios una vez más y nos separamos.
Con un movimiento de mi muñeca hice aparecer una botella con sangre, la puse sobre la cama, me levanté cerré las cortinas, agarré la botella y saqué el corcho, el olor a sangre invadió la habitación- ¿Qué estás haciendo?-
Tomé un trago de sangre- Sabroso- relamí mis labios- Tengo que fingir que te maté, así que voy a llenar mi ropa y labios de sangre- mientras hablaba ponía un poco de sangre en la palma de mi mano y la pasaba por mi ropa, y bebía de vez en cuando un poco para que chorreara por mi barbilla- ¿Si parece como si hubiera matado a alguien?- pregunté.
La expresión de Luciana lo decía todo.
Le puse de nuevo el corcho a la botella y con un movimiento de mis dedos la desaparecí- Se que lo que te voy a pedir es un poco atrevido pero necesito que grites-
-¡¿Qué?!- exclamó.
- Necesito que parezca real... Por favor- rogué.
- Allá no se va a escuchar-
-Claro que si- crucé los brazos- Si yo escucho cuando te quejas en voz alta, obviamente se va a escuchar un grito-
-Osea que escuchaste cuando...- interrumpí.
-En fin... Grita- dije serio.
-Aaah- dijo desganada.
Alcé una ceja, "Tendré que usar mis cualidades vampíricas para esto" pensé- Sabes pequeña... Realmente yo no he comido en toda la noche- Mentí mirándola fijamente- Y tu cuello es una tentación, necesito sentir- di unos pasos hacia ella lentamente- el sabor de la sangre- bajé mi mirada hacia su cuello- en mi boca una... Vez más- me abalancé encima de Luciana, ella trataba de defenderse y yo agarré sus dos muñecas y las puse por encima de su cabeza, ella no paraba de gritar, yo tenía una sonrisa macabra plasmada en mi rostro- Te ves tan hermosa esta noche- pasé mis dedos índice y medio por su mejilla- Que lastima que tengas que morir- bajé lentamente a su cuello.
-¡CONDE NO! ¡CONDE NO ME MATES POR FAVOR!- Gritaba sin cesar, las lágrimas brotaban de sus ojos como si fueran un manantial, y yo no podía aguantar la risa, cuando llegó el momento de fingir morderla en vez de clavarle los colmillos le di un beso, separé mis labios de su cuello y con la mano que tenía libre tapé su boca.
- Shh... Cálmate, no voy a matarte, jamás lo haré- susurré, sonreí tiernamente- te liberaré si no gritas y te calmas ¿Si?-
Lentamente me separé de ella- Gracias por tu colaboración- y la abracé.
-¡Suéltame!- exclamó.
-No hables muy fuerte- dije, apartándome- Tengo que irme en verdad disculpa lo que te hice-
Me retiré de la habitación, me hubiese encantado quedarme a consolar a Luciana pero debía disimular, mientras iba camino a mi habitación me conseguí a Yovany, le pedí amablemente que se quedara hablando con Luciana y él aceptó.
-Pero déjame advertirte que si llegas a faltarle el respeto te mato ¿Entendiste?- lo amenacé jalándolo del cuello de la camisa.
Fui a mi habitación, abrí la puerta y encontré a la vampiras jugando cartas en mi cama- ¿Por qué te tardaste tanto mi amor?- preguntó la mayor.
Pasé y cerré la puerta- Tuve que resolver unos asuntos- respondí serio.
Una de ellas desapareció el juego de cartas- Bueno ya olvídate de todo eso, cariño, porque vamos a cumplir todas tus fantasías- se levantó, caminó hacia mi y me besó.
Bajó su mano hacia mi pantalón, la tiré de vuelta a la cama, y comencé a quitarle el vestido, sin duda esa noche sería espectacular.
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Tú eres mi única debilidad
Romanceabrí la puerta, caminé por un pasillo siguiendo el sonido del llanto, y encontré la habitación en donde se encontraba, cerré la puerta y me acerque a la cuna, y la vi, era una niña muy linda, blanca como la nieve, su cabello castaño y sus ojos azule...