3.11 mi enemiga...

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Tim tenía ojos de espantado, en el departamento entero hubo un silenciotan incómodo y sombrío provocando el paralizar de todos. La rabia deZuley intimidó a los demás, especialmente a Tim, que se encontrabafrente a ella y a muy poca distancia. Él estaba destrozado, el temor ydesilusión lo invadían. Maney estaba ardiendo en furia, en automáticoquiso echársele encima pero Derek se apresuró a sujetarla. Iker y Suemyestaban sorprendidos. Antes de que alguien pudiera actuar... 

—Ya...—Tim apenas balbuceó con una mínima conmoción pero dealguna manera se contuvo. Cerró sus ojos de maneta rápida y volvió aabrirlos, como si recuperara su carácter y alzó más la voz,contrarrestando el grito de Zuley. — ¡YA ESTOY HARTO!Todos miraban con atención y Zuley retrocedió un poco. 

— ¿CÓMO TEATREVES A GRITARME?—Le reclamó, fastidiada y ardiendo en odio. 

— ¿Y TÚ CÓMO TE ATREVES A CULPARME, JUZGARME EINSULTARME?—Tim contrarrestó, enojado a más no poder. —Teodio...—Alcanzó a expresar en un tono demasiado bajo. 

— ¿Qué?—Zuley había escuchado, pero creyó que lo había escuchadomal. 

— ¡QUE TE ODIOOOOO! ¡¡¡TE ODIO TE ODIO TE ODIO!!!—Apretó sus puños y de repente los focos que habían en casa de Zuleyexplotaron, no sin antes iluminarse como locos. Todos se cubrieron lascabezas y no advirtieron que Tim había salido de la casa. 

— ¿Qué pasó? Todos mis focos están rotos...—Exclamó Zuley, cuandola conmoción había pasado. 

— ¡Tim se fue!—Advirtió Iker. 

—Él dijo que me odiaba...—Zuley apenas se había percatado del pesode las palabras de Tim, e iba a ponerse a llorar pero una voz la hizo parar. 

—Después de cómo le gritaste y la manera en la que lo tratas su odio eslo menos que te mereces. 

—Maney...—Balbuceó con lágrimas escurriendo. —Lo que dices es unacondena exagerada. Y yo no soy la culpable de que Tim me odie. Esoquiere decir que él no es mi amigo. Y yo pensé que lo era... Por qué... 

— ¡Diablos! ¡Aterriza! ¡Eres tú la que no eres su amiga! ¡Le gritas sinrazón y lo degradas! ¿¡Cómo es que quieres que reaccione después de tusdesplantes?! —Maney no pudo controlarse, Zuley la miraba con muchaconmoción.

—Pero ¿Por qué me dices eso? Esas cosas tan feas...—Zuleylloriqueaba. 

— ¡Porque es la verdad! ¡Y deja de llorar! ¡Tú tienes la culpa de lo quepasó!—Maney estaba a punto de golpearla pero prefirió no hacerlo. Acambio, igual salió de la casa y corrió tras su amigo. 

—Primero Tim...Y ahora Maney...—Zuley comenzó a llorar más,cubriendo su cara con sus manos. —Yo pensé que eran mis amigos... 

—Lo son, pero Zuley... ¿Tú lo eres? 

— ¿Qué? Derek...—Zuley miró al proveniente de la voz. 

—Creo que... Al fin entiendo por qué eras amiga de Isabel y Estrella. —Derek continuó, diciendo con mucha frialdad y seriedad. 

— ¿De qué hablas? ¡Yo no soy como ellas!—Se quiso excusar, con lavoz quebradiza. 

—Claro que lo eres. Juzgas a la ligera y no haces más que criticar. ¿Sabesquién fue el que compró los discos?—Preguntó con serenidad yformalidad. Zuley se quedó atónita y no contestó, Derek sin nada quetemer contestó su propia pregunta. —Fui yo. — Tomó a Iker de lamuñeca y lo jaló. —Vámonos... 

—Ah... Pero... Yo...—Iker intentaba zafarse o resistirse, pero Derekvolteó a verlo y en ese momento supo que ya no debía oponerse, miró aZuley con algo de tristeza y se dejó llevar por su hermano. Zuley sintióque el corazón se le partía, pues el sujeto que ella decía amar, le habíadicho algo horrible y se había ido detrás de Maney y Tim. Ella se dejócaer, se hincó y se puso a llorar de nuevo, miró a su alrededor y se diocuenta que sólo Suemy permanecía a su lado. 

—Sue... Sólo tú te quedaste...—Expresó, mirándola. —Me duele... Quede nuevo... los que decían ser "mis amigos" me hayan dejado despuésde decirme esas cosas tan feas... «Y me duele más que Derek se fue conManey... Después de lo que ella dijo él... ¡¡Esa zorra me las va a pagar!!¡Pensé que era mi amiga y sólo quería quitármelo!»Suemy caminó hacia Zuley se hincándose junto con ella, la abrazó y ledijo gentilmente. 

—Perdón, pero debes de saber que los amigos no tedicen lo que quieres escuchar. Ellos te dicen la verdad, aunque a vecesduela... 

— ¿Estás con ellos Sue?—Preguntó Zuley, aferrándose al cuerpecito desu amiga sin dejar de llorar.

—Sabes mi respuesta Zuley...—Contestó, seria como siempre. —Porfavor, entiende lo que te dije...

— ¿Y qué debo hacer entonces? ¡Ellos me odian!—Zuley no paraba dellorar. 

—No te odian, pero creo que deberías pedirle una disculpa a Tim... 

— ¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¡Él debe disculparse conmigo!—Zuley por unmomento dejó de llorar y se cruzó de brazos digna. 

— ¿Sí? Dime por qué...—Cuestionó, soltándola y mirándola fijamentea los ojos. 

—Pues... porque... él...—Era inútil pensar en alguna excusa porque eraobvio que no la había. Zuley se quedó sin palabras, dio un suspiroprofundo y se limpió las lágrimas que escurrían de su rostro. —Tienesrazón...—Finalizó muy triste. Y se puso de pie junto con la única amigaque había permanecido a su lado. «Yo tenía razón en ver a Maney comomi enemiga, sabía que tenía que cuidarme de ella...»

Memories 3 - Abriendo los ojos a lo que somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora