Parte 2

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MOMENTO ACTUAL

Mientras que la veía llorar, totalmente afectada, la bestia, creía dentro de él.

Parecía más etérea y delicada que nunca y además, debía de estar agotada.

Él había sido requerido mediante una misiva, una semana antes del total ocaso de su padre.

Durante dicha semana, ella solo había salido del dormitorio, en las ocasiones en que el, acudía a visitar al anciano.

Discretamente, ella salía sin hacer ruido, para dejarles hablar en intimidad.

Cuando reaparecía, también lo hacía discretamente, pero la bestia estaba siempre atenta, tanto cuando se iba, como cuando llegaba.

En ese lapso de tiempo ella se había mudado de ropa, se había rehecho el peinado y parecía que lucía más fresca.

Ella le invitaba a volver en otra ocasión, cerrando así su visita, para no agotar a su padre y aunque el anciano protestaba, ella era firme.

Si el pobre hubiese sabido...habría muerto mucho antes sin duda alguna.

El llanto desconsolado parecía que iba a romperla.

Una mirada acerada de las suyas, era lo único que podía hacer, en ese momento. Sabía que ella no soportaba su mirada de desaprobación, así que pensó que eso la advertiría y la haría volver dentro de la casa a descansar pero...ella cerró los ojos y comenzó a caer sobre el ataúd a medio enterrar aun, de su esposo.

Tuvo que saltar el hueco cavado en el suelo, para poder sujetarla antes de que cayera en el hueco tras el féretro de su padre.

*-Pobrecita....

*-Era cierto que se querían...

*-Vaya numerito...

*-Quizás el viejo consiguiera dejarla en estado...

*-Tan joven...

*-Sera inmensamente rica...

*-Veremos cuánto tarda en volver a casarse...

Todos los asistentes al entierro parecían tener opiniones y ningún reparo en lanzarlas al aire para ser o no escuchados.

Él estaba tan enfadado como aparentaba. Con su madrastra aun en brazos, giro para observar los rostros e intentar así cortar los rumores...

Lo consiguió. El nuevo Lord, portaba una expresión que podía dar respeto y miedo a partes iguales, y desde luego no tenía sentido del humor.

*-Un libertino y una viuda...

Intento hallar a la persona que había hablado, pero había demasiada gente, así que camino hacia la casa.

La doncella de su madrastra, corrió en su dirección al verle entrar con ella en brazos.

*-¿Qué ha ocurrido? Pobrecita, tanta tensión, tantas noches sin descanso, ha sufrido tanto aguardando la muerte del señor

*-Nessa.

*-¿Si señor?

*-¿Es posible que la señora este en cinta?

La mujer de mediana edad, enrojeció antes de contestar.

*-No puedo saberlo, eso pertenece a la intimidad de los señores, señor.

El afirmo con la cabeza.

*-Vaya a buscar un te y sus sales, mientras yo la subo a su dormitorio.

*-Tendré que buscar unas sales, la señora jamás antes las había necesitado, siempre ha sido una joven fuerte y entera.

El afirmo nuevamente con la cabeza y subió las escaleras.

Antes de depositarla en su cama, hundió el rostro en unos de los laterales del cuello femenino y aspiro su fragancia, era tan...

*-Ambrosio...

¡Dios! El nombre de su padre en labios de esa mujer y pronunciado de esa manera...

Tuvo en él, el mismo efecto que un latigazo a espalada descubierta y lo cierto era que se lo había merecido y que le había venido bien para traerle a la realidad.

La dejo al cuidado de la laboriosa mujer en cuanto llego con lo solicitado.

Por supuesto cuando ella entro en el dormitorio, él ya estaba en su ser.

Debería de hablar con la viuda, lo antes posible, dejarle claro, que aunque tenía derecho a la mitad de la herencia familiar, él pensaba controlarla, para evitar que la dilapidara o que callera en manos de un tercero, ya que ahora sería blanco fácil de especuladores y arribistas, qué pensarían en poner sus manos en la riqueza, usándola a ella.

Eso le produjo un escalofrió.

No.

No debía dejar entrar la posibilidad de otro pensamiento.

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