Parte 6

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George, había tenido razón.

Había al menos cinco candidatos masculinos alrededor de Su.

Ella no parecía alentar a ninguno pero tampoco los despachaba apropiadamente.

El por su parte, no tenía ninguna candidata, porque no las había prestado atención y porque su interés estaba en otra parte.

Solo veía a Su, la observaba vaciar una tras otra las copa de champan que la acercaban entre risa y sonrisa de los hombres pendientes de ella.

Eso le preocupaba, puesto que ella nunca había tenido una gran atracción por la bebida, nunca la había visto beber hasta esa noche.

Quizás, ese fue el motivo por el cual, sus carcajadas salieron de tono y quizás fuera el motivo por el cual se dejó convencer de salir a bailar la última pieza de la velada.

La bestia se agito dentro de él.

Camino directo a ellos

*-¿Me permite?

El joven tuvo que retirarse y dejársela en sus brazos, aunque veía en su expresión que no le había gustado hacerlo, no le culpaba.

*-Solomon...

*-Creía que aún no podías bailar...

*-Cierto pero la pista me sedujo

*-Deberías dejar de hacerlo.

*-Cierto pero no puedo sin ayuda, estoy algo mareada y aunque se lo dije al caballero, insistió en terminar el baile.

*-Entonces lo mejor es irnos.

Se despidieron de sus anfitriones y se marcharon en el carruaje familiar.

*-¿Sabes? Este coche siempre me hace tener ideas alocadas.

*-¿Ideas alocadas?

*-Vamos Solomon, no seas mentecato. Estos asientos doblemente acolchados, estas pesadas cortinas corridas, este color rojo, esta temperatura tan cálida ¿No te despiertan la libido y la lujuria?

Un hombre y una mujer aquí dentro podrían tener citas lujuriosas y nadie se enteraría...

Mientras que hablaba se había desabrochado la capa y se había colocado peligrosamente cerca de Solomon.

*-Por supuesto que sí...

Él se apodero de sus labios, quería darla una lección y pensaba que sería rápidamente rechazado, pero al encontrar una ardiente respuesta de la boca femenina, su bestia se liberó.

Su sabor era tan embriagante como el champaña que había bebido, nunca tendría demasiado, no era suficiente.

Cuando sintió que los labios femeninos se hinchaban debido a la fuerza de los suyos, se desplazó a su cuello de cisne y a sus orejas diminutas.

Luego bajo por el escote del vestido para llegar al pecho,

*-Solomon...no...deberíamos.

*-¡No te atrevas mujer!

*-Pero es que yo....debes de saber...

*-Tranquila Su, te demostrare que no debes de temerlo...

Libero sus pechos, tirando del vestido.

Lamio y succiono hasta hacerla gemir, en un tono excesivamente alto. Por lo que se volvió a apoderar de su boca mientras la tumbaba sobre los cojines, para poder desabrocharse los pantalones sin dejar de tocarla y poseerla con sus labios.

Sabía que si la dejaba pensar ella reaccionaria negándole la oportunidad y su bestia estaba descontrolada, no podría parar aunque quisiera.

Ella dejo escapar el aire de sus pulmones cuando lo sintió sobre su zona más secreta, pero siguió adelante sin pensar.

¨Dios, es tan estrecha, cálida y suave, pero está humedad es por mí, es para mí¨

Apretó los dientes en un esfuerzo por contenerse y no verter su simiente solo por la idea de poseerla.

Con un brusco movimiento se sepultó entre sus piernas, notando una indebida resistencia al tiempo que un grito femenino le molesto el oído, por lo que no pudo advertir que los gemidos femeninos no eran como antes.

Sus movimientos no pudieron ser lentos pues el mismo traqueteo del carruaje, le hacía buscar el crescendo de su pasión, así que volvió a excitar las zonas femeninas y sonrió cuando noto que ella le acompañaba a las cotas más altas antes de sucumbir y volver a bajar.

Cuando por fin, el carruaje paro delante de la mansión familiar, Solomon descendió del coche, impecablemente vestido, llevando a su madrastra en brazos.

Nessa le abrió la puerta del dormitorio femenino y se asombró ante la estampa.

*-¿Qué ha pasado señor?

El sonrió pícaramente.

*-La señora bebió demasiado y sucumbió a los brazos....de Morfeo.

*-O vaya...déjela y yo la atenderé.

La criada comenzó a desnudarla antes de que el saliera del cuarto y lo cierto es que le tentó mucho quedarse y hacerlo el mismo, pero no quería escandalizar a todos.

El hizo lo propio en su dormitorio.

Tumbado en la cama no sabía porque no podía conciliar el sueño, algo le martilleaba la consciencia.

Algo más que haber hecho algo que se había prometido no hacer nunca.

Había tenido sexo con Su, pero no sabía como era su cuerpo, aunque había percibido curvas llenas y proporcionados pechos.

*-Señor.

*-¿Si?

*-Deseo informarle de que quizás esta mancha de sangre no salga del forro de su capa ¿Desea que la lleve a reparar si fuese así?

Eso le hizo perder totalmente las ganas de dormir y le incentivo a sentarse tieso en el lecho.

El negó con la cabeza.

*-De momento déjela así, quizás la necesite como prueba.

*-¿Señor?

*-Cosas mías, retírese.

El hombre se marchó dejándole solo y con solo la vela de la mesilla encendida.

Comenzaba a dolerle mucho la cabeza.

¿Por qué había dicho Nessa que esa bebe era de Su?

Eso le había dado a entender que Su ya no era virgen y él, la había tomado sin miramiento ninguno.

Aunque había sido lo mejor que le había ocurrido últimamente, estaba enfadado y mañana obtendría respuestas.

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