Parte 5

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Ambrosio, fue generoso en su educación y así complemento la que no había recibido en su casa.

Durante este tiempo, también se dedicó a convencerla de que el estado natural de una mujer en esa época era el de casada.

Aunque ella,  disentía un poco hasta la fecha, tuvo que darle la razón, aunque el ya no estaba para escucharla, al comprobarlo mediante su largo viaje. Comprobó que una mujer viuda poseía cierta libertad, pero no toda, ya que en muchos sitios se la excluía por no estar respaldada por un hombre, como tampoco se la respetaba del mismo modo que si estaba casada, ya que las faltas al honor, no eran tomadas tan en serio.

Ambrosio, se había dedicado a cultivar la chispa de interés que en ella había surgido al conocer a Solomon durante el corto tiempo compartido antes de que este dejara de visitarlos por completo. Así que sabía lo que ella sentía por él, puesto que además de maestro, había sido su mejor amigo y confesor.

Así que guiándose por lo aprendido de el, tuvo que cambiar la estrategia marcada desde antes de su muerte, tras recodar vívidamente el beso otorgado por Solomon.

*-Solomon, desearía hablar contigo un instante.

*-Usted dirá.

*-Mi esposo, -vio la mueca de la boca masculina ante esa definición-, deseaba que te casaras y que tuvieses una familia, unos hijos que heredaran su título. Como ya ha pasado un tiempo prudencial desde su fallecimiento, creo que ambos deberíamos trasladarnos a Londres. Es evidente que yo aún no puedo levantar por completo mi luto y aun no puedo bailar, pero estoy en la tesitura de poder acompañarte, para hacerte de carabina.

*-¿Esta insinuando que va a buscarme esposa?

*-Solo a ayudarte y servirte como carabina, jamás osaría obligarte a casarte con alguien concreto por supuesto.

El enrojeció de ira, sentía como si su sangre fuera a salir disparada de su cuerpo, esa maldita mujer...

*-¡¿Está usted loca?!

*-Al contrario querido Solomon, solo me preocupo por ti, tal y como se lo prometí a tu padre y como cualquier madre haría, empujándote para que hagas lo necesario si es conveniente para ti.

*-¿Vos os consideráis mi madre?!

Ella rio a carcajadas, tanto que tuvo que ponerse una mano en el abdomen para sujetarse.

*-No por Dios... pero el destino me ha colocado en este papel. Sois mayor que yo en edad, y tenéis todo el poder sobre vuestra vida y la de otros, así como toda la responsabilidad. Por lo cual espero que os dobleguéis a mis deseos voluntariamente, puesto que es evidente que físicamente no puedo obligaros. Pero este tema es algo que ambos sabemos que debe hacerse.

La mirada acerado, volvió a sus ojos, haciéndola amedrentarse, por lo que se giró para darle la espalda y así controlar el temblor de su cuerpo

Por lo que no pudo darse cuenta de cómo el dio un paso, y con el brazo extendido pareció dibujar su silueta.

*-¿Qué opináis?

*-Se hará como dispongáis.

*-Gracias.

Salió andando garbosamente, dejándole de nuevo con un sudor frio corriéndole por la espalda. Por supuesto que podría obligarle físicamente...solo que él no cedería a la tentación.

Cuando cerró las puertas del despacho, tuvo que apoyar la frente en ellas para recobrar las fuerzas. Él era tan aterrador y le quería tanto.

La casa entro en actividad para poder empaquetar las pertenencias de ambos señores y de los criados que les acompañarían a la casa de Londres.

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