Capítulo 20

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Veo a Agustín correr con una manta que se encontraba encima de un sillón y tapa a Sofía, que está en el piso en posición fetal más o menos, tapándose las tetas porque no llevaba corpiño.

Me acerco a mis amigas que no pueden más con la risa y las dos cambian la cara al verme.

—¿Por qué hicieron eso?—les pregunto y Rebeca levanta las cejas.

—Porque nadie puede burlarse de la sin cerebro además de mi.—contesta ella.

—No hacía falta que la humilles de esa forma Rebeca...

—¿Me estás jodiendo? ¿Acaso ellas no nos humillan a nosotros todos los días de nuestras vidas? Para vos es fácil... porque sos una cheta más como ellos.

—¿Qué decís? Si sabes muy bien que no las soporto. Pero no me parece que tengas que humillarla así para sentirte bien con vos misma.

—Bueno que pena, porque te juro que me siento mucho mejor.—dice y agarra a Mariana.—Vamos Mar.

—Agustín fue a... ayudar a esa tilinga...—dice quedando boquiabierta a punto de soltar lágrimas.

—No le des bola al concheto ese. Vamos.

Me dejan sola ahí y se me acerca la insoportable de Eva.

—¿¡Estás contenta con lo que le hicieron a mi amiga!?—exclama y yo me alejo un poco asustada.

—Yo no tengo nada que ver.

—Ah no...—suelta una risa sarcástica.—Estoy más que segura que esto fue obra tuya y de tus amiguitas... ¿En donde las criaron? ¿En un reformatorio? Me dan asco.

—Te dije que yo no hice nada, no me eches la culpa si no sabes.

—Sé muy bien que la cabecita del plan fue la piojosa y que vos y la otra decerebrada la ayudaron. —me agarra el brazo enterrando sus uñas en él, yo me quejo pero no me suelta.—Te juro que te vas a arrepentir de haber decidido irte con la rubia sin cerebro de Mariana, en vez de haberte quedado con nosotras.

—Nunca—digo intentando soltarme de su agarre bruscamente, pero ella aprieta más.—en mi puta vida me voy a arrepentir de haber elegido a Mariana por encima tuyo. La única que da asco sos vos, con tu falta de ética. Soltame loca, me estás lastimando.

—¿Te duele? Ay pobrecita... no están tus amiguitas para venir a defenderte... que lastima...

—Sóltala ya mismo porque me voy a olvidar que sos mujer y te voy a partir la cara de un cachetazo.—es Mateo quien habla y se va acercando.

—¡Soltame enferma!—digo porque cada vez me duele más.

—¿Vos me vas a pegar? Negrito de cuarta... ¿te olvidas que mis viejos son abogados y te puedo meter en un reformatorio con un solo llamado?

—Me chupa un huevo lo que me digas. Sóltala ya mismo.—dice poniéndose entre nosotras dos, intentando que me suelte, hasta que la loca por fin lo hace.—Toca de acá ahora, tilinga de cuarta ¿Estás bien?—me pregunta y coloca su mano en mi brazo, notando que tiene las uñas marcadas con mucha sangre.

—Si... por favor vamos al colegio... no aguanto ni un segundo más en esta fiesta de mierda.

(...)

Llegamos al colegio con Mateo, por desgracia, después de lo que pasó con Sofía, perdí de vista al Ruso y no lo volví a encontrar... aunque tampoco lo busque.

Me encuentro con Mateo en el baño, para limpiarme lo que me hizo la loca de Eva.
Yo estoy sentada en la mesada donde están los lavamanos, mientras que Mateo está parado en frente mío limpiándome el brazo.

—No puedo creer como te enterró las uñas... ¿Qué tenía? ¿Garras?

—No sé... esta loca. Encima Rebeca se enojo porque le dije que lo que le hizo a Sofía estaba mal...

—¿Y por qué se enojó? Si tenes razón.

—Porque dice que lo hizo para defender a Mar... pero igual... Sofía es así por culpa de Eva. Ella era muy buena antes.—digo y Mateo me mira levantando una ceja.—Te lo juro...

—Es verdad que Eva es la peor... pero nadie se hace mala persona de un día para el otro...

—Para sobrevivir en este colegio uno hace lo que puede... —digo y él suspira.—Pero que bueno que llegaron vos, Cami y Rebe para cambiar todo esto...—prosigo con una sonrisa.

—¿A qué te referís?

—Que son las únicas personas que valen la pena acá adentro... la humildad no existe en este colegio y a ustedes les sobra.

—Yo creo que la humildad nos juega muy en contra a veces...

—Sí, pero preferible ser humilde antes que ser una cheta que los pasa a todos por encima.—digo y él me mira a los ojos.

—Lu...—dice y veo que humedece sus labios.

—¿Sí?—contesto esperando que se acerque a mi... pero en vez de hacerlo suspira y aparta la mirada.

—Nada... perdón. No tendría que estar acá con vos...—dice y suelta el papel con sangre, tirándolo en la basura.

Se da la vuelta colocando sus manos en su cabeza mientras piensa.

Me bajo de la mesada y camino un poco hasta él, colocando mi mano en su hombro.

Él se da la vuelta y me mira a los ojos.

—Gracias por ayudarme hoy... sos el único que siempre está conmigo...—digo con los ojos brillosos.

—Que lastima que no pueda estar con vos de la forma que más quiero.—dice sin dejar de mirarme y yo bajo la mirada apretando los labios apenada.

—Yo... voy a cortar con Lautaro. No me gusta verte así por mi.

—No... Lu... por favor no hagas eso... Lautaro me pidió que no me meta entre ustedes... y la verdad es que a él le debo mil favores, es lo único que me pidió en la vida y no le puedo fallar...

—Pero Mateo...

—Aparte, vos lo queres ¿no?

—Si lo quiero pero estoy confundida...—digo y él coloca su mano en mi mejilla para acariciarla.

—No te preocupes por mi...

—¿Por qué sos así con vos?

—Porque no quiero perder un amigo... Y... a veces hay que tomar decisiones difíciles.

—¿Estas seguro que es lo que queres?

—Lo que más quiero es estar con vos... pero si nosotros podemos ser amigos, sin que yo pierda la amistad con él... es lo que me conviene.

—¿Y no te preocupa lo que siento yo?—digo y agarro su mano.

Él se queda callado mirando nuestros dedos acariciándose mutuamente.

Después me mira a los ojos y veo como poco a poco se acerca más a mi.

—¿Qué sentís?—dice colocando su otra mano en mi cintura.

Nuestros rostros están muy cerca... casi que nuestras respiraciones se unen.

—Ah bueeeeno... ahora entiendo todo el bardo que se armó en el taller de Arte hoy... —sentimos la voz de Estefano y los dos nos asustamos al verlo grabando ahí en la puerta del baño.—¿qué pasa? ¿Vieron un fantasma o qué?

—¡Peor, te vimos a vos!—exclamo.—Borra eso antes que te corte la pija.—digo y él se ríe.

—Mmm... no.

—Estefano, bórralo. Vas a traer más problemas.—pide Mateo.

—Mejor, más problemas, más visitas en el canal... mis vlogs diarios en este colegio lleno de caretas, son un éxito... en serio. Hasta los "buenos de la película" son caretas... miren eso...—dice sin parar de grabar.—La bailarinita traicionando a su novio con su mejor amigo el raperito. Qué escena más tierna.

[...]

Ahshdndk me vuelvo loca

violencia adictiva » trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora