Capítulo 6

4.5K 316 239
                                    

Empieza a sonar el despertador de Rebeca una mañana más y veo que se despierta de mal humor como siempre.

—Juro que no la mato a mi vieja únicamente porque es mi vieja.—dice enojada a punto de levantarse de la cama a romper el reloj que su mamá le regaló.

—No, no, no... para un poco. Voy yo.—digo y me apresuro a apagar el despertador.

En ese momento alguien toca la puerta de la habitación.

—¿Quien viene tan temprano a romper los ovarios?—pregunta Rebeca.

—¡Ay no! ¡No dejes pasar a nadie! ¡Mira mi pelo!—exclama Mar.

Abro la puerta un poco para ver quien es, y me topo con unos ojos azules preciosos y una sonrisa con dientes perfectos.

—Lauti...—digo y le sonrío.

—Hola Lu... vine a buscarte para ver si querías ir a desayunar conmigo.

Sonrío emocionada.

—Eh... si dale, bancame que me cambio y voy ¿Si?

—Bueno, te espero en la cafetería.—contesta con una sonrisa y yo asiento, él se da la vuelta y se va.

—Ay chicas...—digo y me tiro en mi cama embobada.

—¿Quien era?—pregunta Mariana.

—¿No es obvio? ¿Por quien más se va a poner así?—contesta Rebeca.—Seguro era el gil de Martín.

—No, que Martín idiota, ese pibe está muerto para mi.—contesto y Mar se le ríe a Rebeca.—Era Lautarito...

—¿Sí?—dice Mar y se tira en mi cama conmigo.—¿Y qué quería?

—Que vayamos a desayunar juntos...

—¿¡Y qué esperas!?—exclama Rebeca.—¡Anda a cambiarte!

—¿Pero qué me pongo?

—El uniforme nena, ¿qué más te vas a poner? Si tenemos clases en dos horas.

—Es verdad...

—Bueno, vení si queres yo te hago un peinadito así estás más linda.—dice Mar y yo le sonrío.

(...)

Nos dirigimos las tres a la cafetería y lo veo ahí sentado solo esperándome.

Tiene un café con leche y tostadas de más en su mesa...

Me compró el desayuno, que amor. Y encima sabe lo que me gusta.

—Está ahí...—dice Rebeca.

—Ya sé, ¿Qué hago?

—Y anda nena...

—Ay pero... ¿Estoy bien?

—Estás hermosa como siempre.—contesta Mar.—Anda dale.

Las dos me empujan un poco y camino hasta la mesa donde está el Ruso.

—Hola...—le digo y él me mira con una sonrisa y lo saludo con un beso.

—Buenos días...—me dice.—Sentate... te compre el café con leche y las tostadas que siempre comes...

—Ay... gracias Lau... que atento.—digo y me siento.

—¿Cómo dormiste?

—Bien... cuando llegue anoche me acorde de la prueba de Historia de hoy y me fui a la biblioteca a estudiar... pero después apareció Mateo y me dio un machete así pueda dormir.—digo y él se ríe.

—Un capo el Trueno.

—Sí, es un amor...

—Ustedes se quieren mucho ¿No?

—Sí bueno... el año pasado nos unimos mucho por el tema de las batallas y eso... le encanta que lo acompañe. Aparte es re bueno, siempre me defiende y me anda cuidando.

—Mmm...

—¿Mmm qué?

—Ahí me parece que hay algo más que una amistad.—dice y yo me río.

—¿Qué decís Lautaro? Es mi mejor amigo... nunca me fijaría en él.

—Eh... Luisana.—siento la clara voz de Mateo y me asusto un poco, me doy la vuelta y esta parado ahí atrás mío.—Acordate que después de la prueba de historia tenemos que hacer el trabajo de Arte...

—Sí... tranqui.—le contesto con una sonrisa.—Te veo en tu cuarto.—digo y volteo para ignorar la situación incómoda.

—Uy...

—¿Habrá escuchado?—le pregunto al Ruso y se encoge de hombros.

—Me parece que sí...

—Bueno, igual el piensa lo mismo de mi así que no pasa nada.

Narra Trueno:

Me voy a mi cuarto porque no tengo ganas de ver a Luisana chamuyando con mi mejor amigo.

Creo que ya es más que obvio que me gusta, no sé porque nadie lo ve.

—¡Trueno!—siento la voz de Rebeca y me doy la vuelta, la veo corriendo hacia mi.—Necesito tu ayu...¿Qué te pasa? ¿Por qué tenes esa cara?

—Por nada. ¿Qué necesitas?

—No, no, no... chiquito te conozco como si te hubiera parido.—abre la puerta de mi cuarto y me indica que pase con su mano, yo hago lo que me dice.—Sentate y contame lo que te está pasando...

—Es que... na, ya fue... no tiene sentido. Es una boludez.

—Mateo Palacios... hablá o te hago hablar a la fuerza. ¿Es por una chica no?—pregunta y yo asiento.—¿Por Sol? Ya te dije mil veces que no vale la pena la tarada esa... Si Mariana tiene una sola neurona, Sol no tiene ninguna...

—No es por Sol.—la interrumpo.

—¿Por quien es entonces?

—Por Luisana.

—¿Luisana? ¿Te peleaste con ella?

—No... nada que ver.

—¿Y entonces qué pasa?—pregunta confundida levantando una ceja.

—Que me gusta Luisana, Rebeca...

—¿¡Qué!? ¿A vos?—dice y se empieza a reír.—Buenísimo el chiste... dale, contame que te pasa tarado.—sigue pero yo me quedo serio y se da cuenta que le estoy diciendo la verdad.—¿Me estás jodiendo?

—No... estoy muerto con ella Beca... no sé porque... pero ya vengo hace mucho así, desde el año pasado... solamente que como yo estaba con Sol y ella con Martín, nunca dije nada... pero ahora que está saliendo con el Ruso te juro que me muero de celos.

—No te la puedo creer Truenito... —dice sorprendida todavía.—Pero llegaste tarde, está re enganchada con el Ruso...

—Uh... no me digas eso...

—Bueno, a ver... ¿Posta te gusta mucho?

—Un montón.

—Bueno... entonces yo te voy a ayudar.—contesta con una sonrisa y yo le sonrío también.

—¿En serio?

—Sí... obvio. El Ruso es mi amigo pero... vos sos mi hermano, ¿O no?

—Sos la mejor hermana postiza del mundo... —le digo abrazándola.—aunque estes llena de piojos.

[...]

Muchas gracias por apoyar esta novelita que estoy haciendo con tanto amor❤️
No actualice Droga Auditiva ayer y no voy a actualizar hoy porque no tengo tiempo de escribir... en cambio con esta novela me agarro un ataque de inspiración el otro día y escribí un montón de capítulos... entonces van a tener para rato.
En cuanto me inspire de nuevo, sigo con Droga Auditiva... no quiero subir un capítulo de mierda solamente para actualizar algo

violencia adictiva » trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora