Capítulo 18

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—¿Pero vos estás loca nena? ¿Qué tiene que ver el Trueno en todo esto?—dice Mariana.

—Vos cállate y ocúpate de tu pelo que sigue un asco...—contesta Fernanda y Mariana se tapa la cara para seguir llorando mientras que Camilo la consuela pero se ríe sin que ella lo vea.

—Igual Mar tiene razón... El Trueno no tiene nada que ver en todo esto...—prosigue Camilo.

—No necesito que me defiendan chicos, gracias. A ver Fer... explícate mejor porque no entiendo.—Hablo ahora yo.

—Ay... acabo de escuchar que Luisana le decía a Rebeca que ya sabía que vos estabas enganchado con ella... por eso Rebeca se levanto a matar a Mariana...—miro a Mariana frunciendo el ceño y ella me mira asustada.

—¿¡Qué!? ¡Te juro que yo no dije nada!—exclama Mariana.

—Entonces es verdad bobo... vos sos el que le anda mandando ositos a Luisana...—dice Martín y me pongo totalmente rojo intentando ignorarlo.

Pero el resto de la clase se ríe.

—No... el Trueno no le mando nada a Luisana... yo le mandé el oso...—miente Camilo.

—¿Por qué?—pregunta Mariana.

—Porque... Luisana me ayudo con unos temas míos y quería agradecerle. Nada más.

—Pero no podes negar que te encanta Luisana, ¿O no Truenito?—dice Fernanda y veo que Sol la mira mal.—Uy... perdón amiga.

Supuestamente Fernanda y Sol son mejores amigas... pero Fer es bastante especial.

—¿Y si le gusta a vos que te importa?—habla Máxima.

—Ay... por favor nena... no te metas.

—No empecemos de nuevo...—digo.

—Por favor, empiecen de nuevo... necesito más show para mi canal.—dice Estefano con su celular grabando.

—Uh... que vieja chismosa que sos Estefano...—dice Camilo.

—Che... ¿Alguien hizo la tarea de Matemáticas?—pregunta Tomas Lescano, el nerd raro del curso y todos lo miran serios.—¿Qué? Quería controlar un punto...

(...)

Las horas de taller terminan y por fin nos podemos ir a la mierda de este colegio...

No sé que voy a hacer ahora que Luisana sabe que estoy enamorado de ella.

Con razón estaba tan rara en el taller de Arte... antes de que pase todo el quilombo.

Me voy a bañar y una ves listo me pongo un buso blanco, una visera del mismo color dada vuelta y un pantalón babucha negro.
Toda ropa que me regala el Ruso, ya que es de la marca de su viejo, Clan.

Voy hasta el cuarto de Luisana y toco la puerta.

Ella me abre y sonríe apretando los labios al verme.

—¿Ya estas para que vayamos?—le pregunto.

—Me falta un poco... pero pasa. Tenemos que hablar...—dice y yo ingreso al cuarto, ella se da la vuelta buscando algo entre sus cosas.

—Sí... ya sé de lo que queres hablar...

—Vos me regalaste este osito... ¿No?—pregunta y asiento apretando los labios.—¿Y por qué nunca me dijiste lo que sentías por mi?

Juro que mi corazón está a mil... intento mantenerme tranquilo de todas formas.

—Porque intente hacerlo... pero no tuve la oportunidad...

—Mateo... si me hubieses dicho desde un principio... las cosas habrían sido diferentes...—dice y se sienta en la cama.—Vení...—me hace seña para que me siente en frente de ella, me acerco y me siento en su cama también.

—Sinceramente... te vi muy entusiasmada con el Ruso y no quise que las cosas sean diferentes... aparte...—digo y me arrepiento de lo que estaba por decir.

—¿Aparte qué?—suspiro.

—Nada... nada.

—Decime negrito... quiero saber...

—El Ruso me pidió que le ceda el paso para estar con vos...

—¿En serio te pidió eso?

—Sí... y después se lo conté a Rebeca, se enteró Mariana y me empezaron a acosar para que te diga todo... pero cada vez que intentaba, me hablabas de él y...

—Perdón...—dice interrumpiéndome y me acaricia la mejilla, yo coloco mi mano encima de la suya.

Narra Luisana:

—¿Perdón por qué?—me dice él.—Si vos no hiciste nada... es mi culpa ser tan Gil...

—No... porque vos me tiraste mil indirectas y no capté ninguna... estaba ciega por el Ruso...

—¿Y ahora?—pregunta él y suspiro.

—Voy a cortar con él...

—No...—dice y lo miro confundida.—Me va a matar si le cortas por mi...

—No es solo por esto Mateo... se pone celoso cada vez que estoy con vos... y... no me voy a separar de vos porque a él no le guste... hoy se enojó por lo que no voy con él al Bowling y ya organizo para ir con Eva a la fiesta de Sofía...

—Sí... escuche todo el show en la clase. Sé todo.—dice y me río.

—Que bardo se armó...

En ese momento la puerta de la habitación se abre y vemos que se trata de Rebeca.

—Uy... perdón. Eh... me voy...

—Espera.—digo y ella se frena.—Vení para acá...—me mira apretando los labios.—¿Le pediste disculpas a Mariana?

—¿Por qué? No es mi culpa que no tenga cerebro y que me haga creer que no sabe guardar secretos...

—Rebeca... le arrancaste los pelos de la cabeza...

—Uh... bueno... ya le voy a pedir disculpas.—dice y en ese momento entra también Mariana, pasando junto a Rebeca empujándola un poco.

—¿Aparte de decerebrada sos ciega?—dice Rebeca y Mariana la ignora.—Uh... ¿Estás enojada?—la sigue ignorando.—Hice algo... para que ya no estés enojada conmigo... Uh... dale... ¡Bueno Perdoname! Me confundí... ya sé que estuve mal en arrancarte lo único que te cubre tu cráneo vacío... perdón...—Mariana mira por fin y se ríe.

—Era lo único que quería escuchar... Rebeca Espinoza pidiendo perdón.—dice y Mateo y yo nos reímos.

—¿Entonces si me perdonas?—dice Rebeca y Mariana le sonríe.

—Obvio que si...—Rebeca sonríe también y salta a abrazarla.

—No entiendo a las mujeres...—dice Mateo y yo lo miro.

—Yo menos.—contesto.

—Ahora... ¿Qué hiciste para que ya no esté enojada con vos?—pregunta Mariana levantando una ceja, sabiendo de lo que Rebeca es capaz.

—Acompáñame a la fiesta de Sofía hoy y te vas a enterar.

[...]

Ufff lo q se viene jeje

violencia adictiva » trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora