City Of lights

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—¿Mi pasaporte? ¿A donde iremos? ¿Qué-...

—Shh. Es una sorpresa —la silencio y me río ante su cara perpleja antes de salir de su habitación.

Afortunadamente el hermano extraño de Agatha no está por ningún lado y no tengo que fingir que me cae bien, así que salgo de la casa sin ningún conflicto y entro a mi auto, mirando hacia atrás para darle una última inspección a esa casa y comprobar que hay cámaras, como Agatha dijo después del primer intento. Y sí, las hay.

Tomo un largo respiro una vez que estoy seguro dentro de mi vehículo y encuentro mis ojos en el espejo, luego suelto una carcajada histérica que no puedo detener.

Esto es ridículo.

Anoche pensé que mi vida estaba total y absolutamente jodida. Estaba seguro de que todo por lo que hemos trabajado durante años se iba a desmoronar a mi alrededor y empecé a hacer planes, incluso hice una pequeña lista de gente conocida en la cárcel para hacer una alianza y comenzar a controlar todo desde este momento.

Creí que Agatha actuaría como yo, haciendo todo lo posible para destruirme antes de que pudiera llegar a ella, pero no lo hizo. Esta es la primera vez en ocho años que alguien tiene algo tan grande contra mí, todavía no entiendo cómo logré salvar mi trasero. Supongo que tuve suerte de que haya sido ella.

Tal vez Agatha no es la amenaza que pensé que era. Es una molestia, una complicación innecesaria en mi vida y sin dudas una mujer rara, pero creo que es merecedora de mi confianza. O como mínimo, es digna de ser protegida por mí y de no ser tratada como un terrorista solo porque su existencia me causa conflicto.

—Llama a Carl y dile que prepare el jet —le ordeno a Hernan cuando llego a mi casa. Él no me cuestiona, solo asiente y espera a que siga hablando— tiene que estar listo para despegar en dos horas. A Paris.

—Claro, ¿Algo más?

—Quiero que tengan un almuerzo para dos personas listo cuando llegue. Ah, y pídele a Erika que busque el mejor spa de Paris y haga reservación para dos. Que cierren el local para nosotros.

—Lo tienes.

Por primera vez en mi vida estoy planeando un día de ocio y placer para alguien que no soy yo. Y estoy siendo extra-rápido al respecto. Lo último que quiero es que Agatha piense que estoy planeando su muerte otra vez, así que me baño y me arreglo para nuestro día con extrema rapidez.

Mientras manejo de regreso a su casa, llamo a mi tío. Técnicamente el jet es tan mío como suyo, pero le informo que estaré usándolo hoy en caso de que se le ocurra ir a algún lugar más tarde y descubra que el jet está ocupado. Pero justo como lo esperaba, me dice que no me preocupe y que disfrute mi tiempo libre.

—Lo haré —contesto— te amo. Nos vemos el miércoles para la reunión en Egipto, no lo he olvidado.

—Perfecto, nos vemos el miércoles. Te amo también, hijo —dice mi tío y termina la llamada justo cuando llego a la casa de Agatha de nuevo. Bajo del auto y camino hacia la puerta para tocarla y recoger a mi cita.

Nunca pasé por esto cuando era joven, así que me siento un poco ridículo, pero cuando Belzat abre la puerta se me olvida todo y solo lo observo con detenimiento. Quiero decirle que coma mierda, pero mantengo mi cubierta.

—Hola, estoy aquí para recoger a Agatha —digo con mi voz practicada, amable y respetuosa, aunque no me siento con muchas ganas de ser respetuoso con este hombre mayor que deja que su hermana lo toque de esa manera. Tal vez la hermana en cuestión no es una niña, pero aún así es extraño y no me parece bien.

Devil In Disguise Donde viven las historias. Descúbrelo ahora