Podrido.

24 0 0
                                    

—No tengo frío, no me molestes, ¿es qué a caso no entendés que no quiero nada? —le grité desde lo más profundo de mi alma, es invierno.

—Nunca queres nada, estás encerrada en vos misma, ya no miras ni sentis —Reclamó.

—Es mi maldito problema, ¿entendés?, no quiero nada, y si estoy encerrada en mi misma es por todo lo que me pasa, pero no te icumbe, no quiero ningún reclamo más, entendeme, ya no te pertenezco —Me seguía enojando, él no me merece, y yo no merezco seguir, ya está.

—Me incumbe, me importa y necesito saberlo, tenes que contarme, sos mi mujer Sofía, tenes que dejar de pensar solo en vos. —Me dijo calmado, yo no entiendo como se atreve.

—Error Sebastián, yo no soy tu mujer, te recuerdo que nos divorciamos hace una semana, no soy tu mujer porque no te pertenezco, entendelo hombre, no quiero nada más, no quiero saber nada más de vos y de esta miserable vida que nos diste. —Le grité de nuevo, hecha un fuego.

—¿Es por ella no? ¿Es por Luján? ¿Es por ella qué pasó todo esto? ¿Te das cuenta qué estás dejando atrás años de vida juntos, de amor, de todo? —Me miró serio, no puedo creer que se atrevió a mencionarla —¿Es por qué ella volvió no? —Escupió con todo el veneno que tenía en el alma.

—Sos un idiota, ¿Pero sabes qué?, ¡SI!, Si me voy con ella, y si es porque volvió, pero también es por vos, por tus mentiras, por tu falta de amor, Sebastián, lo que menos hubo es amor en estos años, no me cuidaste, y sabes, no metas a Luján en esto, porque ella me supo amar siempre —Derramé lágrimas por la situación, es un cobarde, no lo puedo creer.

—¿En serio? ¿Y por qué se fue si tanto te supo amar? —Se hizo el fuerte, pero le dolió porque sabe como fueron las cosas, él sabe todo, ya no puede simplemente opinar.

—No es tu problema, es mío, ojalá te pudras solo. —Agarré mis cosas, y antes de salir le tiré el anillo en la cara, Luján era mi maldito problema.

Después de ese día no lo volví a ver, después de ese día viajé junto al amor de mi vida y nuestra hija.
Y él solo se pudrió con su falta de valentía.

Contando estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora