Palabras ardientes.

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Me queman, las malditas palabras queman mi garganta, golpean mi pecho a cada momento, ocasionan las lágrimas.

No puedo, perdóname, pero no puedo sacarlas y tampoco quiero quedarmelas, son tuyas, son para vos, ya no me corresponde.

Es mi culpa sentir de más y perder todo el tiempo, es mi culpa quererte en las mañanas de invierno, y en las noches de verano, cuando el insomnio y todo lo que llevo dentro me susurra que perderte me duele pero que quedarme ya no es una opción.

¿Qué tengo que hacer?

Si entonces no me puedo quedar, pero no me quiero ir, ¿Qué es lo que corresponde?

Vos me lo preguntaste, aquella mañana en la que tenía el corazón roto, aquella mañana en la que nada tenía color, y en la que el famoso invierno se volvió a llevar algo.

Es que maldito sea el día en el que aprendí a quererte de la forma más intensa, más real, porque maldito sea el día en el que dejé de quererte para poder amarte, maldito sea aquel día que volviste a iluminar mi vida.

No me puedo quedar porque se supone que no corresponde, que no debería, pero no deber no significa no poder, y aunque diga que no pueda, la realidad es distinta, puedo y quiero, pero no debo, no debimos.

Por ahí sea algo más mío, querer más de lo que me das, quererte siempre, suave, dulce.

Por ahí es tu culpa ser tan especial, hacer que te quiera en mis noches, en mis mañanas, en mi vida.

Contando estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora