Capítulo 10

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La gente del pueblo Annp estaba con entusiasmo y júbilo para la celebración de la coronación de la princesa.

El portador de voz dejó de tocar la trompeta y comenzó a recitar.

—Ciudadanos, estamos a punto de marcar un día histórico para nuestra nación. Celebremos con un orgullo estos 85 años de victoria de guerra con Firland. Queda claro que somos superiores y que nada nos puede detener.

El portavoz pidió a los guardias la caja que tenía el séptimo anillo. Comenzó a abrirla y comenzó a sslir un gran brillo haciendo notar el poder que tenía este.

—Princesa —prosiguió— es un honor para mi entregar este hermoso amuleto hacia usted. No cabe duda que será una gran portadora de este trofeo. ¿Me permite colocárselo?

La princesa asintió con su cabeza. Lo cual era un si.

En ese momento comenzaron a sonar unos truenos del cielo y empezaron a aparecer soldados sobre pegasos y dragones. Era seguro que pertenecían a otro continente por las insignias en los escudos.

La gente de Annp se quedó enmudecida por qué no sabía lo que pasaba. El portavoz comenzó a gritar a los ciudadanos diciendo que no se preocupen. Que ellos los protegerán en caso de ser necesario.

—Silencio — gritó el comandante del escuadrón que apareció recientemente.

—Mi nombre es TamKal y soy el rey de Grandmul. La isla vecina de este continente. El motivo de nuestra presencia es cancelar esta ceremonia y aparte terminar con la gente de Annp y Firland y ampliar nuestro territorio.

La gente se quedó mirándose entre sí porque al aparecer había intrusos entre ellos.

—Les ahorro el trabajo de búsqueda —comentó TamKal señalando a Arling— ahí se encuentran los portadores de los anillos legendarios. No se preocupen que igualmente acabaré con ustedes pero para eso hay un primer pasó y es acabar con la princesa.

Comenzó a recitar un himno de guerra y aparecía poco a poco una lanza que tenía un filo que solo con verla sentías que te cortaba. Abajo de la misma comenzaron también a aparecer llamas.

—Mi arma está lista, ahora muere —dijo en voz alta mientras lanzaba con una gran fuerza la arma puntiaguda hacia la princesa.

En ese instante Aby comenzó a correr con su escudo gritando.

—No dejaré que mi caiga alguien de mi pueblo.

De un gran salto pasó la barrera de soldados que custodiaban a la princesa ubicándose frente a ella para protegerla.Puso sus manos en forma de cruz y su escudo frente ella para recibir el golpe.

La lanza unos segundos antes de impactar aumentó en ardor lo cual hizo que el arma atraviese el escudo y el brazo derecho de la pequeña culminando en su corazón.


El Séptimo Anillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora