Los 30 de Wei Wuxian y Lan WangJi

Drabble #8: Corazón

Mo Dao Zu Shi no me pertenece, es de propiedad exclusiva de Moxiang Tongxiu.

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La biblioteca del receso de las nubes es un santuario de recuerdos de muchas generaciones, inclusive con la cuantiosa perdida de pergaminos y escritos durante el asedio del sol rojo a Gusu. Las palabras del pasado se mantienen intacta en una sección dedicada a informes antiguos y las múltiples reglas escritas por los antiguos estudiantes de Gusu, e invitados formados en épocas anteriores. Wei Wuxian se sorprende de encontrar una sección anexa en la basta biblioteca de Gusu. Su visita en busca de información para avanzar en un proyecto de trabajo acerca de un talismán de teletransportación que cubriera grandes distancias sin consumir gran cantidad de energía se ve renegada por la curiosidad. Por orden de época y apilados por alfabeto se encuentran cada uno de los escritos realizados durante los castigos de los discípulos y estudiantes. Con la curiosidad bullendo en su interior, Wei Ying se encamina a su año de estudio en el receso de las nubes. Con sorpresa y una risa se da cuenta que sus miles de hojas de las reglas de Gusu, cortesía, disciplina y otros textos se encuentran apilados. Tomó el pergamino más cercano, ya amarillento por el pasar de los años, los trazos oscuros lo llevan de vuelta a esa época de adolescencia donde todo su mundo aún no se había derrumbado, donde seguía siendo solo Wei Ying, el revoltoso cultivador de Yunmeng, guiado por la sonrisa de su Shijie y cobijado por el mal humor de su shidi, ocultando el cariño y protección que siempre le daba. Los recuerdos del pasado dolían a pesar de haber superado gran cantidad de sus acciones del pasado.

—Wei Ying —la voz de Lan WangJi resonó en aquella parte escondida de la biblioteca.

—Lan Zhan —anunció Wei Ying su posición.

Lan Wangji ingresó con paso lento hacia donde se encontraba su esposo, observando con paciencia como este revisaba los textos de la época cuando ambos apenas se hablaban, pero los sentimientos que anidaban en su corazón comenzaba a surgir como una bella rosa en la magia de la primavera.

En silencio Hanguang-Jun abrazó a Wei Ying, apoyando su rostro en el hueco del hombro de su esposo. Se quedaron disfrutando de la cálida caricia. Lan Zhan conocía del revés y el derecho aquel pasillo de la biblioteca. A su mente vagó el recuerdo de pergaminos aún más antiguos, y la vieja queja de su tío acerca de "esa mujer" revoltosa como llamaba a la persona sin nombre, hasta que pudo relacionarla con el rostro de su amado esposo.

Con cuidado guió a Wei Ying a la sección más trasera mientras extendía su mano en busca de una colección de reglas de virtud escritas de manera algo desordenadas y apresuradas, pero con trazo muy claro y fino. Wei Ying inclinó su cabeza confundido por la intensa mirada de su esposo.

—Cangse Sanren.

Al entender la acotación las manos de Wei Ying temblaron, mientras sus ojos se nublaban, abrieron el envejecido pergamino con cuidado, observó la tinta desvanecida, sus dedos rozaron la tinta en una tierna caricia, mientras pensaba en una versión joven de su madre escribiendo con una mueca de fastidio las interminables reglas de Gusu. Su corazón se encogió en nostalgia, su madre, aquella de rostro sutil en sus recuerdos, de la cual rememoraba sus suaves dedos sobre su cabellera, y una dulce nana que le cantaba para dormir.

Abrazó el pergamino en su pecho, mientras ligeras lágrimas caían desde sus ojos. Xianxian nunca había olvidado a su madre, sus seres amados se mantenían al interior de su corazón como una suave brisa, reconfortando en los días más calurosos de verano.

Siempre recordaría que él era el hijo de Cangse Sanren.

—Lan Zhan, muchas gracias —dijo limpiando sus ojos.

—Mn.

Ambos se entendían más allá de las palabras. Sus almas entendían sus acciones y conocían sus necesidades, para Lan Zhan su Wei Ying siempre sería su prioridad y le daría tanto como pudiera, incluyendo un trozo del pasado que pudiera coger con sus propias manos.