7 - Emociones descontroladas

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El fin de semana pasó bastante rápido, y Jime comenzó a sentir nerviosismo con preguntas banales que ella misma se hacía sobre su escuela: sin sus amigas -que seguramente no le hablarían más- ¿qué haría ahora? ¿Seguirían señalándola por la acción de Jotaro?

¡Qué importa! Es mejor estar sola que mal acompañada; ya se las arreglaría estando allá.

Todo esto lo pensaba mientras se alistaba para ir a la escuela.

Salió de su cuarto y corrió a la cocina, para desayunar lo que Holy había preparado y partir después a la escuela con Jotaro.

Su relación ya iba mucho mejor, ya se llevaban como amigos, justo como Jime quería. Sí, Jotaro seguía siendo frío y algo grosero, pero se mostraba más abierto con ella: hablaban más e incluso le dirigía sonrisas.

A mitad del camino, la ya reconocida bolita de fans de Jotaro los alcanzó, gritando y rodeándolo, empujando a Jime, para hacerse espacio, mientras gritaban: «¡Jotaro! ¿Podemos salir juntos? ¡Hoy estás más guapo de lo normal!», y cosas por el estilo. Jime, cuando pasaba esto, seguía su recorrido sola hasta la escuela, pero, ahora, mientras caminaba, dejando atrás a Jotaro, decidió voltear una vez más; ya fuera por instinto o el surgimiento de una nueva emoción, Jime compartió una rápida mirada con Jotaro; él rechinó los dientes y gritó:

-¡Suéltenme! ¡Detesto a las escandalosas! -Y dicho esto se alejó, empujándolas sin delicadeza y acercándose hasta Jime.

Ella se giró rápidamente, debía seguir caminando y actuando natural, pero Jotaro no se lo permitió: al estar a su lado posó uno de sus brazos sobre los hombros de Jime, instándola a caminar, sin decir nada.

Jime se sonrojó y no fue capaz de buscar la mirada de Jotaro, simplemente escuchó los típicos cuchicheos a los que ya estaba bastante acostumbrada.

El silencio fue incómodo, al menos para ella, así que decidió hablar:

-¿Ahora me usarás para alejar a tus fans molestas? -preguntó en tono juguetón, aferrándose a su mochila.

-... es evidente -respondió después de un largo silencio.

-Tonto...

-Molesta...

-Molesta que te sirve para alejar a las alimañas.

-Cállate, ya estamos a punto de llegar.

-Y... ¿no piensas soltarme?

Jotaro observó a Jime por fin, notando el sonrojo de su cara.

-¿Quieres que lo haga? -preguntó Jotaro, observando al frente de nuevo.

-¿Qué clase de pregunta es esa?

-Si te molesta tanto quizá no te suelte...

-¿Ahora te gusta molestarme? Vaya que eres cambiante, Jotaro.

Mientras llevaban a cabo esta pequeña discusión, llegaron a la escuela, en esa especie de abrazo, discutiendo con animosidad, por muy extraño que parezca. Los estudiantes los veían con sorpresa, los señalaban y susurraban, como era costumbre; Jime se percató de su alrededor cuando una chica, especialmente gritona, exclamó: «¡No!».

Jime observó a su alrededor y rápidamente se zafó del agarre de Jotaro, sintiendo el nerviosismo crecer en su pecho:

-¿Ves lo que provocas? -le susurró-. Si ya me odiaban, ahora será peor. No dudo que en esta escuela empiecen a haber atentados contra mi vida...

-Molesta... yo te voy a cuidar... -respondió Jotaro sin dejar de caminar, dejando atrás a Jime con su corazón palpitándole rápidamente.

¿Había escuchado bien? ¿O la engañaban sus oídos?

Mi Mejor Recuerdo. Jotaro Kujo x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora