Guarda el secreto | Seongjoong

O1

— ¡Park Seonghwa! ¿por qué le dijiste eso al resto? — Un muy enfadado Hongjoong se encontraba dentro de la habitación mientras que sus brazos se encontraban cerrados y una mueca enfadada adornaba su rostro. Ya se encontraban en la habitación después de aquella incómoda platica en la mesa, sin duda, Hongjoong no creía poder ver a sus miembros de la misma manera después de aquello.

Seonghwa simplemente sonrió despreocupado y acarició los hombros de su novio para después dejar un beso en sus labios. — Tranquilo, bebé. Ellos simplemente se emocionaron y yo sólo quise darles la razón auque sea mentira. —

Hongjoong pudo quedarse con aquello y asentir para irse a dormir, pero lo que agregó después hizo que Hongjoong no bajara su guardia.

— Además, entre nosotros dos, tú eres el que luce más pasivo así que no dudo que hayan sacado tales conclusiones.— Le restó impotancia Seonghwa mientras caminaba hasta la cama dispuesto a acostarse a dormir. Pero fue detenido por la mano de Hongjoong enredada en su muñeca y su ceño aún fruncido.

— No importa quien tiene cara de qué, Seonghwa. No debes decirle a los chicos mentiras y menos si es para salvarte el culo. ¿Acaso qué te molesta que sepan que tú eres el que grita como puta cuando lo penetro? ¿Qué te molesta si tú eres el que actúa como una puta necesitada de una polla alrededor mío? Eres un sinverguenza, Park. Creo que debo enseñarte modales. —

Seonghwa se relamió los labios y soltó un pequeño gemido ante las palabras de su menor. Mierda sí, amaba que le hablara sucio y más cuando estaba enfadado.

Fue posicionado sobre la cama de forma brusca. Su rostro se encontraba contra las almohadas mientras que su pelvis fue elevada para luego sentir cómo bruscamente sus pantalones de dormir eran retirados seguidos de su ropa interior. Sus muslos fueron posados sobre los de Hongjoong y la mano de este apretó uno de los redondos glúteos de Seonghwa.

— Quiero que cuentes todos y cada uno de los golpes. Si gimes o veo que lo disfrutas, no te dejaré correrte por dos semanas. — Anunció Kim mientras que con su mano seguía amasando la carne de Seonghwa. Este asintió apenas y contuvo su respiración hasta que el primer golpe llegó.

— U..uno — Comenzó a contar a la par que otro golpe aterrizaba sobre su cachete izquierdo. Seonghwa se mordió el labio inferior al sentir cómo su zona baja comenzaba a arder. — Do...dos — prosiguió mientras que Hongjoong parecía no detenerse.

Kim podía tener la mano pequeña sí, pero la fuerza no era para nada comparable con el tamaño.

Seonghwa siguió contando hasta que finalmente se detuvo en los cincuenta, cuando Hongjoong comenzó a felicitarlo mientras acariciaba sus rojos y adoloridos gluteos.

Seonghwa iba a acotar algo cuando sintió como sus piernas eran abiertas y los dedos de su pareja se introducían en su interior, haciendo que abriera sus ojos de golpe y soltara un gran y agudo gemido, arqueando su espalda al sentir cómo los dedos ajenos chocaban repetidas veces contra su punto dulce.

— Vamos, cariño. Gime más fuerte, hazlo. Que todos te escuchen, quiero que mañana todos te vean tan destrozado que no dudarán en saber quien domina aquí. — Hongjoong había hablado mientras su pareja era un manojo de gemidos y maldiciones. Hongjoong arqueó sus dedos y su otra mano se encargó de estimular otra vez sus maltratados gluteos, logrando que Seonghwa gimiera aún más fuerte y terminara por llegar a su límite, vaciandose sobre los muslos de su menor.

Recostó su cabeza sobre las almohadas mientras que Hongjoong se encargaba de limpiar el desastre y a su novio, acomodando a ambos después debajo de la sábana.

Hongjoong dejó un pequeño beso sobre la frente de Seonghwa antes de dormirse abrazado a su cintura. Seonghwa sonrió.

Quizás, Seonghwa podría seguir con su pequeña mentira si continuaba recibiendo aquel tipo de castigo.