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Durante casi veinte minutos en los que estuvo en un sepulcral silencio, Revali había estado deslizando sus ojos con dirección hacia la princesa Zelda, que era la única que hablaba

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Durante casi veinte minutos en los que estuvo en un sepulcral silencio, Revali había estado deslizando sus ojos con dirección hacia la princesa Zelda, que era la única que hablaba. Luego hacia la princesa Mipha, y por último hacia Link, que parecía muy perdido en sus propios pensamientos. Y es que tenía que estarlo si es que no mostraba interés alguno por lo que decía Zelda, o por el modo en el que Mipha lo miraba.

El elegido orni suspiró.

¿Qué clase de reunión era esta? La princesa hyliana estaba decaída, el espadachín hyliano perdido en su cabeza, y la princesa zora con los ojos más brillantes que alguna vez haya presenciado en una joven de su raza. Ojos que se enfocaban en el guardaespaldas de Zelda.

—Eres tan obvia —comentó Revali a su compañera zora, luego de que la princesa Zelda y su caballero, se marchasen en dirección al Castillo de Hyrule. Ellos también se marcharían a sus respectivos pueblos.

—¿Có-cómo dices? —preguntó Mipha, todavía un poco distraída, mirando hacia donde Link se había ido.

Daruk y Urbosa no estaban presentes debido a sus respectivas obligaciones en sus pueblos, así que sólo ellos dos habían sido avisados de los nuevos (y casi nulos) descubrimientos de Zelda con respecto a los curiosos santuarios inactivos, que esperaban, pronto descubrir sus secretos, y de ese modo, prepararse mejor ante el avistamiento del despertar de Ganon.

—El único que no se ha dado cuenta de cómo lo miras, es él —le dijo serio, caminando lejos de ella—, así que, si esperas que se de cuenta de tus sentimientos por sí mismo, ya puedes empezar a soñar despierta.

Revali iba a alzar en vuelo para irse hacia el Pueblo Orni antes de que cayese el sol, pero Mipha le gritó.

—¡Espera!

—¿Mmm? —la miró por encima del hombro.

—¿A qué te refieres con "obvia"? —juntó sus manos, encima de su pecho—. Yo no...

El guerrero puso los ojos en blanco, para luego interrumpirla.

—Eres muy obvia. Sé que prestaste mucha atención a lo que nos dijo la princesa, pero le miras demasiado a él —pudo haberse burlado, pero no.

Esto se lo decía porque ellos no habían sido elegidos para que buscaran a su verdadero amor, con una guerra tan próxima. Habían sido escogidos para detener a Ganon usando las Bestias Divinas. Lo que hiciera la princesita zora, a partir de su futura victoria, a él no le importaba. Pero el que Mipha pudiese distraerse con su enamoramiento (claramente no correspondido) hacia el espadachín hyliano, le traía mala espina a Revali. Un error podría costarles la vida a todos.

—Yo...

—Sé que no es asunto mío lo que hagas con tu vida personal —agregó firme—, pero te voy a pedir que mantengas tu cabeza en la tierra. Al menos hasta que venzamos a Ganon.

—Lo sé —susurró bajando la mirada—, es solo que...

—Hey, hey. No te estoy pidiendo que dejes de querer al hyliano —le aclaró—. Sólo te voy a pedir que no te distraigas con eso, y es todo —estiró las alas y sin más, emprendió el vuelo hacia el cielo.

Mipha iba a decirle algo más, pero él no se lo permitió. Tenía cosas que hacer como para charlas innecesarias que no le importaban. Lo que sienta ella hacia Link, no era asunto suyo.

—FIN—

𝐒𝐢𝐧 𝐈𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora