—¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó Entropía con sus ojos entrecerrados.
Acababa de despertar de su letárgico descanso, se encontraba un poco débil debidoal hechizo que le había aplicado Kuno. Sera y Kuno se miraron interrogantes la unaa la otra como intentando decidir quién iba a hablar con ella.
—Eh sí, una taza se rompió —dijo Sera por lo bajo.
—La rompí —expresó Entropía.Su rostro empezó a observar el suelo y sus perlas transoceánicas se tornaron colornegro, enseguida los vientos empezaron a azotar esa habitación fuertemente comosi una pequeña tormenta hubiese tomado el control.
—Fui yo —exclamó Kuno—, yo rompí la taza.
Kuno intentaba alejar a Entropía de su aura oscura, traerla de vuelta a la sanaciónque había llegado tan de prisa y que ahora parecía tan pronta a esfumarse. Entropíase quedó en silencio por unos cuantos segundos y luego empezó a llorar demasiadofuerte, tan fuerte que las dos hermanas empezaron a alterarse, el sonido era casiinsoportable y en un segundo se rompieron todas las ventanas de la habitación.Kuno movió rápido su bastón e hizo un hechizo de teletransportación para sacarse aella y a su hermana de ese lugar y enseguida aparecieron en la sala de estar.
El abuelo salió de su cuarto y flotó hasta la segunda planta de inmediato, entró alcuarto de Entropía susurró unas palabras y luego Entropía cayó dormida de nuevo.Todos los hermanos y Kathryn se encontraban sentados en el sofá, el abuelo setambaleaba de un lado de la habitación al otro.
—Borré sus recuerdos malos, y la dormí. —expresó.
—Pero papá —intentó protestar Kathryn.
—Sí, sí, ya sé, borrar recuerdos interfiere con la paga, pero mira, ya tienesbastantes habitaciones curiosas por acá, está cerca de ser la casa de sanación másvariada de la historia.
Las casas de sanación se encontraban en decadencia y esa era la única quequedaba, sin embargo, en el pasado habían existido casas de sanación bastanteexitosas, todas conformadas por habitaciones fantásticas.
—Kathryn, has conseguido un cliente bastante complicado, más te vale queempieces a dominarla y hacerla sanar, o de lo contrario podrías perder todo, y sobreel ser humano... bueno debes dominarlo a él también.
El abuelo azotó su puerta detrás de él y se encerró en su cuarto nuevamente.Parecía que estaba enojado, aunque ese era su estado natural, era una solado y ensu juventud había peleado en las guerras más feroces de la historia, él no habíanacido para dirigir una casa de sanación, pero a menudo continuaba diciéndole aKathryn que debía hacer.
Entropía abrió los ojos una vez más, Sera y Kuno se encontraban contemplándolaen su cama preparadas para empezar el día por tercera vez.
—Buenos días señorita Entropía —sonrió Kuno.
—Ese desayuno estaba delicioso —pronunció Entropía extasiada.
Se encontraba a la mesa, Sera estaba de pie arreglándose las uñas esperando aque Entropía terminara con su desayuno para seguir con el recorrido de la casa.Mientras tanto Kuno estaba admirando la belleza de Entropía anonadada, sentadaen una silla justo al lado de la mujer tormenta.
—Me alegra que te haya gustado, mi madre lo preparó con mucha dedicación —sonrió Kuno.
—¡Y se nota! Parece que vine al lugar correcto.Las tres mujeres se movieron de sus lugares en los minutos siguientes, la casa seencontraba vacía, Stohr estaba en su planetaria habitación, al igual que todos losdemás. Sera se adelantó un poco a su hermana y a la nueva inquilina, pisaban elsuelo de madera que crujía por debajo de ellas y el candelabro se mecía de un lugara otro en el techo.
—Empezaremos con las habitaciones del fondo —dijo Sera un poco seria.
Las tres se siguieron moviendo por la vieja casa hasta llegar a un pasillo detrás dela escalera lleno de habitaciones. Llegaron a la primera puerta que tenía una imagende un desierto pegada en ella. Sera dudó unos momentos antes de abrir ya que aesta no la recordaba tan bien, habían pasado muchos años desde la última vez queintentó entrar en una de esas habitaciones tan enigmáticas.
—Ésta es la habitación desértica —pronunció Sera.
Al abrirse la puerta se encontraron frente a un desierto inmenso, tan grande como elmar que rodeaba la isla, tan vasto como el cielo de estrellas y tan eterno como elcorazón de la misma Entropía. No había paredes al igual que en el cuarto de Tera,sólo ese mundo seco y el cielo azul que resplandecía como un diamante sobre laluz.
Sera avanzó unos pocos pasos y el viento que levantaba un poco de arena seescabulló para acariciar esos oscuros cabellos. Entropía dio un par de pasos torpessobre la arena y Kuno cerró la puerta detrás de ella. Esperaron unos segundos enlos que no sucedió nada, la arena vacilaba traviesa y se pegaba a la parte superiordel vestido de vientos que portaba Entropía, a Entropía se le escapaban unascuantas risas por lo bajo de la misma forma que se le escapaban los vientosagresivos y los pequeños tornados. De pronto las tres escucharon unos ruidos yKuno y Sera supieron que estaban llegando, se veían unas extrañas figuras a lolargo, y Entropía no lograba diferenciar de qué se trataba hasta que avanzaron a tansolo unos metros de donde ellas se encontraban, eran pequeñas islas de tierra quese movían en un círculo, mientras una bajaba y estaba cerca del suelo las otras se encontraban a un par de metros de altura y así sucesivamente se iban rotandocomo los caballos de un carrusel en un día caluroso de feria. A Entropía se leiluminaron los ojos y no pudo evitar que un grito de emoción se le escapase.
—Esos son los Oasis —pronunció Kuno.
—¿A dónde van? —cuestionó Entropía.
—Le dan la vuelta a este pequeño mundo y luego vuelven aquí, ven debemos subir—contestó esta vez Sera.
Sera le indicó a Entropía que debían saltar a gran altura para tomar uno de losOasis, pero Entropía creó con sus manos tres tornados que las subieron. Una vezarriba se dedicaron a explorar el lugar: cataratas, árboles y sombra era lo queproveía. Los oasis causaban un ruido bastante curioso en su dinámica de moverse,pero eso no les quitaba que fueran de los lugares más relajantes en la casa desanación.
—¿Qué sigue ahora? —preguntó Entropía entusiasmada.
—Bueno, mejor descúbrelo por ti misma —le contestó Kuno antes de abrir la puertaque tenía unas olas en ella.
Al abrir la puerta se encontraron a un mar azul inmenso, no había nada más en esahabitación. A diferencia de la habitación desértica esta presentaba un aura acuosa,un ambiente tropical que ofrecía al mar como el mejor sanador mental. Kuno dio unpaso al frente y Entropía observó la forma en la que se puso de pie sobre el aguasin hundirse, Sera la siguió y posteriormente —aunque un poco sigilosa— Entropía se sumó a ellas, los pies de Entropía provocaban que las aguas se mecieran unpoco debajo de ella, incluso cuando tenía puestos los guantes que retenían sushabilidades, su aura desbordaba un poderío abrumador. Kuno viendo por el rabillodel ojo suspiró aliviada al observar que Entropía no se estaba hundiendo.
Las tres caminaron unos cuantos metros, sintiendo el agua por debajo de lasplantas de sus pies y luego se divisó una ola a lo lejos que movía todo el mar conuna pujanza increíble, Entropía cuestionó si debían regresar o intentar elevarsesobre la ola pero las hermanas le dijeron que no había nada de qué preocuparse yque esa era una de las mejores experiencias que podía experimentar en la casa,cuando la ola estuvo sobre ellas el tiempo pasó en cámara lenta, Entropía pudoescuchar la fuerza del mar y pudo observar estando dentro de la ola a una pequeñamanta raya que venía siendo arrastrada por esa montaña acuosa, la ola ni siquieralas movió un centímetro, a pesar de la fuerza con la que venía corriendo y Entropíasonrió al percatarse de que el agua ni siquiera la había mojado. Caminaron un parde metros más explorando el resto del lugar, una pareja de delfines se aproximó alos pies de Entropía y ésta los saludó, se agachó poniéndose en cuclillas y acariciósus cabezas.
Entropía acababa de conocer dos habitaciones de la casa de sanación, la primeraera un mundo seco, justo como el seno de la Diosa que envió a Entropía a la tierra,seco como los ojos de Sera quedaron de tanto llorar. La segunda estaba llena deagua, era húmeda, pero sobre todo cálida, cálida como los labios de Kuno, como elcorazón de Kathryn y como los sueños que tenía el bebé humano en ese momento.
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La Casa al Final del Mundo
FantasyDentro de la mente de un pequeño humano se encuentra una isla al final del mundo, dentro de esa isla se encuentra una casa mágica, conformada por cientos de universos, edificada y protegida con la sangre de los ángeles, y nacida del corazón de una h...