Ese día tenía que ser memorable. Es decir habíamos planeado aquel viaje desde prácticamente iniciado el semestre.
El lugar al que íbamos quedaba cerca de donde yo vivía, pero por cuestiones de ignorancia, nunca fui antes.
Así que para todos sería la primera vez en un parque natural.Llevabamos 6 horas de viaje, habíamos parado a saludar a mamá y luego habíamos continuado. Tenía la suerte de conocer al guardabosques, por lo que apartar el sitio de acampada había resultado relativamente fácil.
Éramos diez compañeros mas el profesor.
– Les juro que este viaje va a ser increíble– vociferé con entusiasmo. Prácticamente yo sería la guía, así que mi emoción era el doble.
El viaje, la caminada y el frío nos había dejado fritos ese primer día, así que nada más llegar, nos acostamos a dormir.Al día siguiente planeábamos ir a un arroyo, disfrutar del verde paisaje y pintar.
Recuerdo que por motivos fuera de mi entendimiento, me había quedado de última en la cabaña mientras mis amigos tomaron la delantera.– ¡Chicos! no sean porquerías– grité mientras subía al trote la colina inclinada que había tomado– esperadme.
Sin embargo ellos ya habían llegado a la cima y bajado, por lo que no los veía. Apresuré el paso intentando no distraerme con el paisaje, pero cuando llegué a la cima me congelé de inmediato.
Las palabras murieron en mi boca cuando intenté analizar la escena frente a mí; mis compañeros se encontraban petrificados ante un grupo de por lo menos 5 chicos unos cuantos años mayores a mí.
Llevan la parte inferior del rostro cubierto con pañuelos y apuntaban hacia mis compañeros con el arma que cada uno llevaba equilibrada en sus brazos.
Obviamente mis amigos no habían tenido tiempo de reaccionar, pero estaba segura de que María y Sofi (una por ser muy nerviosa y la otra por ser menor) en cualquier momento se vendría abajo.
Levanté mis manos centrado mi atención nuevamente en los chicos, que ahora se encontraban en guardia ante mi presencia.Se suponía que esta era una zona tranquila y que los líos solo se centraban directamente en la zona urbana donde yo recidía.
Salí de mi pequeña ensoñación, cuando mi atención se concentró en uno de los chicos que me amenazaba con el arma.Ese cabello.
Achiqué mis ojos y bajé mis manos lentamente.
Esa mirada...
El chico dejó de apuntarme y se removió incómodo en su puesto mientras la mira del arma apuntaba en otra dirección.
– yo te conozco– exclamé abriendo mis ojos con reconocimiento.
Definitivamente comenzaba a aflorar mi mal genio.Caminé varios pasos hacia él, quien agachando la cabeza y bajando el arma parecía resignado a recibir mi regaño.
Pero tuve que retroceder a pocos metros de darle alcance, cuando la punta de un arma pinchó en mi abdomen.
Uno de los otros se había interpuesto.–Ni se te oc...– su frase no pudo ser concluida, puesto que fui testigo de cómo el chico fue empujado a un lado con brusquedad, y de paso golpeado en la cara con la culata de una de las armas cuando intentó oponer resistencia.
Este cayó al suelo y amagó a levantarse, pero se quedó allí tendido en cuanto notó quién era el que le había golpeado.
– Es mi mujer ¡idiota!- vociferó el causante de mi creciente mal carácter.
El chico en el suelo se quedó perplejo y únicamente atinó a sobarse la mandíbula.
>>No sabía...– continuó mi defensor, pero le interrumpí estampándole una cachetada con la mano cerrada.
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Relatos breves para noches de Insomnio
Storie breviDiversión, terror, suspenso. Mini historias con significados poco convencionales que te ayudaran a pasar el tiempo en tus mejores noches de insomnio.