Capitulo 0. Inicio de una nueva historia...

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Alex.

Me detuve unos segundos en su puerta, no tuve la suficiente valentía para girar la perilla así que solo me mantuve inmóvil frente a ella.
Perdí por completo el valor y me aleje de la puerta cuando escuché que esta se abrió a mis espaldas.
-Gracias por esperarme Alex-. Era la dulce voz de Mariel, voltee el rostro y ahí estaba ella acomodándose el cabello tras la oreja con una dulce sonrisa.
-vamos a tu casa-. Dijo susurrando cerca de mi rostro.
Ambos subimos al carro y durante todo el camino hacia mi departamento solo podía hacerme un millón de preguntas en la cabeza, no sabía si ella había regresado para terminar todo o para comenzarlo, tampoco sabía para que quería ir a mi departamento, tal vez buscaba un lugar privado para hablar.

Al llegar al departamento Mariel se sentó en el mueble y observó todo, camine a la barra y le pregunté.
-¿quieres un trago?-. A lo cual contestó negando con la cabeza.
-debemos hablar Alex- al escuchar tales palabras me acerqué a ella y la observe atento- te amo y creo que no es justo que ambos nos hagamos daño por evitar estar juntos, de todas las ciudades donde pude haber estado y a todas las fiestas a las cuales pude haber asistido, el destino me colocó cerca de ti-.
Comencé a entender a donde quería llegar y me senté a su lado tomando sus manos.
-creo que ya es tiempo de darnos una oportunidad y no solo como amigos, ya no quiero enamorarme de alguien más para olvidarte a ti-. Decía Mariel acercándose a mi y  colocando sus manos en mi pecho.
Sin que yo contestara comenzó a besarme y esta vez sus besos ardían peor que el fuego, no se si era por todo el tiempo que desee volver a sentir esto.

Mariel.

Levante mi camisa y Alex me siguió la jugada haciendo lo mismo, conforme nos besábamos y acariciábamos nos retiramos las prendas, sin darnos cuenta llegamos al cuarto donde Alex me recostó en la cama y retiró mi ropa interior.
Besaba mi cuello lentamente y yo acariciaba su espalda. Bajo su boca por todo mi vientre y mi cuerpo reaccionaba a eso de manera automática con pequeños gemidos, me sujeto ambas manos y entro en mi cuerpo provocando que mi espalda se doblara a causa del placer. Sus movimientos y los míos eran exactos, sabía que nadie me haría sentir esto, por qué me engañó buscando a otra persona cuando por primera vez ambos podíamos intentarlo.

Alex.

Toda la noche estuvimos recuperando el tiempo perdido por lo cual estábamos agotados. En la mañana al abrir los ojos no pude evitar sonreír al observar a Mariel a mi lado, cubierta de nuestras sábanas blancas, era tan angelical.
-buenos días-. Dijo entre abriendo los ojos.
-lindo tatuaje-. Decía Mariel acariciando la flor que tenía tatuada en costado de mi pecho.
-me la hice en unas vacaciones junto con......-. Pensé que no era buena idea decir el nombre de mi ex, así que evite terminar mis palabras y mejor disimule ofreciéndole el desayuno.
-iré a calentar café y hacer un par de waffles, en lo que te arreglas-. Dije dándole un beso en la frente y levantándome de la cama para ponerme un bóxer, caminé hacia la cocina y preparé la cafetera, no podía evitar sonreír ya que por fin la mujer que amaba era mía y esta vez nada evitaría lo nuestro, ni Justin, Esteban o Rebecca.

Rebecca. No había pensado en ella hasta que Mariel mencionó el tatuaje, me quedé pensando en cómo estaría hasta escuchar la voz de Mariel.
-huele bien ese café-. Decía con una gran sonrisa, estaba sentada enfrente luciendo una de mis camisetas blancas.
Prepare el desayuno y ambos comíamos mientras nos poníamos al corriente de todo lo que habíamos echo en todo el tiempo que no nos vimos, hasta que sonó la puerta abriéndose.
Me coloqué de pie y observe el cabello negro de Rebecca, ella entró lentamente y nos observo ambos. Su mirada no era cargada de enojo como esperaría, era de vergüenza, como si le apenara interrumpirnos.
-perdóname Alex, no quería interrumpir algo, solo venía por mis cosas-. La observe con tristeza y le conteste amable.
-claro, no te preocupes Rebecca-. Ella entró a la habitación y yo la seguí, su rostro era triste al ver mi ropa y la de Mariel en el suelo, pero evitó dar algún comentario entrando directo al closet.
Bajo la mayoría de sus vestidos y los metió en una maleta que teníamos guardada, observo el cuadro con nuestra foto que se encontraba en el mueble de noche, la tomé y se la di para que igual se la llevara.
-Gracias-. contestó y al guardar la foto en la maleta observe una lágrima salir de su rostro, me agache a ella y la abracé con fuerza, al separarnos sonrió y limpio su rostro cerrando la maleta.
-las cosas que falten las mandaré a buscar con mi chofer luego, el te dará mi llave, creo que la necesitarás-. Levantó su maleta del suelo y la acompañé hasta la puerta, no pude evitar sentirme culpable, pero observe unos segundos atrás y sabía que valía la pena al ver a Mariel......

Solo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora